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hemodinámicamente estables con TV o un ritmo inciert

o 494 .

Se

debe tratar la fibrilación ventricular con prontitud con desfibrila-

ción eléctric

a 488 .

En relación con el tratamiento a largo plazo de las

arritmias ventriculares, además de los agentes antiarrítmicos, se

deberán considerar los estudios electrofisiológicos o la colocación

de un DAI

488 .

Bradiarritmias

Las bradiarritmias no son infrecuentes en el período postoperato-

rio inmediato. En la mayoría de los casos es suficiente un marca-

pasos epicárdico temporal. En un pequeño porcentaje de pacientes

puede requerirse un marcapasos permanente, especialmente en los

que tienen disfunción del nódulo sinusal o trastornos de conduc-

ción AV después de una CRC o valvula

r 488 .

Los pacientes que requieren un marcapasos permanente

pueden recibir un marcapasos monocameral o bicameral. Los fac-

tores que influyen en la selección de un marcapasos permanente

varían desde la cardiopatía particular del paciente al acceso a un

soporte técnic

o 495 .

Tanto los marcapasos monocamerales como

bicamerales tienen diseños específicos de programación temporal.

Hipertensión

Inmediatamente después de la cirugía cardíaca, el paciente sigue

proclive a inestabilidad hemodinámica, incluida la hipertensió

n 496 .

Las causas de hipertensión postoperatoria son con frecuencia

multifactoriales y pueden incluir la retirada de medicaciones

hipotensoras preoperatorias (p. ej., betabloqueantes y

a

2

-agonistas

de acción central), dolor, hipoxemia, hipercapnia e hipotermia. Sin

embargo, la vasoconstricción arterial suele desempeñar un papel

central en la hipertensión postoperatoria agud

a 497 .

Los peligros de

la hipertensión postoperatoria no tratada incluyen un aumento del

trabajo miocárdico y del consumo de oxígeno, IM, trastornos

del ritmo, aumento de sangrado e incluso dehiscencia de las líneas

de sutura. En el período postoperatorio, administrar una sedación

más profunda para controlar un episodio hipertensivo puede no

ser el mejor ni el único planteamiento, sobre todo si se desea una

extubación «precoz»

(fast-tracking

) 496,497 .

Se dispone de varios agentes farmacológicos para su empleo

como hipotensores; los que se utilizan con mayor frecuencia en la

práctica clínica son los nitrovasodilatadores y los antagonistas del

calcio del tipo de la dihidropiridina

( cuadro 50-14 )

. Por sus efectos

antiisquémicos y familiaridad, la nitroglicerina es con frecuencia

el primer agente utilizado para tratar la hipertensión en pacientes

que han sido sometidos a revascularización coronaria. Sin embargo,

la nitroglicerina no siempre es efectiva en este marco, porque causa

principalmente dilatación venosa en vez de dilatación arterial.

Además, los pacientes tienden a desarrollar tolerancia a la

nitroglicerin

a 497 .

Dado que la vasoconstricción arterial desempeña un papel

importante en el desarrollo de hipertensión después de la cirugía

cardíaca, el agente terapéutico elegido debe ser por lo general uno

que reduzca de modo efectivo la hipertensión. El nitroprusiato

sódico, vasodilatador arterial y venoso inespecífico, es una elección

frecuente. Sin embargo, el nitroprusiato puede producir teórica-

mente robo coronari

o 497 .

Además, en los pacientes con insuficiencia

renal, se reduce la eliminación de nitroprusiato sódico, con lo que

el paciente se vuelve vulnerable a los efectos tóxicos de los meta-

bolitos de este fármaco (cianuro y tiocianato).

El fenoldopam es un agonista de la dopamina de acción

corta que causa vasodilatación arterial específica al estimular los

receptores D

1

. A diferencia del nitroprusiato sódico, el fenoldopam

aumenta el flujo renal para producir diuresis y natriuresis. No

obstante, la mayoría de los ensayos clínicos sobre los efectos pro-

tectores renales del fenoldopam son, en el mejor de los casos, equí-

voco

s 498 .

Sin embargo, en un ensayo con pacientes quirúrgicos

cardíacos, los investigadores concluyen que el fenoldopam sí pre-

viene la lesión renal aguda en una población de pacientes de alto

riesgo sometidos a cirugía cardíac

a 499 .

Se pueden requerir dosis

mayores de fenoldopam en la hipertensión grave, pero pueden

asociarse con aumentos indeseables en la frecuencia cardíaca.

Los antagonistas del calcio del tipo de la dihidropiridina,

como la nicardipina y la clevidipina, relajan selectivamente la resis-

tencia arterial sin efectos inotrópicos o dromotrópicos (conduc-

ción) negativos; dan lugar a vasodilatación generalizada de los

lechos vasculares del riñón, cerebro, intestino y coronarias. Aunque

el coste es mayor que el de los agentes más antiguos (nitroglicerina

o nitroprusiato), la nicardipina y la clevidipina son recomendadas

por algunos expertos como tratamiento de primera línea en los

pacientes quirúrgicos cardíacos con hipertensión aguda que requie-

ren un control inmediat

o 497 .

Es importante asegurarse de que se monitorice adecuada-

mente la presión intraarterial del paciente cuando se administre

cualquier agente vasoactivo. La vasoconstricción o una mala perfu-

sión de las extremidades puede crear una discrepancia entre la

presión arterial central y aórtica. Además, un catéter en la arterial

radial puede ser «posicional» si la posición en la mano es subóptima

o puede producirse una «amortiguación» del trazado como conse-

cuencia de una mala perfusión de las extremidades distales. En

ocasiones, durante el período` perioperatorio, el cardioanestesista

o el cirujano han de sustituir un catéter periférico (p. ej., insertar

un catéter en la arteria femoral) para asegurarse de que se monito-

ricen de modo exacto los efectos del tratamiento vasoactivo.

Insuficiencia renal

La disfunción renal perioperatoria, cuando se produce, puede tener

consecuenciasgraves.Enunestudiomulticéntricodemásde2.000pa­

cientes sometidos a revascularización coronaria con o sin cirugía

valvular, Mangano y cols

. 83

observaron disfunción renal postope-

ratoria en 7,7%, incluidos 30 (1,4%) pacientes que precisaron diá-

lisis. En dicho estudio, la mortalidad fue mayor en los pacientes

con IRA que requirieron diálisis (63%) y en los que tenían disfun-

ción renal (19%) que en los pacientes que no tenían ninguna de

ellas (0,9%). Además, los pacientes con insuficiencia renal post­

1724

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Cuadro 50-14

 Vasodilatadores disponibles para el

tratamiento de la hipertensión perioperatoria

Adenosina

Antagonistas

a

1

-adrenérgicos

Agonistas

a

2

-adrenérgicos

Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina

Antagonistas de la angiotensina II

Péptido natriurético auricular (nesiritida)

Agonistas

b

2

-adrenérgicos

Antagonistas del calcio del tipo de la dihidropiridina*

Agonistas de la dopamina

Hidralazina

Nitrovasodilatadores*

Inhibidores de la enzima fosfodiesterasa

Prostaglandinas

*Tratamientos vasoactivos intravenosos de empleo generalizado en

el tratamiento de la hipertensión perioperatoria.

De Levy JH: Management of systemic and pulmonary hypertension.

Tex Heart Inst J

32:467-471, 2005.