Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1059 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1059 / 2894 Next Page
Page Background

pañarse de una disminución en el volumen de llenad

o 195

. Como en

este ejemplo, no sólo no puede asumirse que un cambio determinado

en la presión de llenado cardíaco provoca un cambio proporcional en

la precarga ventricular, sino que incluso no puede asumirse que la

presión y el volumen diastólicos cambien en la misma direcció

n 195

.

La relación entre el volumen y la presión de llenado ventricu-

lar depende de la parte de la curva presión-volumen en la que está

funcionando el corazón del paciente, y en la forma y pendiente de la

curva. Denominada comúnmente como distensibilidad ventricular,

este cambio de presión para un determinado cambio de volumen

(

P/

V) es en realidad el recíproco de la distensibilidad y se debería

denominar con mayor propiedad como elasticidad o rigide

z 196

. Un

paciente con un ventrículo anormalmente rígido presentará mayores

cambios en la presión telediastólica ante un determinado cambio en

el volumen telediastólico, aunque también es cierto lo contrario en

un paciente con un ventrículo con una distensibilidad anormal-

mente elevada. Por definición, la disfunción diastólica se presenta

cuando los cambios en la presión del ventrículo son anormalmente

elevados para un determinado cambio en el volumen ventricular.

La relación presión-volumen diastólicos ventriculares se

encuentra influida por las propiedades intrínsecas del ventrículo y

por las características mecánicas pasivas del músculo cardíaco, la

geometría de la cámara y la relajación.Además, las fuerzas externas

ejercidas por el pericardio, el ventrículo adyacente, la vasculariza-

ción coronaria y la presión pleural influirán aún más en las rela-

ciones presión-volumen del ventrícul

o 197,198 .

Las presiones de

llenado cardíacos no deberían compararse con los volúmenes

de llenado cuando los pacientes se encuentran en intervalos

amplios de su curva presión-volumen diastólicos o en condiciones

en las que la rigidez diastólica es anómala o varía con rapidez.

En general, todas las presiones intravasculares determinadas

en la práctica clínica se ponen en referencia frente a la presión

atmosférica ambiental. De hecho, el primer paso en el ajuste del

transductor de presión es poner a cero el mismo, exponiéndolo a

la presión atmosférica y asignando a esta última un valor cero

presionando el botón de presión cero en el dispositivo de monito-

rización (v. «Aspectos técnicos de la medición directa de la presión

arterial»). Por tanto, una presión de llenado cardíaco de 10mmHg

es 10mmHg más alta que la presión atmosférica ambiental. ¿Repre-

senta este valor de presión la fuerza distensora a través de la pared

de la cámara cardíaca al final de la diástole de forma precisa?

Para responder a esta pregunta, se necesita considerar la

presión transmural. Las cámaras cardíacas están todas contenidas en

el pericardio y el tórax. Los cambios en la presión en las estructuras

que rodean al corazón influirán en las presiones registradas en dicho

órgano. La presión transmural es la diferencia entre la presión en la

cámara y la presión yuxtacardíaca o pericárdica. Esta presión trans-

mural determina la precarga ventricular, el volumen telediastólico o

la longitud de las fibras. La misma presión de llenado determinada,

referida a la presión atmosférica, puede estar asociada a presiones

transmurales y volúmenes camerales muy distintos, dependiendo de

si la presión yuxtacardíaca es alta o baja.Aunque la presión yuxtacar-

díaca puede ser ignorada en determinadas circunstancias, a menudo

se producen graves alteraciones en la presión pleural y pericárdica,

y deben tenerse en cuenta cuando se interpreta cualquier presión

de llenado cardíaco. La presión transmural es siempre la presión de

interés fisiológico. Como la presión yuxtacardíaca no se determina

de rutina, siembre debería considerarse que la presión vascular

central determinada, en referencia a la presión atmosférica ambiental,

puede ser una mala estimación de la presión transmura

l 194,199

.

Las presiones de llenado cardíaco se miden de forma directa

en varios puntos del sistema vascular. La monitorización de la PVC

es el método menos invasivo, seguido por la monitorización de la

PAP y la monitorización de la presión en la aurícula izquierda

(PAI). La interpretación adecuada de todas las presiones intracar-

díacas de llenado requiere el conocimiento de los valores normales

de dichas presiones, así como de las presiones en las cámaras car-

díacas y los grandes vasos y otras variables hemodinámicas deri-

vadas de las mismas

( tabla 30-2 )

.

Ondas normales de presión venosa central

De forma estricta, la PVC es la presión en la unión de la vena cava

y la aurícula derecha y representa la fuerza conductora del llenado

de la aurícula y el ventrículo derechos. Debido a que las grandes

venas del tórax, el abdomen y las partes proximales de las extremi-

dades forman una reserva distensible de un considerable porcentaje

del volumen sanguíneo total, la PVC depende mucho del volumen

sanguíneo intravascular y del tono vascular intrínseco de estos

vasos de capacitancia. En otras palabras, la PVC o la presión de la

aurícula derecha reflejan en parte la idoneidad del volumen sanguí-

neo para la capacidad del sistema venos

o 200

. Además de proporcio-

nar una determinación del volumen sanguíneo circulante, la PVC

refleja la capacidad funcional del ventrículo derecho. Según el meca-

nismo de Frank-Starling, se requieren presiones de llenado del

corazón derecho más elevadas para mantener el volumen sistólico

del ventrículo cuando se encuentre alterada la contractilidad ven-

tricular. Por tanto, en la práctica clínica, la monitorización de la PVC

se utiliza para la valoración del volumen sanguíneo y la función del

ventrículo derech

o 201

. La PVC normal en un enfermo despierto que

respira de manera espontánea varía entre 1 y 7mmHg.

Los acontecimientos mecánicos normales del ciclo cardíaco

son responsables de la secuencia de ondas que se aprecia en un trazado

típico de PVC. La onda de la PVC consta de cinco partes básicas, tres

picos (a, c, v) y dos descensos (x, y)

( tabla 30-3

,

fig. 30-23 ) 202,203

. La

onda más prominente es la

onda a

de la contracción auricular, que se

produce al final de la diástole, tras la onda P del ECG. La onda a

aumenta la presión auricular y proporciona el «golpe auricular» para

llenar el ventrículo derecho a través de la válvula tricúspide abierta.

La presión auricular disminuye después de la onda a con la relajación

Monitorización cardiovascular

1059

30

Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 30-22

 Relación presión-volumen diastólicos ventriculares. A lo largo

de la porción plana de la curva, un incremento de 20ml en el volumen

ventricular causa un pequeño aumento en la presión ventricular (de A a B). Por

el contrario, el mismo aumento de volumen a lo largo de la porción inclinada

de la curva produce un considerable aumento en la presión de llenado (de C

a D). Otro problema asociado al uso de la presión de llenado como sustitución

del volumen de llenado surge cuando se producen desplazamientos en la

curva relación presión-volumen. En el punto C, el volumen ventricular es de

100ml y la presión ventricular de 8mmHg. Un aumento en la presión de

llenado hasta 15mmHg puede acompañar bien a un aumento (D) o bien a una

disminución (E) del volumen. Lo último ocurre cuando varía la distensibilidad

ventricular y desplaza la relación presión-volumen diastólicos ventriculares

hacia arriba y hacia la izquierda.

(De Mark JB:

Atlas of Cardiovascular

Monitoring.

Nueva York, Churchill Livingstone, 1998,

fig. 15-2.)