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Los relajantes musculares de larga duración de acción (p. ej.,

el pancuronio) se eliminan por el riñón, por lo que su acción es

más prolongada en los pacientes con NT. El atracurio y el cisatra-

curio se metabolizan mediante degradación de Hoffman espontá-

nea y por la acción de la colinesterasa plasmática, lo que hace que

la duración de su acción no dependa de la función renal ni de la

hepática. La sensibilidad de los pacientes con NT al vecuronio es

mayor y la acción del fármaco es más prolongad

a 105 .

El rocuronio,

en una dosis en bolo de 0,6mg/kg, también tiene una duración de

acción prolongada (recuperación del 25% de T1: 49 minutos frente

a 32 minutos con una función renal normal

) 106 .

Los anestésicos inhalatorios elegidos son el desflurano, el

isoflurano y el sevoflurano. Aunque se ha propuesto que el metabo-

lismo de este último podría producir toxicidad renal, no se ha

publicado ningún estudio controlado que indique con claridad si es

seguro o peligroso cuando se usa en pacientes con un riñón recién

trasplantado. Existen dos aspectos preocupantes en relación con la

toxicidad: 1) la producción de ion fluoruro a partir del metabolismo

de la sevoflurano y 2) la generación de «compuesto A» tras la degra-

dación del sevoflurano por la cal sodada o baritada. Sin embargo,

parece que el grado de seguridad del sevoflurano es muy bueno, ya

que se ha administrado a decenas de millones de pacientes en todo

el mundo sin que se hayan aportado pruebas concluyentes de toxi-

cidad renal. En dos estudios efectuados en voluntarios se registraron

datos bioquímicos de lesión renal durante la anestesia con sevoflu-

rano, pero no sucedió lo mismo en otros cinco estudios desarrolla-

dos también en voluntario

s 107-110

. No obstante, el trasplante renal es

una situación asociada a un mayor riesgo renal, como sostuvo

recientemente Artr

u 111

. En dos estudios se ha demostrado que el

sevoflurano, con flujos de gas nuevo superiores a 4 l/min, no produjo

modificaciones de los índices de función renal ni de los marcadores

bioquímicos de los pacientes con alteraciones leves de la función

renal (creatinina basal

>

1,5mg/dl

) 112

. Además, no se observaron

efectos significativos sobre los parámetros de la función renal, como

la creatinina sérica o el aclaramiento de creatinina, en pacientes con

insuficiencia renal basal (creatinina

>

1,5mg/dl) tras la exposición

a flujos bajos de sevoflurano o de isofluran

o 113

.

Respecto al control del dolor perioperatorio, los fármacos

como la morfina, la meperidina o la oxicodona deben usarse con

precaución en los pacientes con insuficiencia renal, pues tanto ellos

como sus metabolitos activos dependen de la excreción renal y

pueden acumulars

e 114-116 .

Por el contrario, el fentanilo, el sufenta-

nilo, el alfentanilo y el remifentanilo son seguros. Los parámetros

farmacocinéticos de sufentanilo son muy similares en los pacientes

con NT y en los controles sanos

114,117 .

La duración de la acción del

remifentanilo es breve, incluso en los pacientes con N

T 118 .

El prin-

cipal metabolito del remifentanilo, GR90291, se elimina fundamen-

talmente por los riñones. El hecho de que su potencia sea sólo

1/4.000 la del compuesto original, determina que la administración

de remifentanilo sea segura en estos paciente

s 119 .

Cuando se retira el pinzamiento de los vasos ilíacos y el

injerto se perfunde de nuevo, puede producirse hipotensión. Como

la función de injerto renal depende de una perfusión adecuada, hay

que hacer todo lo posible para evitar los episodios de hipotensión

marcada. Se considera, en general, que los vasoconstrictores con

intensos efectos

a

-adrenérgicos, como la fenilefrina, deben reser-

varse como último recurso. En varios modelos animales se ha

comprobado que los vasos del órgano trasplantado parecen más

sensibles a los simpaticomiméticos, lo que pueden comprometer el

flujo sanguíneo del riñón trasplantad

o 120,121 .

