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la anestesia general sigue siendo la técnica más popular para los

pacientes y cirujanos a pesar de las bien reconocidas ventajas de las

técnicas de anestesia locales y regionales. Aunque la anestesia epi-

dural y raquídea (p. ej., bloqueo central del neuroeje) se ha empleado

de forma tradicional para las intervenciones sobre la extremidad

inferior y abdominoperineales, su aplicación en pacientes ambula-

torios puede retrasar el alta porque se produce un bloqueo motor

y simpático residual. La anestesia local y los bloqueos nerviosos

periféricos facilitan el proceso de recuperación porque reducen el

dolor postoperatorio y la necesidad de analgésicos opioides. Por

tanto, cada vez más casos ambulatorios se están realizando bajo

infiltración de anestésicos locales y/o bloqueos nerviosos combina-

dos con analgesia-sedación intravenosa (la denominada anestesia

monitorizada [AM]). Aunque no existe un único fármaco o técnica

anestésica ideales para los pacientes ambulatorios, conocer las

opciones existentes para cada tipo de intervención tiene una impor-

tancia esencial para conseguir las condiciones quirúrgicas deseadas

con una recuperación rápida óptima

( tabla 68-7

).

Anestesia general

La capacidad de administrar un anestésico seguro y rentable con

mínimos efectos secundarios y una recuperación rápida resulta

esencial en una unidad quirúrgica ambulatoria con mucho trabajo.

A pesar de la mayor incidencia de efectos secundarios cuando se

compara con la anestesia local o regional, la anestesia general sigue

siendo la técnica anestésica más utilizada para la cirugía ambulatoria.

El uso eficaz de los equipos complementarios (p. ej., almohadillado

protector, humidificadores de aire calient

e 189

, mantas, calentadores

de aire forzad

o 190

, intercambiadores pasivos de calor y humedad,

dispositivos mínimamente invasivos para la vía aérea) mejorará la

comodidad del paciente tras la anestesia general. Por ejemplo, los

dispositivos que calientan y humidifican los gases de insuflación

pueden mejorar el mantenimiento de la temperatura central del

cuerpo al tiempo que reducen el dolor tras la cirugía laparoscópic

a 191 .

El uso de dispositivos de calentamiento de aire forzado con las mantas de hospital tradicionales resultó una alternativa rentable a las

mantas térmicas de aire forzado comerciales para mantener la tem-

peratura corporal durante la cirugí

a 192

. Sin embargo, para las inter-

venciones ambulatorias de menos de 90 minutos de duración, es

poco probable que estos dispositivos de calentamiento forzado resul-

ten rentable

s 190

.

La intubación traqueal se asocia a una incidencia más fre-

cuente de síntomas relacionados con la vía aérea en el postopera-

torio, como dolor de garganta, crup y ronquera, si se compara con

la mascarilla facial o la mascarilla laríngea (ML) (v. cap. 40). La

mayor parte de los pacientes ambulatorios en los que se realizan

intervenciones superficiales con anestesia general no necesitan una

intubación traqueal a menos que tengan un riesgo de aspiración

aumentado. El dispositivo de ML fue introducido en 1983 como

alternativa a la intubación traqueal y la mascarilla para el manejo

de la vía aérea. Cuando se compara con la mascarilla y la vía aérea

oral, en los pacientes con una ML se observaron menos episodios

de desaturación, menos manipulaciones intraoperatorias de la vía

aérea y menos dificultades para mantener la vía permeabl

e 193 .

La

incidencia de dolor de garganta postoperatorio tras la cirugía

ambulatoria fue del 18% con ML frente al 45% con tubo traqueal

y el 3% con mascarill

a 194 .

La ML también libera las manos al anes-

tesiólogo para que pueda anotar los registros, monitorizar al

paciente y administrarle fármacos, y evita, asimismo, que se le

cansen las manos.

Anestesia en el paciente ambulatorio

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68

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 68-3

 Una hidratación preoperatoria de 20 frente a 2ml/kg reduce la morbilidad postoperatoria en pacientes ambulatorios.

(Reproducida con

modificaciones de Yogendran S, Asokumar B, Cheng DC y cols.: A prospective randomized double-blinded study of the effect of intravenous fluid therapy on

adverse outcomes on outpatient surgery.

Anesth Analg

80:682, 1995.

)