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nan con la aparición de ictus mortales o debilitantes secundarios a

un infarto cerebral en uno de los extremos del espectro, y en el otro

ictus no debilitantes, ataques isquémicos transitorios y amaurosis

fugaz (ataques transitorios de ceguera monocular), hasta soplos asin-

tomáticos. Las secuelas cerebrovasculares de la aterosclerosis carotí-

dea pueden deberse a la embolización de un trombo o de un resto

ateromatoso o a una disminución del flujo (hipoperfusión) secun-

daria a estenosis. Esta última probabilidad es responsable de menos

del 10% de las secuelas cerebrovasculares de la aterosclerosis carotí-

dea. Aunque se sabe mucho sobre la génesis y la evolución de la

aterosclerosis, se sabe bastante menos sobre las circunstancias que

provocan la inestabilidad y la rotura de la placa. Independientemente

del mecanismo, el grado de lesión cerebral depende de factores como

la morfología de la placa, las características del émbolo, la duración

de la hipoperfusión, la reactividad de los vasos cerebrales, la integri-

dad del polígono de Willis y la circulación colateral cerebral.

El ictus constituye una carga de salud pública notable a

escala mundial. Es la tercera causa de muerte y la principal causa

de discapacidad grave a largo plazo en Estados Unidos. Es uno de

los contribuyentes principales de los gastos sanitarios. Los gastos

directos e indirectos generados por los ictus en 2008 en Estados

Unidos se han cifrado en 65.500 millones de dólare

s 348 .

Aproxima-

damente 780.000 pacientes sufren un ictus nuevo (

600.000) o

recidivante (

180.000) cada año en Estados Unido

s 348 .

Anualmente

se producen más de 950.000 ingresos hospitalarios y 165.000

muertes secundarias a ictus. Existen factores de riesgo claramente

definidos en los pacientes con ictus, entre los cuales destaca por su

importancia la hipertensión. Un 83% de los ictus tienen una natu-

raleza isquémica (es decir, trombosis cerebral o embolia) y el 7,6%

de los ictus isquémicos lleva a la muerte durante los 30 primeros

días desde la valoración inicia

l 349 .

Menos del 20% de los ictus están

precedidos por un ataque isquémico transitorio. A pesar del claro

declive en la mortalidad secundaria a ictus, la incidencia anual de

este proceso puede estar aumentand

o 350 .

Este aumento posible-

mente se deba al aumento de las poblaciones de alto riesgo. De

hecho, si persisten las tendencias actuales, el incremento de los

fallecimientos por ictus será más rápido que el aumento de la

población general y se duplicará el número de muertes en los

próximos 30 año

s 351 .

La incidencia de ictus perioperatorios en

pacientes no seleccionado

s 352 ,

pacientes con soplos carotídeos asin-

tomáticos y pacientes con una estenosis carotídea de al menos el

50

% 353

que van a someterse a una anestesia general y una cirugía

es aproximadamente del 0,1%, el 1,0% y el 3,6%, respectivamente.

Las alternativas terapéuticas para revertir el efecto de un ictus

isquémico agudo son limitadas, pero los resultados pueden mejorarse

con tratamientos adecuado

s 354

. El único tratamiento aprobado es el

activador del plasminógeno tisular recombinante intravenos

o 355

. La

celeridad en la valoración y el diagnóstico del ictus isquémico resulta

crucial, ya que la ventana terapéutica desde la aparición de los síntomas

es breve y se cifra en 3 horas. Salvo en el caso del ictus agudo después

de la endarterectomía carotídea, el tratamiento quirúrgico de los

pacientes con un ictus isquémico agudo sigue siendomotivo de debate

y en general no se recomienda porque los datos son limitados y por

la percepción de un riesgo alto. El tratamiento endovascular de los

pacientes con un ictus isquémico agudo se está sometiendo a intensas

investigaciones. La angioplastia de urgencia y la colocación de endo-

prótesis, la desintegraciónmecánica del coágulo arterial y la extracción

mecánica de los trombos son intervenciones que están siendo valo-

radas en este moment

o 356

. La AHA/American Stroke Association ha

publicado recientemente líneas de actuación revisadas para el trata-

miento precoz de los pacientes con un ictus isquémic

o 357

.