En más del 90% de los trasplantes renales procedentes de

donantes vivos puede observarse la producción inmediata de orina,

y lo mismo sucede en el 40-70% de los trasplantes obtenidos de

cadáveres. En las últimas fases del cierre de la herida quirúrgica, la

disminución de la diuresis es un signo muy sospechoso de compre-

sión mecánica del injerto, de un vaso o del uréter. Hay que lavar la

sonda de Foley para asegurarse de que un coágulo o un fragmento

de tejido no la estén obstruyendo. Si existe la posibilidad de hacer una

ecografía intraoperatoria inmediata, podrá examinarse el flujo en las

anastomosis arterial y venosa. Además de mantener una presión de

perfusión intraoperatoria adecuada, la producción de orina suele

potenciarse en el postoperatorio con manitol, diuréticos de asa o, a

veces, con dopamina, aunque la evidencia es controvertida.

El manitol se filtra libremente y no se reabsorbe en la nefrona,

por lo que produce un aumento osmótico del volumen urinario.

También tiene un efecto protector hacia las células que revisten los

túbulos renales. Suele administrarse a los donantes previamente a

la extracción y a los receptores inmediatamente antes de retirar el

pinzamiento arterial. De esta forma, el manitol puede proteger de

la lesión isquémica e inducir una diuresis osmótica en el riñón

recién trasplantado. En la mayoría de los centros, las dosis de

manitol que se administran son relativamente bajas, del orden de

0,25-0,5mg/kg, por lo que las comunicaciones sobre grandes

cambios de las concentraciones de electrólitos no están justificadas.

La administración intraoperatoria de manitol puede prevenir el

retraso de la función de los riñones procedentes de cadávere

s 122 .

Los diuréticos de asa actúan por bloqueo de la acción de las

bombas Na

+

/K

+

en las células de la rama delgada ascendente del

asa de Henle, lo que impide la reabsorción de electrólitos en este

segmento de la nefrona. El líquido hiperosmolar que pasa por el

túbulo distal impide la reabsorción de agua y hace que se excreten

grandes volúmenes de orina de elevado contenido electrolítico.

Aunque el efecto principal de los diuréticos de asa es aumentar la

diuresis, la capacidad de evitar la oliguria (

<

400ml/día) puede ser

un logro significativo.

La dopamina en «dosis renales» o bajas (2-3

m

g/kg/min)

suele utilizarse para estimular los receptores dopaminérgicos DA

1

de la vascularización renal e inducir vasodilatación y aumento de

la diuresis. En algunos estudios pequeños se demostró una mejoría

de la diuresis y del aclaramiento de creatinin

a 123

con dopamina en

dosis bajas durante el trasplante renal, pero en otros estudios de

mayor tamaño no se puso de manifiesto una mejoría significa-

tiv

a 124,125

. La utilidad de esta intervención se ha puesto en duda, ya

que un riñón recién trasplantado y denervado puede no responder

a la dopamina en dosis bajas como lo haría un riñón normal. Un

estudio con ecografía Doppler del riñón recién trasplantado no

reveló cambios significativos del flujo sanguíneo con velocidades

de infusión de dopamina de 1-5

m

g/kg/mi

n 126 .

Para mantener el flujo sanguíneo renal durante una circula-

ción extracorpórea (CEC) se ha usado otro agonista de la dopa-

mina, el fenoldopam, que también se emplea en las intervenciones

con pinzamiento transversal de la aorta y en pacientes en estado

crítico. Sin embargo, por el momento no se ha hecho un estudio

sistemático de los efectos de este fármaco sobre la función de los

riñones recién trasplantados.

Tratamiento postoperatorio

En todos los pacientes sometidos a un trasplante renal debe rever-

tirse por completo la acción de los relajantes musculares y proceder,

si es posible, a la extubación, para trasladarlos a la zona de reani-

mación postoperatoria. En general, la incidencia de ingresos posto-

peratorios en la UCI es baja en estos pacientes (alrededor del 1%

en una gran serie). Cuando hay que ingresar al paciente en la UCI,

las causas suelen ser una sepsis o una sobrecarga de líquido

s 127 .

La diuresis debe controlarse estrechamente y cualquier

reducción de la misma debe hacer pensar en un posible problema

mecánico corregible en el riñón recién trasplantado. Si se sospecha

un acodamiento de las anastomosis vasculares o una obstrucción

del uréter a lo largo de su recorrido o en el lugar de su implantación

en la vejiga, la reexploración de la herida no deberá demorarse.

Anestesia en el trasplante de órganos abdominales

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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