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Cuando el paciente ha alcanzado una temperatura central

apropiada determinada por las temperaturas medidas en múltiples

sitios y después de que haya habido un tiempo adecuado para el

equilibrio, se detiene el flujo de sangre arterial de la bomba y la

sangre del paciente se drena al reservorio de la CEC. Durante el

período de parada circulatoria, la sangre en el reservorio de la CEC

debe ser recirculada para prevenir la estasis y mantener la tempe-

ratura deseada. Debe suspenderse el flujo de gas del oxigenador para

prevenir una profunda hipocapnia. La reperfusión debe iniciarse

con la sangre fría. Se cree que un período inicial (5-10 minutos) de

reperfusión fría favorece la protección cerebral al retirar productos

metabólicos acumulados de los lechos capilares cerebrales mientras

se mantiene un índice metabólico cerebral baj

o 297

.

El riesgo de lesión neurológica después de la cirugía cardíaca

con PCHP se extiende al período postoperatorio, porque la resis-

tencia vascular cerebral está aumentada y el flujo de sangre cerebral

está disminuido durante varias horas después del procedimient

o 297 .

Además, la hipertermia, posiblemente secundaria a la respuesta

inflamatoria sistémica, es común en el período postoperatorio y

debe ser tratada enérgicamente.

Con el fin de reducir el período de isquemia cerebral durante

el período de parada circulatoria, se han elaborado técnicas selec-

tivas de perfusión cerebral. Se libera una perfusión cerebral retró-

grada selectiva por una cánula con lazo introducida en la aurícula

derecha y avanzada a la vena cava superior (VCS), y puede comen-

zarse este tipo de perfusión después de que se haya suspendido la

perfusión sistémica del paciente. Puede administrarse sangre oxi-

genada fría de la CEC a una velocidad (aproximadamente 5ml/kg/

min) lo suficientemente elevada como para mantener la presión de

la VCS entre 35-40mmH

g 298 .

Puede lograrse la perfusión cerebral

anterógrada selectiva canulando directamente la arteria carótida

común izquierda o puede liberarse fácilmente a través de la caró-

tida común derecha cuando el planteamiento de la canulación

aórtica en relación con la DCP implique canulación de la arteria

axilar o de la arteria innominad

a 295,299 .

Esta técnica facilita la libe-

ración del retorno arterial de la CEC a la totalidad del sistema

circulatorio durante el enfriamiento o recalentamiento o, al añadir

un pinzamiento a la arteria innominada proximal, selectivamente

en las arterias carótida común derecha y radial. Por la proximidad

de la cánula arterial a la arteria radial derecha, la presión sanguínea

arterial monitorizada en la arteria radial derecha puede ser signi-

ficativamente mayor que la presión monitorizada en la arteria

radial izquierda o en la arteria femoral. Por tanto, no debe utilizarse

la presión arterial en la radial derecha para controlar la perfusión

durante el enfriamiento y el recalentamiento. Aunque hay aún un

cierto debate en relación a si es necesaria la perfusión cerebral

selectiva, sea del tipo que sea, para lograr un desenlace neurológico

óptimo después de los procedimientos de PCH

P 300 ,

hay en general

acuerdo de que la perfusión cerebral anterógrada, cuando se utiliza

apropiadamente, es superior a la perfusión retrógrad

a 301 .

Derivación del corazón izquierdo

En el caso de que haya que sustituir quirúrgicamente un aneurisma

o disección de la aorta descendente con un injerto tubular, hay que

interrumpir el flujo de sangre a través de la aorta torácica del

paciente. La aplicación de pinzamientos vasculares a este vaso

mayor aumenta de modo agudo la poscarga del corazón y produce

isquemia global en todas las partes del cuerpo distales al pinza-

miento. Los pacientes con compromiso de la función cardíaca o los

que se someten a un procedimiento quirúrgico en el que la dura-

ción de la isquemia vaya a ser inaceptablemente larga requieren

algún método de soporte circulatorio. La interposición temporal

de una derivación (p. ej., derivación de Gott) alrededor del área de

reparación es el planteamiento más sencillo, pero no ofrece el nivel

de soporte que puede lograrse con la DCI o con la DCP.