Indicaciones

La endarterectomía de la bifurcación carotídea disminuye los sínto-

mas y previene el ictus durante más de 40 años. La eficacia de la

endarterectomía carotídea para la prevención del ictus homolateral

en pacientes con o sin síntomas se ha demostrado en ensayos clínicos

aleatorizados a gran escal

a 358,359

. En centros de excelencia se trata de

una intervención de bajo riesgo con una durabilidad a largo plazo

excelent

e 360

. La primera endarterectomía carotídea con éxito la

realizó DeBakey en 1953 y posteriormente publicó el seguimiento a

los 19 año

s 361

. La endarterectomía carotídea es la intervención qui-

rúrgica vascular periférica que con mayor frecuencia se realiza en

Estados Unidos, ya que cada año se realizan unas 130.000 interven-

ciones de este tip

o 362

. La AH

A 363

y otras entidade

s 364

han publicado

normas para la endarterectomía carotídea. La frecuencia y el número

de endarterectomías carotídeas ha fluctuado de forma significativa

desde comienzos de la década de 1970. Gracias al notable creci-

miento experimentado por la especialidad de la cirugía vascular y al

número cada vez mayor de indicaciones quirúrgicas, el número de

endarterectomías carotídeas realizadas en hospitales no federales

aumentó desde 15.000 en 1971 a 107.000 en 198

5 365

, para disminuir

posteriormente de forma notable a lo largo de los 5-6 años siguien-

te

s 366

. Este declive se debió posiblemente a publicaciones que cues-

tionaban las indicaciones de estas intervenciones y a la publicación

de casos aislados con una morbimortalidad quirúrgica elevad

a 367

.

En 1992 se produjo un aumento notable del número de

endarterectomías carotídeas tras la publicación de los resultados

de dos ensayos aleatorizados prospectivos a gran escal

a 366 .

El North

American Symptomatic Carotid Endarterectomy Trial y el Euro-

pean Carotid Surgery Trial publicaron los resultados definitivos

para pacientes sintomáticos con estenosis carotídea de alto grado

(70-99%

) 358,368 .

El índice de ictus en el North American Symptoma-

tic Carotid Endarterectomy Trial a los 2 años del seguimiento en

pacientes operados fue del 9%, frente al 26% en los pacientes con

tratamientos médico

s 358 .

Este beneficio de la endarterectomía caro-

tídea se ha mantenido en el seguimiento a los 8 año

s 369 .

El índice

de ictus a largo plazo en el European Carotid Surgery Trial fue del

2,8% para los pacientes tratados quirúrgicamente, excluido el ictus

perioperatorio y la mortalidad fue del 7,5%, frente al 16,8% para

los pacientes sometidos a tratamiento médic

o 368 .

La eficacia de la endarterectomía carotídea en pacientes asinto-

máticos con estenosis de la carótida se ha valorado en cinco ensayos

aleatorizado

s 359,370-373 .

En el Carotid Artery Surgery Asymptomatic

Narrowing Operation Versus Aspirin, que ha sido el primero en publi-

car sus resultados, se llegó a la conclusión de que la endarterectomía

carotídea no estaba indicada en pacientes asintomáticos con una este-

nosis de la carótida entre el 50 y el 90

% 370

. Por desgracia, este estudio

mostraba defectos importantes y se cuestionan los resultados. El Mayo

Asymptomatic Carotid Endarterectomy Study se interrumpió de

forma precoz porque se produjeron un número significativamente

elevado de IM y ataques isquémicos transitorios en el grupo quirúr-

gic

o 371

. La mayor parte de estos episodios no guardaban relación con

la intervención propiamente dicha, sino más bien con la ausencia de

ácido acetilsalicílico en el grupo quirúrgico. El ensayo del Department

of Veterans Affairs fue diseñado para comparar los efectos de la endar-

terectomía carotídea con ácido acetilsalicílico frente al tratamiento

médico (es decir, ácido acetilsalicílico) en varones asintomáticos con

una estenosis de la carótida del 50% o superio

r 372

. Este ensayo demos-

tró una reducción significativa de incidentes neurológicos homolate-

rales en el grupo con tratamiento quirúrgico (8%) frente al grupo con

tratamientomédico (20,6%). Sin embargo, la incidencia combinada de

ictus y muerte no fue distinta entre los grupos del estudio. En el

Asymptomatic Carotid Atherosclerosis Study se demostró que los

pacientes con una estenosis carotídea asintomática (60%) tratados

mediante endarterectomía carotídea y ácido acetilsalicílico presenta-

ban un riesgo menor de ictus homolateral a los 5 años comparado con

pacientes que recibieron solamente ácido acetilsalicílico como trata-

miento (5,1% frente al 11,0%

) 359 .

Estos resultados reflejan solamente

una disminución del riesgo absoluto del 5,9% a los 5 años, lo que

supone algo más de un 1% anual. Merece la pena destacar que la

mejoría de los pacientes asignados al azar al grupo de endarterectomía

Anestesia para la cirugía vascular

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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