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Los pacientes con NT añadida a la DM presentan los mismos

problemas hemodinámicos, de líquidos, de volumen y de electró-

litos que aquellos que sólo tienen NT y es posible que sigan algún

programa de diálisis para tratar la sobrecarga de líquidos y la acu-

mulación de electrólitos. Además, es muy probable que tengan una

hipertensión sistémica marcada, por las mismas razones ya expues-

tas en la sección sobre trasplante renal. Por último, pueden presen-

tar los mismos problemas de anemia crónica y coagulopatía

urémica que quienes sólo sufren insuficiencia renal.

Tras un SPR satisfactorio, las alteraciones cardíacas tales

como la disfunción diastólica y la hipertrofia del VI puedenmejorar

o estabilizars

e 138 .

No se ha demostrado que otras manifestaciones

de la DM, por ejemplo, la aterosclerosis acelerada, la neuropatía y

la insuficiencia vascular, también mejoren o se estabilicen.

Técnica quirúrgica

La exposición habitual para el trasplante de páncreas requiere una

incisión amplia en la línea media que se extiende desde el epigas-

trio hasta la sínfisis del pubis

( fig. 57-3

). El páncreas se introduce

en el abdomen y su irrigación arterial se obtiene de la aorta, a través

de un vaso del injerto. Para el drenaje venoso y la implantación del

conducto exocrino existen varias opciones. El flujo sanguíneo

venoso que sale del páncreas y que transporta la insulina puede

dirigirse hacia la vena cava inferior para que penetre directamente

en la circulación sistémica, o bien derivarse, de una forma fisioló-

gicamente más correcta, hacia la vena porta que drena la circula-

ción esplácnica. El flujo pancreático exocrino puede conectarse al

intestino delgado o bien, a través de un manguito de intestino del

donante, hacia la vejiga. Este último método permite controlar la

amilasa en la orina como marcador del rechazo o de la lesión del

páncreas trasplantado. En el SPR es preferible el drenaje intestinal,

pues es más fisiológico y evita complicaciones vesicales. Sin

embargo, en el TSP y en el PDR el drenaje vesical parece ser la

opción preferible, debido a las mayores probabilidades de rechazo

en este tipo de trasplantes. La vigilancia de la amilasa en orina

permite la detección precoz del rechazo.

Consideraciones preoperatorias

Los pacientes diabéticos presentan una elevada incidencia de neu-

ropatía autónoma, que puede manifestarse tanto con una frecuen-

cia cardíaca más alta como con una presión arterial superior a la

de los pacientes con NT no diabéticos (v. cap. 25

) 95 .

Los diabéticos

tipo 2 suelen tener un síndrome metabólico en el que la obesidad

visceral se combina con dislipidemia aterógena (concentraciones

bajas de lipoproteína de alta densidad y elevadas de triglicéridos),

hipertensión y resistencia a la insulina. Esta combinación conlleva

un incremento del riesgo de CI y de enfermedad cardiovascular. El

día de la intervención no deben administrarse fármacos orales,

para evitar la posibilidad de una hipoglucemia inadvertida durante

la anestesia. Los pacientes dependientes de insulina que son

extraordinariamente lábiles y que presentan concentraciones

decrecientes de la hormona corren el riesgo de desarrollar cetosis

y acidemia intraoperatorias.

Históricamente, los principales candidatos al trasplante de

páncreas eran más jóvenes que los receptores de trasplantes renales,

de modo que la mayoría tenía edades comprendidas entre 18-

35 años. En los pacientes más jóvenes, las manifestaciones a largo

plazo de la DM, tales como la enfermedad vascular aterosclerótica

y la disfunción autónoma grave, tienden a sermenores. Sin embargo,

en los últimos años ha crecido el número de pacientes diabéticos

de edad más avanzada considerados como posibles receptores de

un trasplante de páncreas. En estos casos, el riesgo cardiovascular

aumenta, incluso en el período perioperatorio. Por tanto, antes de

la intervención está indicado un estudio cardiovascular amplio

para descartar una CI grave. La valoración preoperatoria mediante

la anamnesis y la exploración física, el ECG, la prueba de esfuerzo,

Anestesia en el trasplante de órganos abdominales

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57

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Figura 57-3

 Trasplante de páncreas con drenaje de la vejiga a través

de una pancreatoduodenocistostomía. En el dibujo aparece también un

trasplante renal en el que se usaron los vasos ilíacos comunes para las

anastomosis vasculares. (

Modificada de Moody FG [ed.]:

Surgical

Treatment of Digestive Disease,

2.ª ed., St. Louis, Mosby-Year Book,

1990.

)