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Anestesia para la cirugía torácica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Control de los líquidos

Debido a efectos hidrostáticos, una administración excesiva de

líquidos intravenosos puede provocar un aumento del cortocir-

cuito y a continuación causar edema pulmonar en el pulmón

declive, sobre todo durante la cirugía prolongada. Dado que el

pulmón declive es el que debe ocuparse del intercambio gaseoso

durante la VMP, es mejor ser lo más sensato posible con la

administración de líquidos. Los líquidos intravenosos se admi-

nistran para reponer los déficits de volumen y para manteni-

miento sólo durante la anestesia de la resección pulmonar. No

se administra volumen para las pérdidas teóricas del «tercer

espacio» durante la toracotomía; no hay evidencias adecuadas

de que estas pérdidas se produzcan durante la resección pulmo-

nar al igual que sucede en la cirugía abdominal o de otros tipos

( tabla 49-17 )

. El aforismo que suele aceptarse es «no se debe

ahogar el pulmón declive».

Óxido nitroso

Las mezclas de óxido nitroso/oxígeno (N

2

O/O

2

) son más propen-

sas a causar atelectasias en las regiones pulmonares mal ventiladas

que el propio oxígeno. Aunque el N

2

O es relativamente insoluble

en comparación con otros anestésicos volátiles, es más soluble que

los gases atmosféricos (nitrógeno, oxígeno y argón). La relación de

captación de una mezcla de N

2

O/O

2

en un pulmón no ventilado

supera a la del oxígeno puro. La captación máxima se produce con

una mezcla de N

2

O/O

2

con una de 0,4-0,

5 99

. El uso de mezclas de

N

2

O/O

2

se asocia a una mayor incidencia de atelectasia radiográ-

fica postoracotomía (51%) en el pulmón declive que cuando se

emplean mezclas de aire/oxígeno (24%). El óxido nitroso también

tiende a incrementar la presión de la arteria pulmonar en los

pacientes con hipertensión pulmona

r 100 ,

el N

2

O inhibe la vasocons-

tricción pulmonar hipóxica (VPH

) 101

y está contraindicado en

pacientes con ampollas o bullas. Por estos motivos, el N

2

O se suele

evitar durante la anestesia torácica.

Temperatura

El mantenimiento de la temperatura corporal puede ser problemá-

tico durante la cirugía torácica debido a la pérdida de calor por el

hemitórax abierto. Esto es especialmente problemático en los pacien-

tes de edades extremas. La mayor parte de las funciones fisiológicas

corporales, incluida la VPH, se inhiben durante la hipotermia. El

aumento de la temperatura ambiental del quirófano, el uso de calen-

tadores de líquidos y de calentadores de aire forzado para la parte

superior o inferior (o ambas) del cuerpo del paciente son los mejores

métodos para evitar la hipotermia intraoperatoria inadvertida.

Prevención del broncoespasmo

Debido a la alta incidencia de una enfermedad reactiva de las vías

respiratorias asociada en los pacientes de cirugía torácica, suele ser

recomendable utilizar una técnica anestésica que disminuya la irri-

tabilidad bronquial. Esto es fundamental porque la manipulación

adicional de las vías respiratorias provocada por la colocación de

un TDL o de un bloqueador bronquial es un potente desencade-

nante de la broncoconstricción. Los principios del control anesté-

sico son los mismos que en cualquier paciente asmático: evitar la

manipulación de la vía respiratoria en pacientes anestesiados de

forma ligera, usar anestésicos broncodilatadores y evitar los fárma-

cos que liberen histamina. Para la inducción intravenosa de la

Figura 49-23

 La atelectasia se produce en las porciones declives de ambos

pulmones después de la inducción de la anestesia, como se aprecia en esta

TC torácica

(arriba)

. Esta atelectasia desaparece en el pulmón no declive

después de girar al paciente al decúbito lateral, pero aumenta en el pulmón

declive

(abajo)

. Éste es el pulmón que se usará después para el intercambio

gaseoso durante la ventilación monopulmonar.

(De Kaplan J, Slinger P [eds.]:

Thoracic Anesthesia,

3.

a

ed. Filadelfia, Churchill Livingstone, 2003.)

Tabla 49-17

 Control de líquidos para la cirugía de resección pulmonar

1. El balance positivo de líquidos en las primeras 24 horas del período

postoperatorio no debe superar los 20ml/kg.

2. Para un paciente adulto promedio, la administración de cristaloides

debería limitarse a

<

3 l en las primeras 24 horas.

3. No se deberían administrar líquidos para las pérdidas del tercer espacio

durante la resección pulmonar.

4. Es innecesario mantener una diuresis

>

0,5ml/kg/h.

5. Si se necesita aumentar la perfusión tisular de forma postoperatoria, es

preferible usar monitorización invasiva e inotrópicos en lugar de causar

una sobrecarga de líquidos.