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Antieméticos

( Tabla 76-2 )

Antagonistas de la dopamina

Durante décadas se ha usado la metoclopramida para prevenir las

NVPO. Sus propiedades antieméticas están mediadas por su acción

antidopaminérgica y probablemente también tenga propiedades

procinética

s 113 .

En el pasado, las dosis altas de metoclopramida

(p. ej., 200mg cada 6 horas) eran la principal medida de prevención

de las náuseas y vómitos por quimioterapia. Estas dosis muy pro-

bablemente tengan propiedades antiserotoninérgica

s 114 .

Desafortu-

nadamente, estas dosis causan efectos extrapiramidales en más de

un 10% de los pacientes, que pueden tratarse con antihistamínicos

y benzodiazepina

s 115 .

Como resultado, se han establecido dosis bajas de metoclo-

pramida (10mg) para la práctica clínica. Sin embargo, esta dosis

no se ha probado clínicamente efica

z 116 .

Por ello, Wallenborn y cols.

llevaron a cabo un ensayo amplio aleatorizado y controlado con

placebo que comparaba 8mg de dexametasona sola o combinada

con 10, 25 o 50mg de metoclopramid

a 117 .

Los riesgos relativos de

prevención de las NVPO de estas tres combinaciones comparados

con dexametasona sola fueron 0,89, 0,74 y 0,63, respectivamente.

Así, la eficacia de las dosis de 25 o 50mg parece comparable a las

de antieméticos bien establecidos. La eficacia tiene que contrarres-

tarse con los efectos secundarios potenciales (los más frecuentes

son la hipotensión tratable y la taquicardia) y con la incidencia de

síntomas extrapiramidales y discinesia, que fueron del 0,1%, 0,4%

y 0,8% y 0,8% en los cuatro grupos. A destacar que, en niños, tras

amigdalectomía, una dosis moderada de 0,5mg/kg de metoclopra-

mida no fue equivalente a 0,1mg de ondansetró

n 118 .

El droperidol es un potente antagonista D

2

con propiedades

antieméticas bien conocidas con dosis intravenosas tan bajas como

0,625 a 1,25 m

g 104,119,120

y con un RR global de 0,65, 0,65 y 0,62 para

las náuseas, los vómitos y las NVPO, respectivament

e 104

. Además,

tiene la misma eficacia que ondansetró

n 56,121

, con un RR para NVPO

de 0,9

9 104

. En comparación con placebo, droperidol se asocia con

mayor sedación (RR 1,32) pero con menos cefalea (RR 0,79

) 104

.

Aunque se ha investigado en más de 200 publicaciones, la dosis

mínima eficaz y los tiempos óptimos de administración del drope-

ridol no se han establecido todavía. Debido a su corta vida media

de 3 horas, hay que darlo al final de la cirugía y en la dosis mínima

eficaz de 0,65mg para minimizar los efectos secundarios sedantes.

Por la misma razón farmacocinética, parece que asociar droperidol

a una bomba PCA de morfina es una buena estrategia para reducir

las náuseas y vómitos inducidos por opiáceos. En un estudio dosis

respuesta realizado por Tramer y cols., al añadir 5, 15 o 50

m

g a 1mg

de morfina el RR fue de 0,88, 0,63 y 0,4

4 122

. Aunque 50

m

g de dro-

peridol por miligramo de morfina parece ser la dosis más eficaz, se

asoció a sedación por lo que los autores concluyen que la dosis de

25

m

g de droperidol por miligramo de morfina es la óptima.

Las dosis bajas de droperidol también se han descrito como

causantes de ansiedad y desasosieg

o 123 ,

acatisi

a 124

y distoní

a 125 .

Sin

embargo, los datos son contradictorio

s 126 .

