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ATC, la artroplastia total de rodilla (ATR) y la cirugía por fractura

de cadera y pelvis tienen la mayor incidencia de tromboembolismo

venoso, incluidas la TVP y la EP. Los pacientes con TVP y EP se

encuentran en riesgo de morbi-mortalidad a corto y largo plazo. El

riesgo de muerte de los pacientes con una EP sintomática es 18 veces

mayor al de los pacientes que sólo presentan una TVP. Las compli-

caciones a corto plazo de los pacientes que sobreviven a una TVP y

EP aguda incluyen la hospitalización prolongada, complicaciones

hemorrágicas debidas al tratamiento, extensión local de la TVP y

posterior embolización. Las complicaciones a largo plazo incluyen

síndrome postrombótico, hipertensión pulmonar y TVP recurrente.

Dado que el trombo venoso está formado por polímeros de

fibrina, deben administrarse fármacos anticoagulantes para la pre-

vención y tratamiento de la TVP. Sólo en el caso de una EP grave

deberán administrarse trombolíticos. Las guías para el tratamiento

están basadas en el documento sobre TVP y EP de la Seventh

American College of Chest Physicians Conferenc

e 61

. Para el trata-

miento inicial de la TVP y de la EP se recomienda la heparina de

bajo peso molecular (HBPM) en lugar de la heparina no fraccio-

nada (intravenosa o subcutánea). Las HBPM no requieren moni-

torización de la coagulación. Aunque la profilaxis de la TVP puede

ser más eficaz cuando se inicia en el preoperatorio, también

aumenta el riesgo de sangrado quirúrgico. La administración de

HBPM a las 6 horas del postoperatorio ha mostrado ser eficaz para

la profilaxis de la TVP sin aumentar el sangrado; retrasar la profi-

laxis hasta las 24 horas del postoperatorio ha demostrado tener una

menor eficaci

a 62 .

Aunque no se conoce cuál debe ser la duración

óptima del tratamiento, la HBPM debe mantenerse al menos

durante 10 días en los procedimientos quirúrgicos de rutina en

pacientes que no están considerados de alto riesgo. En pacientes

con mayor riesgo de presentar TVP o con evidencia de la misma,

la profilaxis debe extenderse hasta los 28-35 días del postoperato-

rio. Los factores de riesgo para el desarrollo de EP postquirúrgica

son la edad avanzada, la obesidad, episodios previos de TVP y EP,

cáncer y reposo prolongado en cama. La alteración hereditaria más

frecuente asociada con TVP es el factor V de Leiden. La warfarina

se utiliza generalmente como tratamiento a largo plazo de la TVP,

manteniendo un índice de normalización internacional (INR)

medio de 2,5 mientras dure el tratamiento. En Estados Unidos, la

HBPM (enoxaparina) se administra como profilaxis a dosis de

30mg cada 12 horas; en Europa se administran 40mg cada 24 ho­

ras. Una alternativa a la HBPM es el fondaparinux, un pentasa­

cárido sintético que es un inhibidor selectivo del factor Xa, con una

semivida prolongada de 18 horas. Administrado una vez al día, el

fondaparinux produce una respuesta anticoagulante predecibl

e 63 .

Las guías del American College of Chest Physicians no recomien-

dan el uso de aspirina sola como profilaxis de la TVP después de

una cirugía de ATC, ATR y fractura de cadera. Sin embargo, estu-

dios más recientes han respaldado la eficacia de la aspirina, de la

compresión neumática y de la movilización precoz en la profilaxis

de la TVP tras ATC y AT

R 64 .

El uso de anticoagulantes en el perioperatorio influye en la

técnica de anestesia regional utilizada, principalmente en la anes-

tesia neuroaxial con el riesgo potencial de que aparezca un hema-

toma epidural. La American Society of Regional Anesthesia (ASRA)

ha publicado y puesto al día las recomendaciones de la conferencia

de consenso con respecto al uso de anticoagulantes y anestesia

regiona

l 65 .

