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IV

el período posterior al alt

a 154,155

. Se necesitan de forma clara estu-

dios que analicen el coste-beneficio del uso de un antagonista de

NK-1 como parte de una profilaxis antiemética multimoda

l 156 .

Técnicas no farmacológicas

Estudios recientes indican que las terapias no tradicionales pueden

ser complementos útiles para los tratamientos tradicionales con

fármacos antiemético

s 157,159 .

La acupuntura, la acupresión y la esti-

mulación eléctrica nerviosa transcutánea del punto de acupuntura

P-6 se han empleado en la prevención de las NVP

O 136,158–161 .

Se ha

demostrado que la acupresión coreana sobre la mano es mejor que

el ondansetrón para reducir las NVPO en adultos y niño

s 158,162–164 .

En pacientes ambulatorios sometidos a colecistectomía laparoscó-

pic

a 165 ,

la acupresión resultó comparable al ondansetrón (4mg i.v.)

para prevenir las NVPO. La estimulación eléctrica transcutánea del

punto de acupuntura P-6 con el dispositivo ReliefBand obtuvo

resultados similares al ondansetrón, y la combinación fue más

eficaz que cualquiera de las modalidades por separad

o 161 .

La mayor

parte de los estudios han sugerido que la estimulación eléctrica de

los puntos de acupuntura es más eficaz para la prevención de las

náuseas y vómitos que los fármacos antiemético

s 161,166,167

.

Prevención de la neumonía por aspiración

Los pacientes ambulatorios pueden sufrir un riesgo aumentado de

aspiración porque un porcentaje más importante de pacientes pre-

senta un volumen residual gástrico superior a 25ml con un pHmenor

de 2,5. Sin embargo, los estudios bien controlados no han demostrado

un aumento del riesgo de aspiración en pacientes ambulatorios «en

ayunas» (comparados con los pacientes ingresados) cuando se some-

tieron a una cirugía programada. Por tanto, no se recomienda ya la

profilaxis habitual de la aspiración de ácido. Sin embargo, los pacien-

tes ambulatorios con factores de riesgo predisponentes para la aspi-

ración pulmonar (p. ej., embarazo, esclerodermia, hernia de hiato,

sondas nasogástricas, diabetes grave, obesidad mórbida) se pueden

beneficiar del uso de fármacos bloqueantes del receptor H

2

o de

inhibidores de la bomba de protones en el período preoperatorio.

Antagonistas de los receptores H

2

e inhibidores

de la bomba de protones

Los antagonistas del receptor H

2

son eficaces para aumentar el pH

gástrico y reducir el volumen gástrico al disminuir la secreción de

ácido gástrico. La ranitidina ofrece ventajas sobre la cimetidina, pues

tiene un período de protecciónmás prolongado y causa menos efectos

secundarios. Cuando se compararon con pacientes en ayunas que no

recibieron ranitidina, los pacientes que recibieron líquidos orales com-

binados con ranitidina 2-3 horas antes de la inducción de la anestesia

tuvieron menores volúmenes residuales gástricos y mayores valores

de pH gástrico y presentaron menos se

d 168,169 .

El uso de dosis eficaces

de metoclopramida combinadas con un bloqueante de los receptores

H

2

parece reducir los vómitos postoperatorios y el riesgo de neumo-

nitis por aspiración en poblaciones quirúrgicas de alto riesgo (p. ej.,

diabéticos, obesos mórbidos). Otros estudios no han conseguido

demostrar una ventaja significativa de esta combinación de fármacos

sobre el antagonista de los receptores H

2

aislado. La premedicación

con el inhibidor de la bomba de protones de acción rápida pantoprazol

(40mg i.v.) resultó menos eficaz que el uso de ranitidina (50mg i.v.)

para reducir el volumen gástrico y aumentar el p

H 170

.

