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La puntuación de la escala MELD se calcula como un solo

valor numérico a partir de una fórmula que otorga a cada valor un

peso concreto. La mayoría de los pacientes en lista de espera para

trasplante hepático tienen puntuaciones MELD que oscilan entre

11 y 2

0 144 .

Este sistema se creó originalmente para predecir el riesgo

de muerte en los pacientes con insuficiencia hepática tras la deri-

vación portosistémica intrahepática transyugular (TIPS

) 156 .

La

mediana de la supervivencia de los pacientes con TIPS y puntua-

ciones superiores a 18 es igual o inferior a 3 meses después de la

intervención y se demostró que la puntuación MELD era mejor

que la CTP para predecir la supervivenci

a 156 .

En el nuevo sistema se han introducido varios ajustes para

hacerlo lo más equitativo posible. El carcinoma hepatocelular limi-

tado al hígado puede progresar hasta lesiones inoperables antes de

que se produzcan cambios de los criterios MELD. La UNOS adoptó

la regla de asignar una puntuación MELD equivalente al riesgo de

muerte a los pacientes con carcinoma hepatocelular debido a la

rápida progresión de su enfermeda

d 157,158

. Algunos estudios han

sugerido que se debería añadir el sodio a los criterios MELD para

mejorar la precisión de la predicción de la supervivencia. Por

último, se han establecido mecanismos de revisión por médicos y

la clasificación se somete a constantes escrutinios y ajustes. Sin

embargo, los informes indican que el uso de los criterios MELD se

asocia con una mejor supervivencia a 1 año en los receptores de

trasplantes hepáticos, en comparación con los del anterior sistema

UNOS

159 .

Fisiopatología de la hepatopatía terminal

Aunque las causas de la hepatopatía terminal pueden ser muy

variadas, la fisiopatología de los pacientes que la sufren es similar.

En estos casos, las alteraciones pueden afectar a casi todos los

órganos, lo que demuestra la relevancia de una valoración global

que incluya todos los órganos y aparatos. Una fracción significativa

de las complicaciones de los pacientes con hepatopatía terminal se

debe a la hipertensión portal, que puede definirse como una presión

venosa portal superior a 10-12 mmH

g 160 .

La patogenia de la hiper-

tensión portal consiste en un aumento de la resistencia del hígado

al flujo de sangre, como consecuencia de las alteraciones cirróticas

y en un estado circulatorio hiperdinámico secundario a la vaso­

dilatación sistémica y, supuestamente, a la expansión del vol­

ume

n 161 .

Existe cierto debate acerca de si el volumen intravascular de

los pacientes con hepatopatía terminal es excesivamente grande o,

por el contrario, es menor del normal. En los casos avanzados, las

anomalías de los líquidos tales como la alteración de la regulación

del líquido extracelular y del equilibrio electrolítico suelen mani-

festarse como ascitis, derrame pleural y edem

a 162 .

Los cambios pos-

teriores de la circulación esplácnica y renal pueden provocar la

retención de sodio y agua. Las anomalías de las concentraciones de

sodio son frecuentes, y a menudo se relacionan con el estado del

volumen y la retención de dicho ion; estas anomalías pueden dar

lugar tanto a hiponatremia como a hipernatremi

a 163 .

Además, los

trastornos de la función renal y el uso de diuréticos pueden produ-

cir hiperpotasemia o hipopotasemia junto con hipomagnesemia.

Las alteraciones del sistema nervioso central en las hepato-

patías crónicas suelen manifestarse como una encefalopatía hepá-

tica, cuyo grado varía de forma significativa de unos pacientes a

otros

164,165 .

Amenudo se determinan las concentraciones de amonio,

pero no parece que haya una buena correlación entre ellas y el

grado de encefalopatía hepática. Los pacientes con insuficiencia

hepática aguda pueden desarrollar un ascenso de la presión intra-

craneal (PIC) que se debe sobre todo al edema cerebral. La valora-

ción exacta de la intensidad del incremento de la PIC y del resto

de las funciones neurológicas es esencial, porque un aumento de la

PIC que no responde al tratamiento es una contraindicación para

el trasplante. No obstante, existe una gran controversia sobre si los

posibles beneficios de la monitorización invasiva de la PIC elevada

(p. ej., colocación de transductores) supera el posible riesgo de

hemorragia masiva durante su implantació

n 166 .

