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La segunda ventaja del uso de técnicas moleculares en

farmacología es que pueden descubrirse nuevos receptores y

subtipos de receptores buscando en el genoma secuencias de

ADN similares a las de receptores conocidos. Después de des-

cubrir estos receptores, es posible caracterizarlos con facilidad

porque una expresión elevada en las células permite probarlos

con diversos fármacos. La reciente disponibilidad de las secuen-

cias de ADN de todo el genoma humano ha acelerado el descu-

brimiento de receptores mediante investigación de homología

del ADN.

Por último, y quizá con más relevancia clínica, es que resulta

más fácil probar los fármacos en fase de investigación para com-

probar sus efectos en diferentes receptores nativos y en sus varian-

tes. De este modo pueden estudiarse de forma controlada los

efectos farmacológicos en receptores individuales, aislándolos de

otros receptores y subtipos de receptores. Estos estudios pueden

conducir al desarrollo de nuevos fármacos útiles en el período

perioperatorio y a conocer los efectos de estos fármacos en pacien-

tes con variantes del receptor.

Aunque los métodos moleculares ofrecen numerosas ven-

tajas para conocer las vías fisiológicas de receptores individuales

y para descubrir nuevos fármacos, también tienen ciertas des-

ventajas. Las líneas celulares no son organismos integrados y no

es posible evaluar la función del receptor proteína en un entra-

mado de sistemas fisiológicos. Un método para conocer la

función de un producto de un gen nuevo o identificado previa-

mente es crear modelos en ratones (murinos) en los que se

elimina el gen de interés (ratones desactivados) o en los que éste

está sobreexpresado (ratones transgénicos). Después se analiza

la consecuencia fisiológica de dicha expresión de proteína alte-

rada. Aunque los detalles de estas técnicas superan los objetivos

de este libro, se han unificado y se ha generalizado su disponi-

bilidad. Los modelos de ratones transgénicos y desactivados son

sólidos y útiles aunque también tienen limitaciones importantes.

La primera es que hay que analizar de modo minucioso el origen

genético de los animales creados. Si no se controla con atención,

pueden producirse fenotipos alterados por diferencias en la

«cepa» animal (origen genético) y no por un producto de gen

sobreexpresado o desactivado. La segunda es que la eliminación

de receptores específicos puede compensarse con alteraciones

en otros productos génicos. En este caso, el fenotipo final repre-

senta no sólo el efecto del gen ausente sino también la expresión

compensadora de otros genes. La compensación es más preocu-

pante cuando la eliminación de un gen es letal, porque la pro-

genie superviviente tiene por definición una compensación que

aumenta la supervivencia y por esta razón puede no ser repre-

sentativa de los resultados del gen individual desactivado. Por

último, algunos receptores y proteínas tienen diferentes locali-

zaciones en los tejidos entre el ser humano y otras especies

animales. Por este motivo, los resultados de los estudios en ani-

males transgénicos y desactivados deben extrapolarse al ser

humano con precaución.

A pesar de estas posibles limitaciones, los modelos en ani-

males transgénicos y desactivados han demostrado su importancia

para conocer nuevas funciones de receptores y proteínas. Se han

descubierto muchos efectos fisiológicos inesperados de productos

génicos y se han respondido y confirmado importantes preguntas

fisiológicas con estos métodos. La

tabla 9-1

muestra las conclusio-

nes sobre alteraciones de los receptores adrenérgicos y su cascada

de transducción de la señal en ratones transgénicos y desactivados.

Se han descubierto nuevas funciones de subtipos específicos de

receptores adrenérgicos (p. ej., la participación de los R

a

2A

A en la

sedación y en la hipotensión mediada por el SNC, de los R

a

2B

A en

la vasoconstricción y de los R

a

2C

A en el control de la temperatura).

La

tabla 9-1

indica que las alteraciones en las vías de transducción

de la señal de los receptores adrenérgicos y las cinasas moduladoras

tienen consecuencias fisiológicas en todo el animal.

Gracias a estos avances, ahora sabemos la localización

precisa de la acción de muchos fármacos anestésicos

( tabla 9-2

)

17 .

Esto incluye identificación del receptor, caracterización del sitio de

unión y estudio de las consecuencias prospectivas de la unión al

receptor responsable del efecto del fármaco. Por ejemplo, Jurd y

cols. han demostrado que el etomidato y el propofol se unen al

mismo sitio de la subunidad

b

3

del receptor GABA

A

y han creado

un ratón genéticamente modificado relativamente resistente a los

efectos hipnóticos de ambos fármaco

s 18

. Aunque la mayoría de los

hipnóticos y sedantes potencian la acción del GABA (el principal

neurotransmisor inhibidor del SNC) continúa la búsqueda del sitio

de acción de los anestésicos inhalados.

Evaluación clínica de los efectos

del fármaco

Principios generales

Después de que los fármacos hayan ejercido sus acciones a nivel

molecular y hayan producido un efecto fisiológico, es importante

evaluar el efecto en todo el organismo. Esta sección se concentra

en los métodos de evaluación de los efectos de los fármacos como

curvas dosis-respuesta, eficacia, potencia, dosis efectiva media

(DE

50

), dosis letal media (DL

50

) e índice terapéutico.

Relaciones concentración-respuesta

La comparación estándar de un fármaco con su efecto clínico es la

curva concentración-respuesta, presentada en la

figura 9-34

. La rela-

ción mostrada es la relación tiempo-independiente entre dosis, con-

centración o alguna otra medida de exposición al fármaco (eje

x

)

y el efecto medido (eje

y

). El efecto medido puede ser una res­

puesta absoluta (p. ej., altura de contracción), una respuesta nor­

malizada (p. ej., porcentaje de descenso de la altura de contracción)

o una respuesta de población (p. ej., proporción de personas que

se mueven durante la incisión). La ecuación estándar de esta rela-

ción es la ecuación «Hill», denominada en ocasiones «relación

sigmoidea-E

max

»:

Efecto = E

0

+ (E

max

− E

0

)​ 

C

g

 ________ 

C

50

g

 + C

g

 ​

(48)

Éste es otro ejemplo de ecuación de saturación mostrada en la

figura 9-5 .

En esta ecuación, E

0

es el efecto basal en ausencia de

fármaco y E

max

es el máximo efecto posible del fármaco. C es

habitualmente concentración o dosis, aunque pueden emplearse

otras medidas de exposición al fármaco (p. ej., concentración

máxima, área bajo la curva concentración-tiempo). C

50

es la

concentración relacionada con el 50% del efecto máximo del

fármaco y es una medida de la potencia del fármaco. El expo-

nente

g

, denominado también «coeficiente Hill», está relacio-

nado con la forma sigmoidea y la pendiente de la curva. Si

g

es

menor de 1 y se traza la curva en un eje

x

estándar, la curva es

hiperbólica (v.

fig. 9-5

). Si

g

es mayor de 1, la curva es sigmoi-

dea, como en la

figura 9-34 .

Si se traza el eje

x

en una escala

logarítmica la curva siempre es sigmoidea con independencia

del valor

g

.

Potencia y eficacia

Hay bastante confusión respecto a la definición de potencia por las

definiciones existentes relacionadas con el término. Un uso de

Principios básicos de farmacología

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9

Sección II

Farmacología y anestesia

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