La anticoagulación plena es una contraindicación para

las técnicas regionales. El riesgo de hematoma epidural aumenta

de forma significativa con el uso de HBPM, por tanto se deben

tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

1. Debe mantenerse un intervalo de 12 horas entre la adminis-

tración a dosis habituales profilácticas de la HBPM y la

realización de un bloqueo neuraxial.

2. En pacientes que reciben dosis altas de HBPM (enoxaparina

1mg/kg cada 12 horas), el intervalo se extiende a 24 horas.

3. La retirada del catéter epidural se realiza entre las 8 y 12 ho­

ras después de la última administración de HBPM o 1 a

2 horas antes de la siguiente administración de HBPM.

La aspirina y los AINE no aumentan el riesgo de hematoma

epidural cuando se realiza anestesia neuraxial. La American Society

of Regional Anesthesia recomienda también comprobar el tiempo

de protrombina y el INR en los pacientes tratados con warfarina

antes de realizar la punción espinal y no retirar el catéter epidural

si el INR es mayor de 1,5. En una revisión retrospectiva de más de

12.000 pacientes sometidos a ATR a los que se administró warfa-

rina en el postoperatorio, manteniendo un catéter epidural para

analgesia, no se encontraron complicaciones por hematoma epidu-

ral ni siquiera en pacientes con un INR mayor de 1,5

66 .

Cirugía de la extremidad inferior

Artroscopia

Los procedimientos mediante artroscopia de rodilla, cadera y

tobillo se realizan cada vez más de forma ambulatoria (v.

cap. 68)

.

El anestesiólogo debe decidir si el tipo de paciente e intervención

son adecuados para una intervención ambulatoria y el tipo de

anestesia que proporcione la mejor recuperación y analgesia

postoperatoria.

Se dispone de pocos datos que permitan delimitar qué

pacientes no son aptos para cirugía ambulatoria. En la mayoría de

los centros, los pacientes con obesidad mórbida y los pacientes con

apnea del sueño necesitan un control monitorizado durante la

primera noche del postoperatorio, después de una cirugía en la que

se han utilizado anestésicos y analgésicos por vía sistémica. La

existencia de enfermedades previas no aumenta la incidencia de

complicaciones postoperatorias en el paciente ambulatorio cuando

éstas están controladas, sin embargo los pacientes de grado 3 y 4

deben contar con un informe médico que documente la estabili-

dad de su condición médica. Los pacientes con una situación ines-

table en cuanto a su patología no son candidatos para cirugía

ambulatoria.

En un estudio prospectivo sobre 1.088 pacientes para cirugía

ambulatoria, Pavlin y cols

. 67

señalaron que los factores más impor-

tantes que determinaban el momento del alta fueron el dolor, las

náuseas y vómitos, la persistencia de un bloqueo neuraxial y la

retención urinaria. Este estudio resalta la importancia que tiene

la anestesia en la duración de la estancia tras realizarse la cirugía.

La anestesia general es una técnica segura y eficaz para la cirugía

artroscópica, aunque se la ha relacionado con una mayor inciden-

cia de náuseas y vómitos y con un peor control del dolor. Una

anestesia regional apropiada puede solucionar estos problemas.

La artroscopia de rodilla puede realizarse mediante la inyec-

ción extra e intraarticular de anestésicos locales. Pueden combi-

narse anestésicos locales de corta duración con otros de larga

duración (bupivacaína) y con morfina para conseguir analgesia

postoperatoria. La morfina intra-articular proporciona una buena

analgesia tras la artroscopia de rodilla. Para intervenciones más

complejas mediante artroscopia, como la reparación del ligamento

cruzado anterior, se necesita también relajación quirúrgica. Se

consiguen unas excelentes condiciones quirúrgicas mediante anes-

tesia intradural realizada con agujas atraumáticas en punta de lápiz

para prevenir la cefalea pospunción.

La duración del bloqueo espinal, la retención urinaria y

algunos síntomas neurológicos transitorios son problemas rela-

cionados con la anestesia neuraxial para cirugía ambulatoria. Una

dosis intradural de 45mg de mepivacaína isobara produce un

Anestesia para la cirugía ortopédica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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