Recomendaciones de ayuno

El ayuno prolongado no garantiza que el estómago esté vacío en el

momento de la inducción. Por eso, varios investigadores han puesto

en duda la utilidad del ayuno durante 4-5 horas antes de una cirugía

programad

a 168,171–173

. Dada la corta semivida de los líquidos poco

espesos en el estómago (10-20 minutos), el volumen residual gás-

trico a las 2 horas es menor en pacientes que ingieren pequeños

volúmenes de líquidos poco espesos que en pacientes que se encuen-

tran en ayuna

s 174

. Tras una noche de ayuno, un 50 y un 44% de los

pacientes ambulatorios refirieron hambre y sed de moderadas a

intensas, respectivamente. Hay que recordar que un 14% de las

mujeres jóvenes sanas que entraban en quirófano a primera hora de

la tarde, tras un ayuno nocturno, presentaban una glucemia inferior

a 45mg/d

l 175

. La ingesta de 150ml de agua 2 horas antes de la cirugía

redujo de forma notable la intensidad de la sed sin aumentar el

volumen gástrico en pacientes en ayuna

s 176

. Además, la ingesta de

150ml de café o zumo de naranja 2-3 horas antes de la inducción

de la anestesia no tuvo efecto importante sobre el volumen residual

gástrico o el pH ni siquiera en adultos obeso

s 176,177 .

De un modo

similar, la ingesta preoperatoria de zumo de manzana a dosis de

3ml/kg redujo el volumen gástrico, la sed y el hambre en niños, sin

afectar de forma negativa al contenido gástric

o 178

.

Las restricciones arbitrarias que impiden a los pacientes

ambulatorios beber líquidos el día de la cirugía carecen por com-

pleto de justificación. Una encuesta nacional realizada en EE.UU.

demostró que un 69% de los anestesiólogos han modificado las

recomendaciones de ayuno para permitir a los niños tomar líquidos

poco espesos y que un 41% las han modificado también para los

adulto

s 179

. Salvo que los pacientes tengan un retraso del vaciamiento

gástrico (p. ej., diabéticos), las exigencias de ayuno prolongado no

estarán justificadas. Además, la hidratación adecuada (mediante la

ingesta de líquidos poco espesos por vía oral hasta 2-3 horas antes

de la cirugía y/o mediante hidratación i.v. antes de la inducción de

la anestesia) se asocia a una menor incidencia de efectos secunda-

rios postoperatorios, como dolor, mareos, obnubilación, sed y

náuseas

( fig. 68-3 ) 38,180 .

Varios estudios reciente

s 181–183

han confir-

mado la importancia de asegurar una hidratación adecuada. La

ingesta de líquidos liberal (frente a restrictiva) durante la cirugía

laparoscópica también ha mejorado el pronóstico de los pacientes.

La administración preoperatoria de líquidos que contengan glucosa

impide la resistencia a la insulina postoperatoria y reduce las res-

puestas catabólicas tras la cirugía al tiempo que repone las deficien-

cias de líquido

s 184,185 .

Sin embargo, se sigue discutiendo el efecto de

las soluciones que contienen glucosa sobre el pronóstico clínico,

incluida la duración del ingreso hospitalario, la incidencia de

NVPO, la potencia muscular y el bienestar subjetiv

o 186,187 .

Técnicas anestésicas básicas

La calidad, la seguridad, la eficiencia y el coste de los fármacos y

equipos son consideraciones importantes a la hora de seleccionar

una técnica anestésica para la cirugía ambulatoria. La anestesia

ambulatoria ideal debe tener un comienzo de acción rápido y suave,

producir amnesia y analgesia intraoperatoria, conseguir unas con-

diciones quirúrgicas óptimas con una relajación muscular adecuada

y asociarse a un período de recuperación corto, además de estar

exenta de efectos secundarios tras el alta. La cirugía ambulatoria

necesita el mismo equipo básico para la administración de fármacos

anestésicos, la monitorización y la reanimación que la cirugía con

ingreso. El equipo de monitorización intraoperatorio convencional

para las cirugías ambulatorias debería incluir un electrocardiograma,

un manguito de presión arterial, una sonda para medir la tempera-

tura, un pulsioxímetro y un capnógrafo. Si se emplean relajantes

musculares no despolarizantes, se debería contar también con un

monitor neuromuscular. Disponer de un monitor cerebral puede

resultar útil en pacientes con antecedentes de recuerdos intraopera-

torios y para mejorar el ajuste de los fármacos anestésicos, lo que

podría facilitar un despertar de la anestesia más rápid

o 188

.

La elección de la técnica anestésica dependerá de factores de

la cirugía y del paciente. En muchas intervenciones ambulatorias,

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Anestesia por subespecialidades en el adulto