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Control de las vías respiratorias en el adulto

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

proximal del tubo (la amplificación con un Whistler puede ser

sumamente beneficiosa) y por la palpación externa de la laringe. La

desaparición de los ruidos respiratorios indica que la punta del tubo

ha entrado en el esófago, la fosita piriforme o la vallécula. En ese

caso, se retira el tubo hasta que vuelven a oírse ruidos respiratorios,

se ajusta la posición de la cabeza y el cuello y se vuelve a intentar

avanzar el tubo. La insuflación transitoria del globo cuando está en

la orofaringe puede mejorar las tasas de éxit

o 54 .

Si el tubo queda

atascado en la laringe, la flexión de la cabeza puede ayudar a que

entre en la tráquea al mejorar la alineación con ella. La intubación

nasal a ciegas durante la ventilación espontánea puede seguir

siendo útil en caso de no disponer de un LFF. Los intentos de INT

a ciegas en un paciente apneico conllevan riesgos de traumatismos

y fracasos.

La INT suele realizarse después de la administración de

anestésicos intravenosos y de RNM. La laringoscopia directa faci-

lita la INT bajo visión, introduciéndose el tubo una vez que su

punta ha llegado a la orofaringe. Las pinzas de Magill se utilizan a

menudo para sujetar el tubo traqueal (evitando el globo) y guiarlo

hacia el interior de la tráquea. En ese momento, un ayudante avanza

el tubo. Los laringoscopios indirectos rígidos (LIR) pueden facilitar

la INT bajo visión en los pacientes en los que no es posible con

laringoscopios directos.

Laringoscopia directa: bases teóricas

La laringoscopia directa se utiliza para facilitar la intubación traqueal

bajo visión. Su éxito depende de que se logre una línea de visión

desde los dientes maxilares hasta la laringe. La lengua y la epiglotis

son las estructuras anatómicas que se interponen en dicha línea. Por

este motivo, la colocación de estas dos estructuras resulta esencial

para que la laringoscopia directa sea satisfactoria.Antes de introducir

el laringoscopio, el paciente se coloca normalmente en la posición de

«olfateo» (v. más adelante). A continuación se introduce el laringos-

copio directo para desplazar la lengua y la epiglotis fuera de la línea

de visión.La lengua se desplaza horizontalmente (normalmente hacia

la izquierda) desde la línea de visión, el hueso hioides y las estructuras

unidas se desplazan hacia delante y la epiglotis se eleva directa o

indirectamente para mostrar la laringe. La fuerza aplicada al mango

del laringoscopio debería elevar el hueso hioides y sus tejidos asocia-

dos en una dirección paralela a la línea de visión. Una fuerza de

elevación adecuada, que podría ocasionar una distorsión tisular con-

siderabl

e 7,55,56 ,

constituye el factor clave para que la laringoscopia

directa sea satisfactori

a 7,56 .

Es importante lograr la mejor visión

posible de la laringe sin ocasionar traumatismos tisulares.No siempre

es posible lograr la línea de visión con la laringoscopia directa.

Las bases teóricas de la posición de la cabeza y el cuello

utilizadas para la laringoscopia directa se atribuían a la necesidad

de alinear los ejes de la cavidad oral, la faringe y la laringe basán-

dose en un estudio radiológico. Se ha utilizado la resonancia mag-

nética en pacientes despiertos para refrendar dicha hipótesis, pero

sus conclusiones han sido contradictorias. El conocimiento que

debe tenerse acerca de la posición que deben ocupar la lengua y la

epiglotis tiene más probabilidades de mejorar la técnica de la larin-

goscopia directa que la hipótesis de la alineación de los ejes.

La posición de «olfateo»

( fig. 40-6 )

suele ser la mejor posición

de inicio para la laringoscopia directa. En dicha posición, la columna

cervical por debajo de C5 está relativamente recta, con una flexión

creciente desde C4 a C2 y con la cabeza completamente extendida

(complejo occipitoatloaxoideo

) 57 .

La flexión del cuello entre C2 y

C4 se consigue elevando la cabeza. En un estudio no se apreció

ninguna ventaja estadística de la posición de olfateo comparada con

la extensión simple de la cabeza, salvo en presencia de obesidad o

de limitaciones en la extensión de la cabez

a 26 .

Sin embargo, la posi-

ción de olfateo mejoraba la visión de la laringe en el 4% de los

pacientes en los que no era posible con la extensión simple de la

cabeza. La posición de olfateo mejora además la permeabilidad de

la porción faríngea de las vías respiratorias en los pacientes con

apnea obstructiva del sueño. La extensión de la cabeza facilita la

inserción del laringoscopio, disminuye el contacto entre el laringos-

copio y los dientes maxilares, mejora la visión de la laringe y facilita

la apertura completa de la boca. La extensión de la cabeza debería

usarse siempre a menos que haya contraindicaciones.

Laringoscopio de Macintosh y técnica

de la intubación orotraqueal

El laringoscopio curvo de Macintosh difiere radicalmente de los

laringoscopios previos. Más concretamente, el eje principal de la

pala está curvado, la sección transversal tiene una sección en Z en

ángulo recto, las secciones horizontal y vertical del canal son volu-

minosas, la punta es atraumática y la bombilla está protegida por

la porción horizontal del canal. No obstante, la innovación clave de

Macintosh fue su novedosa técnica de elevación indirecta de la

epiglotis, lograda al poner en tensión el ligamento hioepiglótico

una vez que la punta del laringoscopio se colocaba en la vallécula.

Esta técnica es la clave para el éxito del laringoscopio de Macintosh,

y su defecto principal. Cuando funciona bien, la epiglotis se eleva

por completo y se sitúa por detrás y a lo largo de la superficie

posterior de la pala del laringoscopio. Sin embargo, no es posible

colocar correctamente el laringoscopio de Macintosh en algunos

pacientes. Las dificultades menores dan lugar a una elevación

parcial de la epiglotis, descrita erróneamente como «epiglotis caída

o blanda», mientras que una dificultad mayor ocasiona un fracaso

completo de la elevación de la epiglotis como consecuencia de la

imposibilidad de ver las cuerdas vocales.

La intubación traqueal se logra normalmente con una

secuencia rápida de maniobras en la cual todos los componentes

de una técnica compleja se asocian entre sí. La mejor técnica será

aquella en la que se optimicen todos los componentes. Los tres

componentes de la laringoscopia directa son la inserción del larin-

goscopio, el ajuste de su posición y la fuerza de elevación y la uti-

lización de otras maniobras para optimizar la visión de la glotis.

Se utiliza la posición de «olfateo». La apertura completa de

la boca facilita la introducción del laringoscopio. Éste se introduce

desde el lado derecho de la boca y a la derecha de la lengua, teniendo

cuidado de no pellizcar los labios entre la pala del laringoscopio y

los dientes. El laringoscopio se avanza y simultáneamente se mueve

Figura 40-6

 Posición de «olfateo». Voluntario colocado sobre una almohada

de Popitz (DermaCare, Louisville, KY) demostrando la flexión cervical y un

grado pequeño de extensión occipitoatloidea. La flexión alinea los ejes

laríngeo y faríngeo. La extensión adicional de la cabeza logra la posición de

olfateo verdadera.