En estos procedimientos, el abordaje suele ser a través de una

incisión de toracotomía izquierda, que proporciona un acceso

excelente a la aurícula izquierda. El abordaje más sencillo para la

DCI es retirar la sangre de la aurícula izquierda con una bomba

centrífuga y devolver la sangre a la arteria femoral del paciente.

Este circuito de DCI

simple

proporciona al clínico un excelente

control del flujo de sangre distal a las pinzas y, por tanto, la capa-

cidad de manipular la poscarga contra la que el corazón debe

trabajar. Sin embargo, la complejidad de algunos procedimientos

quirúrgicos requiere el empleo de una DCP plena.

No son infrecuentes las complicaciones de la cirugía en estos

pacientes, e incluyen hipoxia, hipotermia y exsanguinación. Con

frecuencia se utiliza una sonda endotraqueal biluminal o bloquea-

dor bronquial para aislar el pulmón izquierdo del derecho. Después

de la toracotomía izquierda y exposición del aneurisma, se sus-

pende la respiración del pulmón izquierdo. Los pacientes con dis-

función pulmonar preexistente o lesión pulmonar traumática

asociada con disección de la aorta pueden tener dificultad en man-

tener la oxigenación con un único pulmón. Por la gran exposición

quirúrgica requerida y la duración, en ocasiones prolongada, del

procedimiento, no es infrecuente que el paciente se vuelva hipotér-

mico. Además, estos procedimientos comportan un elevado riesgo

de pérdida de sangre y la consiguiente necesidad de una rápida

reposición de líquidos y de productos hemáticos. Con frecuencia

resulta aconsejable utilizar una DCI

completa

para reducir estos

riesgos.

La

figura 50-16

ilustra los abordajes de circuito simple y

completo en relación con la DCI. La principal diferencia entre un

circuito de DCI completo y el circuito de DCP estándar es la posi-

ción del reservorio en el circuito y la posición de la cánula venosa

en el paciente. En un circuito de DCI completo, el reservorio no

recibe la sangre que retorna del paciente como sí sucede en el

circuito de la DCP. Con el reservorio fuera de la vía de la sangre,

el área de superficie efectiva de la CEC se reduce, lo que atenúa la

activación por contacto de la sangre y reduce al mínimo la necesi-

dad de heparinización a dosis altas.

En ambos circuitos el objetivo del manejo es el mismo: man-

tener la presión arterial por encima de 60mmHg tanto proximal

como distalmente al pinzamiento transversal aórtico durante todo

el procedimiento. Sin embargo, el circuito DCI completo propor-

ciona al clínico la capacidad de manejar la hipoxia, la hipotermia

y la pérdida de sangre. La adición de un oxigenador al circuito

posibilita aumentar la respiración y oxigenación del paciente. Se

utiliza el intercambiador de calor para mantener la normotermia.

El reservorio facilita la adición de grandes volúmenes de líquido o

de productos hemáticos en el caso de que se produzca hemorragia,

hipovolemia o ambas.

Circuitos de soporte cardiopulmonar

y de oxigenación con membrana

extracorpórea

Para fines prácticos, no hay diferencia entre un circuito de SCP y

un circuito de ECMO. Ambos constan de un circuito de DCP sin

reservorio y un filtro de la vía arterial o cualquiera de las bombas

auxiliares que se utilizan diariamente durante la cirugía cardíaca

(es decir, bomba de succión, ventilación y cardioplejía). Dado que

el reservorio queda apartado del circuito, se considera que estos

sistemas son «cerrados», lo que significa que hay una muy pequeña

oportunidad de retirar émbolos que entran en el circuito a partir

de la vía venosa. Tradicionalmente, un circuito de ECMO tiene un

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

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