Cuando se disponga de un desfibrilador monofásico, se aplicará
una descarga de 360 J. Las configuraciones de energía de los desfi-
briladores bifásicos dependen de la forma de onda. En las formas
de onda bifásicas exponenciales truncadas deben usarse 150-200 J
para la primera descarga. En las configuraciones de energía para
las formas de onda bifásicas rectilíneas deben usarse 120 J para
la descarga inicial. Si el reanimador no está familiarizado con la
forma de onda utilizada, deben usarse 200 J como energía por
defect
o 9 .Todos los desfibriladores bifásicos disponibles en estos
momentos ofrecen compensación según la impedancia y ajuste de
la dosis de energía administrada en respuesta a la impedancia
medida con cada descarga. Si la FV recurre, se puede usar la misma
dosis de energía o mayor. En estos momentos, no disponemos
de datos suficientes que indiquen que es mejor aumentar la dosis de
energía de la descarga que no aumentarla para terminar con una
FV recurrente. Si se presencia la parada cardíaca pero no hay
monitor y no se dispone inmediatamente del desfibrilador, las com-
presiones torácicas deben iniciarse inmediatamente y continuarse
hasta que llegue el desfibrilador y se cargue. Si la FV recurre en
cualquier momento después de una conversión satisfactoria, se
repetirá la desfibrilación con el último nivel de energía que haya
tenido éxito. Si la FV persiste a pesar de este tratamiento inicial,
será necesario instaurar un tratamiento farmacológico. Se supone
que el anestesiólogo ya tiene controlada la vía aérea y la ventilación
mediante intubación endotraqueal y ventilación con oxígeno al
100%. En aquellas situaciones en las que la intubación endotra-
queal aún no esté instaurada en el momento de la parada cardíaca,
los intentos de desfibrilación tienen prioridad sobre la intubación
endotraqueal si el desfibrilador está disponible.
Si la circulación espontánea no se recupera después del
primer intento de desfibrilación, cinco ciclos de RCP consistentes
en 30 compresiones y 2 ventilaciones y una segunda descarga des-
fibriladora, el intento de reanimación se acompañará de interven-
ciones farmacológicas. En la actualidad, sólo se recomienda utilizar
dos fármacos para la parada cardíaca: epinefrina y vasopresin
a 9 .Durante la reanimación se recomienda disponer de una vía intra-
venosa periférica, ya que la colocación del catéter no interrumpe
las compresiones torácicas. Suponiendo que existe la vía intrave-
nosa periférica, las inyecciones iniciales de estos fármacos pueden
administrarse por ella, seguidas por un bolo de líquido para impul-
sar el fármaco hacia la circulación. Los fármacos administrados por
una vía periférica requieren 1 o 2 minutos antes de alcanzar la
circulación central en caso de parada cardíaca. Por tanto, deben
administrarse dos minutos de RCP después de la administración
del fármaco y antes de intentar la desfibrilación. Si no se puede
establecer un acceso venoso periférico, debe pensarse en una
canulación intraósea o venosa central
9 .La canulación intraósea no
interrumpe las compresiones torácicas y permite obtener una con-
centración del fármaco en sangre equivalente a la obtenida con la
administración a través de una vía central. En la mayoría de los
casos no se necesita una vía central para la reanimación y no debe
intentarse antes que las vías periférica o intraósea. Se debe usar una
solución de lactato de Ringer o salina normal y no soluciones
glucosadas, ya que parece que la administración de glucosa durante
la isquemia cerebral global puede empeorar la evolución neuroló-
gica de los superviviente
s 193-196 .Se han confirmado las impresiones clínicas previas sobre
los efectos favorables de la epinefrina durante la parada cardíaca,
independientemente del ritmo subyacent
e 197-201. El fármaco
aumenta el flujo sanguíneo tanto cerebral como miocárdico en la
parada cardíaca experimenta
l 197-199 .Los mecanismos responsables
del aumento de este flujo sanguíneo cerebral y miocárdico parecen
basarse en la prevención del colapso arterial y la vasoconstricción
intensa de otros lechos vasculares, con lo que se evita la deriva-
ción de sangre hacia tejidos no críticos y se incrementa de forma
preferente la presión de perfusión y el flujo cerebral y miocár-
dic
o 197. En los pacientes que han presentado una parada cardíaca se
ha demostrado que la administración de epinefrina aumenta la
presión de perfusión máxima aórtica y coronaria, lo que avala
sus propiedades vasoconstrictoras en el entorno clínic
o 202 .La dosis recomendada de epinefrina es de 1,0mg (10ml de una
solución al 1:10.000). Esta dosis debe repetirse cada 3-5 minutos
mientras persista la parada cardíaca para garantizar que se man-
tiene el beneficio sobre el flujo sanguíneo. Si, por algún motivo,
no se cuenta con una vía intravenosa o no se puede obtener con
rapidez, la epinefrina se puede inyectar en el árbol traqueobron-
quial, un territorio desde el que se absorbe con rapidez para
producir un efecto farmacológico inmediat
o 203-205 .Cuando se usa
2752
Cuidados críticos
VII
Figura 87-13
Respuesta negativa a verapamilo. Inicialmente había una taquicardia que se atribuyó a un flutter auricular
(A).
Después de la inyección de
5mg de verapamilo, la frecuencia se aceleró y el paciente no respondió, por lo que necesitó, en consecuencia, la cardioversión
(B).
El primer ritmo era una
taquicardia ventricular. El colapso cardiovascular es una posible complicación de la inyección de verapamilo cuando la taquicardia tiene origen ventricular.