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Modificación de las técnicas de cirugía y de perfusión

El movimiento hacia una cirugía cardíaca mínimamente invasiva

está motivado, al menos en parte, por el objetivo de reducir la

inflamación en el paciente. El término

mínimamente invasiva

puede

hacer referencia a procedimientos que utilizan técnicas quirúrgicas

modificadas, como incisiones en miniatura con o sin asistencia

robótica, y a procedimientos que utilizan planteamientos quirúrgi-

cos clásicos, pero que minimizan o reducen al mínimo el empleo

de DCP y, por ende, exposición a la CEC (p. ej., OPCAB). Aunque

la OPCAB no elimina la respuesta inflamatoria del paciente, puede

producir una menor expresión de las citocinas inflamatorias que la

CRC con DC

P 266 .

Sin embargo, puede que la reducción en la infla-

mación relacionada con la OPCAB sea mínima en los días siguien-

tes a la cirugí

a 267 .

Entre las razones para la falta de consenso sobre la contri-

bución exacta de la DCP al proceso inflamatorio figura el hecho de

que está lejos de la estandarización la práctica de la perfusió

n 256 .

Se

ha demostrado que una variedad de técnicas y tecnologías de per-

fusión reduce la inflamación, como la ultrafiltració

n 268,269 ,

manejo

de la sangre derramad

a 270 ,

manejo de la temperatur

a 271 ,

miniaturi-

zación del circuit

o 272,273 ,

reducción del volumen de cebad

o 274

y téc-

nicas de latido cardíaco con bomb

a 275 .

Además, cualquier mejoría en los desenlaces que puedan ser

atribuibles al empleo de OPCAB en vez de la CRC estándar no es

probablemente exclusivamente debida a la eliminación de la CEC.

Más bien, la minimización o eliminación de la manipulación

aórtica, sobre todo en pacientes con aterosclerosis importante,

puede de modo independiente reducir la incidencia de accidente

cerebrovascula

r 276 .

Más aún, un metaanálisis de ensayos aleatoriza-

dos controlados que comparaban la OPCAB y la CRC con DCP

confirmó que la OPCAB se asociaba con un menor riesgo de acci-

dente cerebrovascular y F

A 277 .

Tecnología de la perfusión

Además de los modos en que se utiliza la tecnología de la perfusión,

el tipo de tecnología utilizada puede moderar la respuesta inflama-

toria a la DCP. Los datos sugieren que las bombas de rodillo pueden

ser menos inflamatorias que las bombas centrífuga

s 278,279

. Algunos

investigadores han demostrado que el empleo de materiales de super-

ficie modificados en el circuito de la DCP, como cubiertas de hepa-

rina, puede reducir la inflamació

n 280-283

. Además, la filtración selectiva

de leucocitos a partir de la circulación arterial, la solución de cardio-

plejía o ambas pueden reducir la inflamació

n 284-286 ,

aunque es contro-

vertida la eficacia de los filtros reductores de leucocitos en la mejoría

de los desenlace

s 287,288

.

Estrategias farmacológicas

Se ha demostrado que varios agentes farmacológicos atenúan la

respuesta inflamatoria a la DCP. En el momento de redactar este

capítulo ya no existe en el comercio el inhibidor de la serina pro-

teasa aprotinina; sin embargo, hay pocas dudas de su efectividad

para mitigar los procesos hemostáticos e inflamatorio

s 289 .

En resumen, varias intervenciones perioperatorias pueden

reducir la respuesta inflamatori

a 290,291

. Sin embargo, es difícil

demostrar los beneficios de cualquiera de estas intervenciones en

el marco clínico, en donde otras muchas variables pueden influir

también en la respuesta inflamatoria y en los desenlaces clínicos

que se están determinando.

Parada circulatoria con hipotermia profunda

La PCHP implica reducir la temperatura central del paciente a

niveles profundamente hipotérmicos (15-22 °C) antes de interrum-

pir globalmente el flujo de sangre al cuerpo, drenando toda la

sangre fuera del paciente y recogiéndola en el reservorio de CEC.

En los adultos, este procedimiento se utiliza principalmente durante

la reparación quirúrgica de la aorta, especialmente en los casos de

disección o aneurisma que afecta al cayado aórtico.

