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los órganos vitales, insuficiencia multiorgánica y la muerte. Por

tanto, está claro que es preciso reconocer precozmente y tratar de

inmediato las alteraciones de la homeostasia hídrica.

La presentación clínica del shock varía tanto con el tipo

como con su causa, pero todos los síndromes se caracterizan por

diversos factores en común. El síndrome se asocia con un aumento

marcado de la actividad simpática caracterizado por taquicardia.

En la mayoría de pacientes se desarrolla una hipotensión arterial

relativa (comparada con los valores basales, estadio inicial) o abso-

luta (presión arterial sistólica

<

90 mmHg, estadio avanzado).

Comomecanismo de compensación de la disminución del volumen

circulante efectivo, los mecanismos vasoconstrictores eficaces redi-

rigen el flujo sanguíneo desde la periferia a los órganos vitales, lo

que mantiene la perfusión cerebral, coronaria y esplácnica, y se

asocia con piel fría y viscosa. No obstante, una excepción es la

vasodilatación periférica en los estados de shock distributivo

inicial y shock terminal (insuficiencia de los mecanismos que man-

tienen la vasoconstricción periférica) y que da lugar a una piel

caliente, hiperémica. Como consecuencia de la derivación de

sangre a los órganos vitales, la diuresis disminuye y el paciente

presenta oliguria y anuria. Con la depleción continuada de la

volemia, por último, el flujo sanguíneo cerebral se deteriora y el

paciente presenta agitación, confusión y coma. No obstante, es

preciso destacar que diversos factores de confusión alteran profun-

damente la presentación clínica, incluida la respuesta hemodiná-

mica clásica a la depleción aguda de la volemia. Dichos factores

incluyen la edad del paciente, los fármacos administrados para las

enfermedades crónicas, el tipo y localización de la pérdida hídrica,

el tiempo transcurrido entre la pérdida de volumen y el inicio del

tratamiento y la fluidoterapia previa.

Hipovolemia debida a una disminución del volumen

de LEC

Pérdida extrarrenal de volumen o de Na

+

En condiciones normales, las pérdidas insensibles, no mensurables

de líquido a partir de la piel y las vías respiratorias (evaporación

de agua) representan 600ml/día y 200ml/día respectivamente.

Durante las enfermedades febriles, las pérdidas hídricas aumentan

sustancialmente y provocan una depleción de volumen. Las pérdi-

das por sudor a partir de la piel aumentan con cada 1 °C

>

37 °C

(pérdidas adicionales de 200-1.000ml/día). Normalmente la con-

centración de Na

+

en el sudor es de 20-50mEq/l y disminuye con

una sudoración profusa debido a la acción de la aldosterona

( tab

la 78-5

)

. Puesto que el sudor es hipotónico, la pérdida de agua supera la de Na

+

. Además, la pérdida hídrica por evaporación a partir

de las vías respiratorias puede aumentar en pacientes febriles, en

especial asociadas con la ventilaciónmecánica y con la hiperventila­

ción. Por último, las quemaduras y las enfermedades exudativas de

la piel pueden asociarse a grandes pérdidas hídricas y a una deple-

ción de la volemia (v. caps. 44

y 62).

En el tubo digestivo penetran alrededor de 9 l/día de

líquido, 2 l por ingestión y 7 por secreción. Casi el 98% de este

volumen es reabsorbido de modo que la pérdida fecal de líquido

sólo representa 100-200ml/día. El drenaje externo de líquidos

gastrointestinales, las fístulas, el deterioro de la reabsorción o el

aumento de la secreción gastrointestinal se asocian a una deple-

ción de volumen (v.

tabla 78-5 )

. Puesto que las secreciones gás-

tricas se caracterizan por un valor bajo del pH (concentración

elevada de H

+

) y las secreciones biliares, pancreáticas e intesti-

nales son alcalinas (concentración elevada de HCO

3

), con fre-

cuencia, la alcalosis y acidosis metabólica se acompañan de

vómitos y diarrea, respectivamente.

La hipovolemia puede acontecer por el secuestro de líquido

intersticial e intravascular en el tercer espacio, que no está en equi-

librio con el compartimento de LEC o LIC. Aunque este líquido

puede retroceder al compartimento LEC durante un período de

días a semanas, si no se corrige, la disminución aguda de la volemia

puede provocar una depleción grave de volumen. Ejemplos de pér-

didas en el tercer espacio incluyen el espacio retroperitoneal en la

pancreatitis aguda, la luz intestinal en la obstrucción gastrointesti-

nal, la cavidad peritoneal en la peritonitis, las lesiones por aplasta-

miento y el hematoma en el tejido adyacente a la fractura de un

hueso largo o de pelvis.

La hemorragia de cualquier origen es una causa frecuente

de depleción del volumen en el período postoperatorio. Para el

diagnóstico satisfactorio de una hemorragia oculta, con frecuen-

cia, se requieren una valoración postoperatoria cuidadosa del

paciente y un índice elevado de sospecha. En la

tabla 78-6

se

resumen las diferentes clases de hemorragia y shock hemorrágico.

La hemorragia de clase I es una pérdida hemática menor similar

a la situación de un individuo que ha donado una unidad de

sangre, y la de clase II es una hemorragia no complicada pero que

requiere reanimación con cristaloides. No obstante, la de clase III

es un estado hemorrágico complicado y la de clase IV debe con-

siderarse un acontecimiento preterminal para el que es preciso

tomar medidas muy agresivas para restablecer la volemia y con-

trolar la hemorragia.

Pérdida renal de volumen o de Na

+

En un adulto sano, se filtran 130-180 l/día de plasma a través de las

membranas capilares de los glomérulos. El túbulo renal reabsorbe

más del 98% del filtrado, lo que da lugar a una diuresis de 1-2 l/día.

Numerosas situaciones se asocian con pérdidas urinarias excesivas

de NaCl y agua, incluido el uso de diuréticos. Éstos inhiben las vías

específicas de la reabsorción de Na

+

a lo largo de la nefrona con el

aumento consiguiente de la excreción urinaria de este ion. El

aumento de la filtración de solutos no reabsorbidos, como la glucosa

o la urea, puede afectar a la reabsorción tubular de Na

+

y agua,

provocando una diuresis osmótica o de solutos. Esto es frecuente en

la diabetes mellitus mal controlada y en pacientes que reciben una

hiperalimentación rica en proteínas. El manitol es un diurético que

produce una diuresis osmótica porque este fármaco no puede ser

reabsorbido en el túbulo renal. Los individuos sanos pueden con-

servar el Na

+

y reducir su excreción hasta menos de 5mEq/día. No

obstante, en el período postoperatorio la función renal puede dete-

riorarse como consecuencia de acontecimientos relacionados con la

anestesia y la cirugía, como el deterioro de la perfusión renal debido

2554

Cuidados postoperatorios

VI

Tabla 78-5

 Sudación y líquidos gastrointestinales: composición de

electrólitos y orígenes habituales de las pérdidas en el período perioperatorio

Pérdidas habituales

Líquido

corporal

Composición (mEq/l)

Na

+

K

+

Cl

HCO

3

Sudación (fiebre)

Sudor

20-50 5-10 45-55

Gastrointestinales

  Tubo

nasogástrico,

vómitos

Gástrico

40-80 5-15 90-130

  Tubo de

traqueostomía,

fístula

Biliar

130-150 5-10 80-120 30-40

  Fístula

Pancreático 120-140 5-10 60-90 90-110

  Tubo duodenal,

fístula

Duodenal

130-140 5-10 70-90 0-50

  Ileostomía, fistula Ileal

100-140 5-10 80-110 20-30

  Diarrea,

colostomía

Colon

50-70 20-40 30-50 20-30

Cl

, cloro; HCO

3

, bicarbonato; K

+

, potasio; Na

+

, sodio.