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Control de las vías respiratorias en el adulto

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

dar lugar a fugas del globo y a presiones sobre el nervio laríngeo

recurrent

e 5

. El globo se infla hasta una presión ligeramente supe-

rior a la «presión de sellado» y después se confirma su posición.

A continuación se ajusta la presión del globo hasta 25-30 cmH

2

O.

En caso de que únicamente pueda visualizarse la porción

posterior de las cuerdas vocales, incluida la escotadura interaritenoi-

dea, el paso del tubo traqueal puede resultar complicado, pero no es

difícil. Puede usarse un tubo traqueal fiado o bien insertarse primero

un introductor bajo visión, seguido del paso del tubo traqueal sobre

dicho introductor. Estas dos técnicas visuales son fiables.

Dificultades con la técnica de Macintosh

Las dificultades con la intubación traqueal son, principalmente, con-

secuencia de fallos en la visualización de la laring

e 53 .

La eficacia de

la laringoscopia directa se mide en términos de la mejor visión de la

laringe conseguida. La escala de uso más extendido es la descrita por

Cormack y Lehane (CL)

( fig.40-10 )

.Las definiciones usadas son: grado

1, cuando se visualiza la mayor parte de la glotis; grado 2, cuando

sólo se visualiza el extremo posterior de la glotis; grado 3, cuando no

se visualiza ninguna parte de la glotis y sólo se ve la epiglotis, y gra­

do 4, cuando no puede verse incluso ni la epiglotis. La modificación

más útil consiste en una subdivisión del grado 3 en 3a, cuando puede levantarse la epiglotis desde la pared faríngea posterior, y 3b, cuan­

do no puede levantars

e 59 .

Todas las definiciones se aplican a la mejor

visión que puede lograrse, lo que implica el uso de manipulación

laríngea externa siempre que la visión inicial sea insatisfactoria.

La complejidad de la intubación traqueal puede registrarse

con la escala de dificultad de la intubación (EDI

) 60 ,

como una pun-

tuación numérica basada en siete parámetros asociados a la intuba-

ción difícil: número de intentos, número de especialistas, número

de técnicas alternativas, visión laríngea, fuerza de elevación necesa-

ria, aplicación de presión laríngea y movilidad de la cuerdas vocales.

No se incluye la duración de los intentos. La EDI no indica, por sí

sola, cuál es la causa de la dificultad, y es más importante comunicar

las puntuaciones para cada uno de los componentes de la escala.

Después de cada intubación traqueal, sería conveniente registrar

todos estos elementos, además de la duración de los intentos.

Se ha registrado una incidencia de CL de grado 3 o 4 del 2% o

menor. Sin embargo, en otros estudios prospectivos a gran escala, que

descartaban a pacientes con dificultad obvi

a 7

o previst

a 61

de las vías

respiratorias, se ha confirmado una incidencia de CL de grado 3 o 4

del 6,1

% 7

, del 10,1

% 61

o mayor. En la mayoría de dichos estudios no

se aplicó manipulación laríngea externa, por lo que la incidencia clí-

nicamente importante fue probablemente la mitad de la mencionada.

La dificultad con la laringoscopia probablemente ha aumentado de

frecuencia como resultado de factores del paciente como la edad

avanzada, la obesidad y la dentición moderna. Los anestesiólogos

pueden haberse vuelto más reacios a aplicar una presión de elevación

enérgica al laringoscopio por el miedo a provocar traumatismos en las

vías respiratorias y por la disponibilidad de técnicas alternativas.

No se han identificado todos los factores que contribuyen

a la dificultad de la laringoscopia directa. Los factores que perjudican

la inserción del laringoscopio, el desplazamiento lateral de la lengua

o la elevación de la epiglotis deteriorarán la eficacia de la laringos-

copia directa. Entre las causas anatómicas están la limitación de la

apertura bucal, las denticiones poco prácticas, la mandíbula hipo-

plásica, la disfunción de la ATM y la limitación de la extensión de la

cabeza. Una vía final común de la dificultad con el laringoscopio de

Macintosh venía sugerida por un estudio radiológico de partes

blandas de la laringoscopi

a 62 .

En los pacientes con laringoscopia

difícil conocida no podía desplazarse por completo la lengua y parte

de ella quedaba atrapada entre la punta del laringoscopio y el hueso

hioides. La punta del laringoscopio no podía acceder a la vallécula

y el avance del laringoscopio desplazaba la epiglotis más allá en

la línea de visión. Así pues, la elevación indirecta de la epiglotis, que

era el rasgo más novedoso de la técnica de Macintosh, es también

su defecto principal.

Intubación traqueal a ciegas con el laringoscopio

de Macintosh

Si no se puede visualizar la laringe, es imposible intubar al paciente bajo

visión directa con el laringoscopio de Macintosh, con lo que el fracaso

de la técnica y los traumatismos de partes blandas constituyen riesgos

potenciales.El anestesiólogo debe decidir entre usar una técnica a ciegas

con el laringoscopio de Macintosh, abandonar nuevos intentos de intu-

bación traqueal y despertar al paciente,o bien utilizar una técnica visual

alternativa de la laringoscopia,siempre y cuando tenga destreza con ella.

La utilización de un DRSG para cirugía programada en estos pacientes,

cuando la intubación traqueal ha sido la primera elección, supone un

riesgo para ellos si se obstruyen las vías respiratorias.

Figura 40-10

 Grados de visión de la laringoscopia.