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Durante la cateterización venosa central se puede utilizar la

ecografía de diversas formas. Por ejemplo, la ecografía Doppler

transforma las ondas de sonido reflejadas de los hematíes en movi-

miento en señales de audio amplificadas que se pueden utilizar

para localizar la arteria y la vena antes o durante la canalizació

n 135 .

La ecografía bidimensional se puede utilizar para confirmar la

localización del vaso y su permeabilidad y marcar la piel, reali-

zando a continuación la cateterización en la forma habitual. De

forma alternativa, se puede incorporar la tecnología al procedi-

miento en sí para ofrecer una visualización en tiempo real de la

canulación del vaso, un método que está siendo aceptado y reem-

plazando la técnica mas limitada de «vistazo único

» 141 .

El uso de la ecografía bidimensional en tiempo real como

guía para a cateterización de la vena yugular interna precisa de un

transductor de 7,5 a 10MHz protegido por una vaina estéril. El

médico que realiza la técnica maneja la sonda del ecógrafo con la

mano no dominante hasta obtener una vista del vaso elegido. La

vena y la arteria aparecen en la pantalla del ecógrafo como dos

estructuras circulares negras. La vena se identifica por su localiza-

ción anatómica y su compresibilidad. La arteria parece ligeramente

pulsátil

( fig. 30-21 )

. Para el uso de la ecografía como guía son

adecuadas tanto la vista transversa (eje corto) como la longitudinal

(eje largo). Generalmente, la vista transversal es más fácil de asimi-

lar y permite la identificación simultánea de la arteria y la vena,

mientras que la vista longitudinal permite la visualización en todo

momento de la punta de la aguja, lo que puede reducir la incidencia

de perforación de la pared posterior de la ven

a 142 .

Una vez situada

la vena en el centro de la pantalla del ecógrafo, se realiza la punción

bajo visión directa con la aguja 18 G elegida. La técnica continúa

como la técnica previamente descrita basada en referencias anató-

micas, pero con confirmación de la situación intravenosa de la guía

mediante una vista longitudinal antes de proceder a la dilatación

del trayecto hasta el vaso.

La visualización mediante ecografía de los vasos subclavios

es más difícil; está aún más dificultada frecuentemente por el hábito

corporal del paciente y la configuración de la sonda. Para utilizar

la ecografía como guía para la canulación de la vena subclavia, se

coloca el transductor en el surco infraclavicular, a nivel del tercio

medio o lateral de la clavícula; la arteria y la vena axilares se visua-

lizan conforme salen del canal óseo formado por la clavícula y la

primera costill

a 143 .

La arteria suele ser cefálica a la vena y no com-

primible y sin variación de tamaño con la respiración. Para guiar

la inserción de la aguja se puede utilizar tanto una vista transversa

como longitudina

l 144 .

En niños se ha descrito otro abordaje en el

que la sonda se coloca en el espacio supraclavicular para conseguir

una visión longitudinal de la vena subclavia; la canulación se realiza

por la vía infraclavicular habitua

l 145 .

Confirmación de la posición del catéter

Los catéteres venosos centrales colocados en el quirófano suelen

usarse para la intervención sin confirmar antes de la localización

del extremo del catéter mediante radiografía.Antes de que comience

la monitorización o la perfusión, se utiliza la aspiración de sangre

para confirmar la localización intravenosa de cada luz de los caté-

teres multiluminales, y para extraer el aire residual del sistema del

catéter. Sin embargo, tras la cirugía, siempre debe confirmarse la

posición del extremo del catéter mediante radiografía. Los extremos

del catéter localizados en el corazón o por debajo del receso peri-

cárdico de la vena cava superior aumentan el riesgo de perforación

cardíaca y taponamiento cardíaco mortal. Lo ideal es que el extremo

del catéter se localice en la vena cava superior, paralelo a la pared

vascular,

por debajo

del borde inferior de las clavículas y

por encima

de la altura de la tercera costilla, el espacio entre T4 y T5, la vena

ácigos, la carina traqueal o la salida del tronco bronquial principal

derech

o 146,147 .

En cadáveres humanos recientes, Albrecht y cols.

confirmaron hace poco que la carina traqueal siempre se encon-

traba por encima del receso pericárdico de la vena cava superior,

por lo que sugieren que los extremos de los catéteres siempre debe-

rían localizarse por encima de esta referencia radiológica

148 .

Complicaciones de la monitorización

de la presión venosa central

Las complicaciones de la canulación venosa central cada vez se reco-

nocen más como una de las fuentes más importantes de morbilidad,

con cifras de más del 15% de los pacientes que presentan algún tipo

de efectos adversos relacionados con la técnic

a 125

. Aunque las com-

plicaciones inmediatas graves son infrecuentes cuando dichas técni-

cas las realizan médicos bien entrenados, con experiencia, las

complicaciones infecciosas siguen siendo comunes, y el uso de caté-

teres para la PVC todavía provoca una morbilidad y una mortalidad

considerables. Las complicaciones suelen dividirse, según la etiolo-

gía, en mecánicas, tromboembólicas e infecciosas

( cuadro 30-5 )

.

Complicaciones mecánicas de la canalización

venosa central

La incidencia de complicaciones depende de diversos factores,

incluidos el punto de inserción del catéter y la situación médica del

paciente. Los grandes estudios retrospectivos y observacionales

proporcionan las mejores estimaciones de las complicaciones más

comunes. En general, la

punción arterial accidental

es la complica-

ción mecánica inmediata más frecuente, con una incidencia entre

el 1,9 y el 15

% 149

. Muchas de esas lesiones pueden producir la for-

mación de un hematoma localizado, pero en raras ocasiones, incluso

las punciones con agujas de pequeño calibre pueden producir

graves complicaciones como un tromboembolismo arteria

l 150

.

Si se produce la punción arterial con una aguja pequeña

durante la canalización venosa central, la aguja debería retirarse y

habría que aplicar presión externamente durante varios minutos

para evitar la formación de hematomas. Si se produce la canulación

accidental de la arteria carótida, generalmente se puede tratar de

forma conservadora, retirando el catéter, aplicando compresión local

a la zona de punción y monitorizando la vía respiratoria y el estado

neurológico del paciente. Habría que consultar a un cirujano vascu-

lar con rapidez, para que ayude a tratar la complicación. Únicamente

1056

Control de la anestesia

III

Figura 30-21

 Imagen ecográfica transversal que muestra la vena yugular

interna y su típica posición anatómica anterior y lateral respecto a la arteria

carótida común derecha.