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medida con un transductor de fuerza-desplazamiento o empleando

mediciones EM

G 51,53,54 ,

las medidas realizadas con una AMG, no

son directamente comparables con los resultados que se obtienen

utilizando los otros dos método

s 54-58

. Cuando se usa una AMG,

como se sugería originalmente, con un pulgar libre para movers

e 51 ,

existen unos límites amplios de consenso en la altura de la contrac-

ción (T1) y en la proporción del TOF, y se han hallado diferencias

en el inicio y en el curso de la recuperación del bloqueo entre la

AMG y la MMG. Además, el control AMG de la proporción del

TOF es considerablemente mayor que cuando se mide utilizando

un transductor de fuerza-desplazamiento. De acuerdo con esto, un

estudio ha indicado que cuando se emplea AMG, el umbral de la

proporción del TOF indicativo de una recuperación postoperatoria

neuromuscular suficiente es de 1,0 más que de 0,9, como cuando se

mide con MMG o EMG en el músculo aductor del pulga

r 2,17,59,60 .

Una razón para los límites de consenso amplios entre la

AMG y la MMG está probable y paradójicamente relacionada con

una de las ventajas del método aducidas en un primer momento,

que la fijación de la mano podía reducirse a un mínimo en la

medida en que el pulgar pudiera moverse con liberta

d 51 .

Sin

embargo, en la práctica clínica diaria, a menudo no es posible

asegurar que el pulgar pueda moverse con libertad y que la

posición de la mano no vaya a cambiar durante un procedimiento

quirúrgico. Por consiguiente, la respuesta evocada puede variar

considerablemente. Se han propuesto varias soluciones; la investi-

gación clínica en curso indica que el empleo de una precarga elás-

tica sobre el pulgar puede mejorar el consenso entre los resultados

obtenidos utilizando AMG y MMG

( fig. 37-15 )

. A pesar de estas

reservas, mi opinión es que la AMG del pulgar es una herramienta

clínica valiosa que, utilizada con inteligencia, puede eliminar el

problema del bloqueo neuromuscular residual postoperatori

o 61,62

.

Cuando el pulgar no está disponible para la monitorización

durante la cirugía, algunos clínicos prefieren monitorizar la res-

puesta AMG del orbicular del párpado o del fruncidor del ceño

como respuesta a la estimulación del nervio facia

l 41

. Sin embargo,

la monitorización neuromuscular con AMG de cualquiera de estos

dos sitios se encuentra sujeta a una gran incertidumbre respecto al

grado de parálisis y, por consiguiente, no puede recomendarse para

la monitorización de rutina. Sólo provee una estimación grosera

del grado de bloqueo de los músculos periférico

s 63,64

.

Monitorización neuromuscular

1289

37

Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 37-12

 Colocación de electrodos para la

estimulación del nervio cubital y para el registro del

potencial de acción compuesto desde tres sitios en

la mano.

A,

Músculo abductor del quinto dedo (en la

eminencia hipotenar).

B,

Músculo aductor del pulgar

(en la eminencia tenar).

C,

Músculo primer interóseo

dorsal.

(Por cortesía de Datex-Ohmeda, Helsinki,

Finlandia.)