Además, la U.S. Food and

Drug Administration (FDA) ha recibido informes de arritmias

graves (torsades de pointes) y muertes asociadas al uso de drope-

ridol a dosis bajas, por lo que se ha incluido esta alarma en la ficha

técnica:

Droperidol está contraindicado en pacientes con prolongación

del QT conocida o sospechada, incluyendo pacientes con sín-

drome de QT largo congénito. En los pacientes que no demues-

tran una respuesta adecuada a otros tratamientos debe

descartarse una prolongación del QT (440 ms en hombres y

450 ms en mujeres) con un ECG de 12 derivaciones antes de usar

droperidol y se debe monitorizar con ECG durante 2-3 horas

tras la administración del fármaco. También debe emplearse

con precaución en pacientes con riesgo de desarrollar un sín-

drome de QT alargado como son los pacientes con alteraciones

electrolíticas o los que reciben anestésicos volátiles y opiáceos

intravenosos.

La alarma de la FDA ha creado controversia entre los

médicos, que siguen observando la utilidad de las dosis bajas de

droperidol en la prevención de las NVPO. Según el estudio

de White y cols., la anestesia general, de por sí, prolonga el QT

en unos 400 a 430 ms y las prolongaciones del QT medias cuando

se usaba placebo, 0,625mg o 1,25mg de droperidol durante la

anestesia fue de 12, 15 y 22 m

s 127 .

A destacar que, el anestésico

tuvo un efecto global mayor sobre el QTc medio comparado con

droperidol y se asoció a una considerablemente mayor variabi-

lidad interindividual. Por otra parte, una prolongación de 133 ms

se observó en un único paciente que recibió 1,25mg de dro­

peridol. Charbit y cols. estudiaron el efecto de 0,75mg de

droperidol o de 4mg de ondansetrón sobre el intervalo QTc

administrados como tratamiento de rescate en URP

A 128 .

Más del

40% de los pacientes tenían un QTc prolongado tras la anestesia

y la prolongación media máxima adicional del QTc fue de 17 ms

tras droperidol y de 20 ms tras ondansetrón

( fig. 76-12

). Estos

datos abren el debate de la relevancia clínica de la prolongación

del QT. En general, el Committee for Proprietary Medicinal Pro-

ducts de Reino Unido considera que una prolongación del QT

inferior a 30 ms es poco probable que tenga relevancia clínica.

Además, en base a datos de pacientes con síndrome del QT pro-

longado congénito, una prolongación de 10 ms se corresponde

con una proporción de riesgo de 1.056, que se traduce en una

aumento del riesgo del 18% (RR 1,18) con 30 ms pero con un

riesgo doble (RR 2,06) con 133 m

s 129 .

En base a estos datos, el riesgo de droperidol en pacientes sanos con electrocardiogramas

normales parece insignificante. Sin embargo, es difícil excluir la

posibilidad de que al añadir droperidol en un contexto clínico

de alteración de la conducción no detectada junto con otros

fármacos que prolongan el QTc puede desencadenarse una pro-

longación clínicamente relevante que resulte en una torsade de

pointe

s 130 .

Debido a la alarma del droperidol, haloperidol ha creado

mucho interés y los estudios más recientes muestran una eficacia

similar al ondansetró

n 131,132 .

Sin embargo, también se han asociado

arritmias y muertes al haloperidol que se han notificado a los sis-

temas de salud, de manera que la FDA ha emitido una alerta que

indica la administración por la vía intramuscular y retira su uso

por vía intravenosa.

Otros antagonistas dopaminérgicos de uso menos fre-

cuente como alizaprida, perfenazina y proclorperazina (los dos

últimos son neurolépticos muy potentes) tienen otros mecanis-

mos de acción. Aunque su eficacia parece comparable a la de otros

antieméticos, estos fármacos no han sido suficientemente

estudiados, de manera que el número limitado de pacientes no

proporciona poder suficiente para detectar todos los efectos del

tratamient

o 104 .

Una razón importante que justifica su uso in­

frecuente puede ser los efectos sedantes que retrasan la re­

cuperación.

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Cuidados postoperatorios

VI