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bloqueomotor de unos 142 ± 37minutos demedia. Yoos y Kopac

z 68

consiguieron, utilizando entre 30-40mg de cloroprocaína intradu-

ral, que pacientes de cirugía ambulatoria pudieran deambular a

los 155 ± 34 minutos. Los llamados síntomas neurológicos transi-

torios (SNT) se refieren al dolor en la región glútea que puede

irradiarse hacia ambas piernas y que aparece a las pocas horas y

hasta 24 horas después de una punción espinal sin incidencia

s 69,70 .

Son más frecuentes después de una cirugía en posición de litoto-

mía y en pacientes intervenidos de artroscopia de rodilla. El dolor

puede ser leve o severo y durar entre 2 y 5 días, siendo los AINE

el mejor tratamiento. Los SNT son más frecuentes después de una

anestesia intradural con lidocaína (aproximadamente el 14%) que

con mepivacaína (6,5%) y bupivacaína (

<

1%). En pacientes

ambulatorios, debe valorarse el beneficio del uso de un anestésico

de corta duración por vía intradural frente al riesgo de desarrollar

estos síntomas. Después de la reparación de un ligamento cruzado

anterior, el bloqueo del nervio femoral con un anestésico local de

larga duración consigue una analgesia más eficaz que las inyeccio-

nes intra-articulares. Debido al bloqueo del cuádriceps, es impor-

tante colocar una rodillera al paciente antes de empezar la

deambulación.

La artroscopia de cadera se ha convertido en un procedi-

miento ambulatorio que se realiza con frecuencia con fines diag-

nósticos y terapéuticos. El paciente se coloca en posición supina

o bien en decúbito lateral (el lado que se va a intervenir arriba)

con una tracción de 25-35 kg, que se aplica en el lado quirúrgico

para mejorar el acceso a la cadera con el artroscopio. El aneste-

siólogo debe vigilar la posición del paciente protegiendo el

peroneo posterior y evitando la compresión del nervio pudendo,

asegurando que la tracción no se prolongue demasiado tiempo

(v. cap. 26). Se requiere una relajación muscular completa, por lo

que está indicada la anestesia general o bien un bloqueo espinal.

Para analgesia postoperatoria puede hacerse un bloqueo del plexo

lumbar.

Fracturas de cadera

Las fracturas de cadera en las personas mayores son muy frecuen-

tes (1 de cada 50 individuos

>

60 años) y como ya se ha dicho antes

se asocian a una morbilidad y mortalidad significativas (una tasa

anual de mortalidad del 30%

) 4

. La alta incidencia de mortalidad

perioperatoria está relacionada con múltiples factores, que inclu-

yen condiciones cardiológicas, pulmonares, TVP y delirio. La con-

fusión postoperatoria y el delirio se dan en el 50% de los pacientes

mayores después de una cirugía por fractura de cadera y se asocia

a una mayor mortalida

d 25-27

. La deshidratación y las alteraciones

electrolíticas contribuyen a su aparición. En un estudio realizado,

la incidencia de hiponatremia fue del 4% y se asociaba con una

mortalidad hospitalaria 7 veces mayo

r 71 .

Estos pacientes suelen llegar al hospital con dolor, en situa-

ción de estrés importante y con posibles signos y síntomas de

isquemia miocárdica. Aunque la preparación preoperatoria del

paciente es esencial, la demora en la cirugía incrementa de forma

significativa la incidencia de complicaciones. La cirugía precoz

(

<

12 horas) disminuye el dolor, la estancia hospitalaria y el número

de complicaciones preoperatoria

s 72

. Sin embargo, si se la compara

con la cirugía más tardía, no se asocia a un aumento global de la

supervivencia. La cirugía precoz en las fracturas de cadera debe ser

el objetivo en los pacientes estables junto con una rápida movili-

zación, rehabilitación y cuidados médicos generales intensivos.

Los pacientes con fractura de cadera presentan a menudo

deshidratación y anemia, ya que en el lugar de la fractura se pierde

y acumula una considerable cantidad de sangre extravasada. El

valor de hematocrito en sangre puede ser normal debido a este

volumen sanguíneo limitado en un paciente deshidratado. Antes

de realizar la cirugía se debe conseguir una normalización del

volumen intravascular, siendo a veces necesario monitorizar

mediante un catéter venoso central. La monitorización del catéter

venoso central previene también una posible sobrehidrata­

ción, que puede precipitar una insuficiencia cardíaca congestiva.

Durante la cirugía se puede canalizar una arteria para tener un

mejor control de la presión arterial y análisis gasométricos seria-

dos en sangre arterial. La hipoxia, debida posiblemente a emboli-

zación grasa, es un factor determinante de mortalidad en estos

pacientes.

Varios estudios han demostrado que los pacientes tienen

una evolución más favorable cuando se realiza anestesia regional

en comparación con la anestesia genera

l 51 .

Los pacientes sometidos

a cirugía por fractura de cadera tienen un riesgo elevado de muerte

por E

P 59 .

En un metaanálisis de pacientes intervenidos por fractura

de cuello femoral, la incidencia de TVP fue casi cuatro veces mayor

con anestesia general que con anestesia regiona

l 73 .

La anestesia

intradural con bupivacaína isobara al 0,5% proporciona una anes-

tesia adecuada y con una duración suficiente para realizar la inter-

vención. Generalmente no está indicada la anestesia epidural con

catéter para analgesia postoperatoria debido a la necesidad de

utilizar fármacos anticoagulantes en el postoperatori

o 61 .

Durante la

intervención, la sedación intravenosa debe adecuarse al manteni-

miento de una suficiente oxigenación. No están indicadas las ben-

zodiacepinas de larga duración porque se asocian a un cuadro de

confusión postoperatoria. En muchos casos, son pacientes que

necesitan ser controlados bajo monitorización en una sala de recu-

peración o de cuidados intensivos.

Fracturas de pelvis

Estas fracturas se producen generalmente por un traumatismo

grave en el tronco y suelen ir acompañadas de lesiones torácicas

(21%), traumatismo craneal (16%) y lesiones en hígado y bazo

(8%

) 74

. La mortalidad a los tres meses de las fracturas de pelvis

es de casi el 14%. Pueden dar lugar a una hemorragia retrope-

ritoneal fatal. Ante un cuadro de hipotensión y defensa abdomi-

nal está indicada la exploración quirúrgica urgente. También

están asociadas lesiones en la vejiga y en la uretra, por lo que a

veces es necesario hacer una evaluación urológica antes de rea-

lizar el sondaje vesical. Ante el riesgo significativo de que se

produzcan TVP y EP, en muchos pacientes es necesario colocar

un filtro temporal en la vena cava inferior antes de proceder a

la cirugía.

La mayoría de los estudios recomiendan estabilizar las frac-

turas de pelvis en la primera semana tras el traumatismo, aunque

a menudo las lesiones asociadas obligan a retrasar la intervención.

Muchos cirujanos monitorizan la función neuromuscular durante

la intervención, ya que la lesión iatrogénica del nervio ciático es la

complicación quirúrgica más frecuente (representa aproximada-

mente el 18%). La técnica anestésica indicada sería la anestesia

general junto con un catéter epidural para analgesia postoperatoria

una vez confirmada la integridad motora y sensitiva de las extre-

midades inferiores. En la mayoría de los casos es necesaria la moni-

torización con catéter arterial y catéter venoso central, además de

un catéter venoso de gran calibre para prevenir una posible hemo-

rragia quirúrgica grave.

Artroplastia de cadera y rodilla

Con el envejecimiento de la población, las intervenciones de

sustitución de las grandes articulaciones son cada vez más

2016

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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