El U.S. Acute Liver

Failure Study Group recomienda (aparte de las medidas de soporte

generalmente aceptadas para la elevación de la PIC) una estrategia

secuencial para el tratamiento de la PIC elevada. Cuando la PIC es

mayor de 25 mmHg, se debería comenzar un tratamiento osmótico,

y el sodio debería mantenerse dentro de un rango normal. Puede

usarse suero salino hipertónico como alternativa al manitol. El

tratamiento puede completarse con una hipotermia moderada,

antibióticos de amplio espectro y coma barbitúrico. Sin embargo,

la evidencia científica en la que se basan estas medidas es

insuficient

e 167 .

Además del tratamiento habitual de la elevación de la PIC,

los primeros estudios demostraron que los sistemas de recircula-

ción de adsorbentes moleculares (SRAM) pueden reducir sus

valores y mejorar la presión de perfusión cerebra

l 168 .

Diseñados

como dispositivos de soporte hepático para los pacientes con insu-

ficiencia hepática fulminante o con descompensación aguda de una

insuficiencia crónic

a 169 ,

los SRAM pueden mejorar la resistencia

vascular sistémica y la presión arterial medi

a 170 .

Es probable que

estos progresos en el soporte de la función de los órganos justifique

la reducción de la mortalida

d 171,172

. Sin embargo, no se ha demos-

trado un claro beneficio sobre la supervivencia en los pacientes

tratados con SRAM. El uso de SRAM consiste en efectuar una

diálisis a través de una membrana impregnada de albúmina que

elimina las toxinas del plasma unidas a ella. El dializado se limpia

posteriormente con carbón activo y con una resina de intercambio

aniónic

o 173 .

En los pacientes con hepatopatías avanzadas, el aparato car-

diovascular sufre cambios considerables, que se traducen en un

estado hiperdinámico. En general, la resistencia vascular sistémica

es baja, la frecuencia cardíaca es alta y la presión arterial, normal

o ligeramente baj

a 174 .

Estas alteraciones hemodinámicas hacen que

en los pacientes con hepatopatía terminal el gasto cardíaco sea

superior al normal, a menos que el paciente tome un

b

-bloqueante

para prevenir la hemorragia digestiva alta. En ocasiones, la función

cardíaca relativamente deprimida puede asociarse con una miocar-

diopatía cirrótica, con una miocardiopatía alcohólica o con una

afectación infiltrativa del corazón en una hemocromatosis no diag-

nosticada, cuadros que no deben olvidars

e 175,176 .

La disfunción dias-

tólica del ventrículo izquierdo parece ser más frecuente de lo que

antes se suponía. Un estudio más reciente realizado con candidatos

a trasplante mostró una prevalencia elevada de factores de riesgo

aterosclerótico y una prevalencia del 26% de arteriopatía coronaria

moderada o grave. La arteriopatía coronaria grave se encontró en

varones ancianos con factores de riesgo como hipertensión y dia-

bete

s 177 .

Los resultados reflejan la práctica actual de aceptar a can-

didatos de más edad con enfermedades concurrentes para el

trasplante hepático. En términos generales, cada vez más pacientes

con cardiopatías y antecedentes de angioplastia coronaria se

someten a esta intervención. En casos seleccionados, el trasplante

hepático se combina con una cirugía cardíaca simultánea.

El aparato respiratorio también puede alterarse en los

pacientes con hepatopatías terminales, y en éstas pueden encon-

trarse dos síndromes fisiopatológicos: el síndrome hepatopulmo-

nar y el portopulmonar. La manifestación principal del síndrome

hepatopulmonar es una disminución de la oxigenación (Pao

2

<

70

mmHg o gradiente Pao

2

−Pao

2

>

20 mmHg con aire atmosférico)

asociada con una dilatación vascular intrapulmonar. En realidad,

una de las claves de este síndrome es el cortocircuito intrapulmo­

na

r 178,179 .

Los pacientes con síndrome hepatopulmonar pueden

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV