Table of Contents Table of Contents
Previous Page  264 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 264 / 2894 Next Page
Page Background

Observe que en la

figura 9-22

el efecto «basal» en ausencia del

fármaco es el 20% del efecto, porque algunos receptores están

en estado activado. Sólo en presencia del agonista inverso casi

todos los receptores se ven forzados al estado inactivado, reve-

lando así la respuesta fisiológica en ausencia completa de acti-

vación del receptor.

E

stados

del

receptor

. 

La teoría clásica del receptor

describe la interacción entre ligando y receptor según las leyes

de acción de masas. A nivel molecular, esta interacción ha sido

interpretada durante años para indicar que la unión del ago-

nista al receptor provoca un cambio en la conformación del

receptor que pasa de un estado inactivo (R) a otro activado (R*)

( fig. 9-24 )

. En este modelo el cambio de conformación del

receptor facilita el acoplamiento del receptor activado a proteí-

nas intermediarias (p. ej., proteínas nucleótido guanina [G]) o

a segundos mensajeros (efectores, E), que después inician una

cascada rápida de respuestas celulares.

Experimentos en animales transgénicos han aportado infor-

mación útil sobre las interacciones entre ligando y receptor. En un

conjunto de experimentos se provocó una sobreexpresión masiva

de receptores

b

2

-adrenérgicos (

b

2

-AR) en miocardio de rató

n 11 .

Se

observó un aumento de las respuestas de segundo mensajero en

ausencia de ligando en comparación con el miocardio de ratón

normal. De hecho, la actividad adenilciclasa (segundo mensajero

estudiado con más frecuencia para los

b

2

-AR) era idéntica en

estado basal en animales transgénicos (en ausencia de fármaco)

que en ratones normales estimulados con isoproterenol (agonista

de los

b

2

-AR). Además, la estimulación con isoproterenol de ani-

males transgénicos no aumentó la actividad adenilciclasa por

encima de este nivel basal elevado. Este hallazgo indica que en estos

animales transgénicos hay una subpoblación de receptores ya acti-

vados por completo.

Estos hallazgos implican que en estado basal existe de forma

espontánea un pequeño porcentaje de receptores en estado acti-

vado (R*). Dado que algunos receptores están normalmente acti-

vados, la actividad de estos receptores R* forma parte del efecto

basal observado en ausencia de fármaco. No obstante, tras una

sobreexpresión masiva de

b

2

-AR en un animal transgénico, este

porcentaje del total de receptores se convierte en un número muy

elevado de receptores activados. Esto imita el efecto de una dosis

máxima de agonista, que produciría un número similar de recep-

tores en estado R*.

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para

conocer los estados de los receptores y las interacciones fármaco-

receptor. En lugar de que la unión al ligando produzca un cambio

del estado R al R* (como sugiere la

fig. 9-24

), estos datos señalan

una conversión espontánea del estado R a R*

( fig. 9-25

). El efecto

del ligando es estabilizar el estado R*, lo que aumenta el porcen-

taje de receptores activados. En la mayoría de los tejidos, la con-

centración de R* representa un pequeño porcentaje de la

población total de receptores (de ahí la flecha gruesa que apunta

a R en la

fig. 9-25 )

. Este hallazgo explica la acción de los agonistas

inversos como fármacos que estabilizan R, reducen el número de

receptores en estado activado y disminuyen la respuesta fisioló-

gica por debajo del nivel «basal clínico». También indica que

existe un «nivel basal verdadero», que es el estado clínico en

ausencia completa de receptores activados. Las principales dife-

rencias entre «basal clínico» y «basal verdadero» tendrían lugar

probablemente en los tejidos con las concentraciones más altas

de R* espontáneo. Por tanto, los agonistas inversos podrían ser

más eficaces en dichos tejidos.

La

figura 9-23 D

muestra un tejido, el sistema nervioso

central (SNC), con suficientes canales iónicos regulados por

ligando (R*) activados por ácido

g

-aminobutírico tipo A

(GABA

A

) como para observar cambios electroencefalográficos

con un agonista inverso. En última instancia, es importante

observar que la explicación asume sólo dos estados del receptor:

R (completamente inactivo) y R* (completamente activado).

Puede haber varios estados de transición entre R y R* (de ahí el

uso de líneas curvas además de líneas rectas en la

fig. 9-25

). Sin

embargo, para simplificar, la exposición que sigue sólo emplea

R y R*.

Como se ve en la

figura 9-26

, los agonistas estabilizan

(o favorecen energéticamente) el estado R*, retirando así el

receptor del equilibrio instantáneo con R y conduciendo (por

acción de masas) más receptores hacia R*

( fig. 9-27 )

. Por tanto,

la probabilidad de estar en estado R* aumenta en presencia de

un agonista. Los agonistas inversos desplazan la ecuación hacia

la izquierda, estabilizando la configuración R. Los antagonistas

neutros se unen por igual a R y R*, evitando la unión del ago-

nista sin alterar el equilibrio entre R y R*. Por tanto, los anta-

gonistas neutros no cambian la respuesta basal observada

(v.

  fig. 9-22

).

264

Farmacología y anestesia

II

Figura 9-24

 Diagrama esquemático de la activación clásica del receptor.

Durante años se pensó que la unión del ligando hace que los receptores

pasen de un estado inactivo (R) a un estado activado (R*). Después, el

receptor activado interacciona con las proteínas nucleótido de guanina (G)

intermediarias o directamente con las cascadas de segundo mensajero

(efectores, E) o con ambos. Los hallazgos más recientes indican un equilibrio

más complicado entre R y R* como se muestra en las

figuras 9-25 a 9-27 .

Figura 9-25

 Conversión espontánea de receptores de estado inactivo (R) a

activo (R*). En la mayoría de los tejidos, R* es un pequeño porcentaje de la

población total de receptores.