Una hipotermia deliberada con enfriamiento sistémico es el

único método fiable de neuroprotección durante la isquemia global

complet

a 292 .

Algunos clínicos ponen también bolsas de hielo en la

cabeza del paciente para aumentar o mantener el enfriamiento

cerebral. En algunos centros se utilizan enfoques farmacológicos

de la neuroprotección, como esteroides para reducir la inflamación

o barbitúricos o propofol para inducir la supresión de salvas,

aunque hay escasos datos que apoyen su eficacia en el marco de la

isquemia global complet

a 293 .

Además, si se monitoriza el electroen-

cefalograma (EEG), es importante inducir isoelectricidad EEG con

hipotermia antes de comenzar el período de parada circulatoria en

vez de fiarse de barbitúricos o propofol suplementarios para aportar

la neuroprotecció

n 294 .

El equipo y circuito de la bomba de corazón y pulmón uti-

lizado para los procedimientos de PCHP no son generalmente

diferentes de los utilizados en los procedimientos de DCP estándar.

El manejo de gases en sangre durante el enfriamiento y recalenta-

miento en los procedimientos de PCHP sigue típicamente el

esquema

a

-estato en los pacientes adultos y el esquema pH-estato

en los pacientes pediátricos (v. sección anterior «Manejo de los

gases en sangre»). Se comienza el enfriamiento sistémico cuando

se inicia la DCP y se continúa hasta que la temperatura del paciente

es lo suficientemente baja como para proporcionar una protección

adecuada en relación con la duración anticipada de la parada cir-

culatoria. Al decidir qué temperatura es «adecuada», hay que con-

ceder la máxima prioridad a la protección cerebral. Dado que no

hay un método clínicamente factible para medir la temperatura

cerebral, hay que utilizar temperaturas sustitutas para estimar la

temperatura central (v. sección anterior «Temperatura»). Hay un

lapso de tiempo entre el tiempo que tarda la sangre arterial en

alcanzar una temperatura deseada y el momento en que el tejido

del parénquima cerebral se equilibra con la temperatura de la

sangre. En consecuencia, cuando se utiliza un enfriamiento enér-

gico, la temperatura de la sangre arterial subestima la temperatura

cerebral. En un adulto de tamaño promedio debe continuarse la

perfusión arterial fría a un flujo cardíaco pleno durante 20-30 mi­

nutos después de haber alcanzado la temperatura de la sangre

arterial «objetivo» para asegurarse de que el cerebro ha tenido

tiempo suficiente para enfriarse. En relación con un período de

parada circulatoria anticipada de 30-40 minutos, probablemente

sea adecuada una temperatura de 18-20 °C; sin embargo, pueden

resultar aceptables unas temperaturas ligeramente más calientes si

se utiliza para un período más corto o si se mantiene perfusión

cerebra

l 295 .

También constituye una buena práctica monitorizar

múltiples sitios de temperatura en el paciente, además de la tempe-

ratura de la sangre, para observar su cambio relativo en el tiempo

durante el enfriamiento y el recalentamiento. Además, el EEG pro-

porciona un buen criterio de valoración farmacodinámico en rela-

ción con los efectos cerebrales del enfriamiento; antes de que

comience la parada circulatoria programada debe haber isoelectrici-

dad en el EEG inducida por la hipotermi

a 294

.

A medida que se enfría el paciente, la viscosidad de la sangre

aumenta. A temperaturas de 18 °C, la viscosidad de la sangre con

un hematocrito del 30-35% aumenta tres a cuatro veces respecto a

su nivel normal. Los libros de texto de cirugía cardíaca sugieren

que la hemodilución es importante para reducir al mínimo cual-

quier trastorno microcirculatorio que pudiera producirse por

aumento de la viscosidad de la sangr

e 221 .

En consecuencia, algunos

clínicos pueden seleccionar como objetivo un valor hematocrito

que sea apropiado para la temperatura del paciente durante la

PCHP, aproximadamente 18-20%. Sin embargo, Duebener y cols

. 296

llevaron a cabo un estudio en lechones en el que se sugería que es

preferible un hematocrito del 30% si se utiliza PCHP.

Anestesia para los procedimientos de cirugía cardíaca

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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