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esta vía, se recomienda una dosis entre 2 y 2,5 veces mayor que

la dosis intravenos

a 126 .

Debido al papel fundamental de la vasoconstricción potente

en la acción favorable de la epinefrina, también se ha estudiado el

efecto de la fenilefrin

a 198,206,207 .

La comparación entre fenilefrina y

epinefrina en la parada cardíaca experimental no ha demostrado

ningún beneficio evidente del uso de la primera sobre los cambios

del flujo sanguíne

o 197,207

, los potenciales somatosensitivos evoca-

do

s 197

o la evolución neurológica o cardiovascula

r 199 ,

por lo que el

fármaco de elección sigue siendo la epinefrina en este momento.

Según las observaciones experimentales del beneficio hemo-

dinámico evidente que se obtiene con dosis elevadas de epinefrina

(hasta 0,2mg/kg

) 208,209 ,

en numerosas publicaciones y estudios clí-

nicos se ha evaluado el impacto de la administración de epinefrina

a dosis altas en criterios de valoración como la restauración de la

circulación espontánea y el alta hospitalari

a 210-216 .

Aunque algunos

investigadores han observado una mayor frecuencia de restaura-

ción de la circulación espontánea después de la administración de

epinefrina a dosis altas frente a la dosis estándar de 1 m

g 214 ,

la

mayoría no lo ha hecho y ningún estudio ha confirmado aún el

beneficio sobre la supervivencia en el momento del alta. Dada la

ausencia de datos concluyentes que demuestren un beneficio del

tratamiento con epinefrina a dosis altas, ya no representa un trata-

miento aceptado en la parada cardíaca.

La adición de vasopresina en el algoritmo de tratamiento de

la FV y la TV sin pulso se basa en datos experimentales y clínicos

que indican sus efectos favorables sobre la perfusión de órganos

vitales durante la parada cardíac

a 217,218

. Las concentraciones plas-

máticas de vasopresina endógena se mantuvieron significativa-

mente elevadas en los pacientes reanimados con éxito de una

parada cardíaca extrahospitalaria frente a los que fallecieron, lo que

indica que el cuerpo humano segrega esta hormona ante un estrés

fisiológic

o 219,220 .

La vasopresina actúa por estimulación directa de

los receptores V

1

del músculo liso y da lugar a una constricción

prolongada del mismo, incluso en presencia de acidosis grave, lo

que podría mantener la presión de perfusión coronaria y contribuir

al mayor éxito de la reanimació

n 221,222

. En un estudio, la vasopresina

administrada a pacientes con parada cardíaca resistente provocó

un aumento de la presión arterial y, en algunos casos, el retorno de

la circulación espontáne

a 223 .

A pesar de que estos resultados pro-

metedores indican el beneficio potencial de la vasopresina en la

parada cardíaca, ningún estudio ha podido demostrar que el bene-

ficio significativo se traduzca en el alta hospitalaria. En las Direc-

trices de 2005 se plantea el uso de vasopresina como una alternativa

a una dosis de epinefrina durante la FV resistent

e 9

. Debido a su

semivida larga (10-20 minutos) con respecto a la epinefrina (3-5 mi­

nutos), la vasopresina se administra a una dosis única de 40 unidades

por vía intravenosa o intraósea.

Cuando la FV persiste después de la desfibrilación inicial o

la inyección de epinefrina o vasopresina (o ambas), se repetirá la

desfibrilación con el máximo de energía disponible para el dispo-

sitivo. Si la FV persiste, se elegirán medicamentos con efectos anti-

fibrilantes. En esta situación, la amiodarona y la lidocaína son

fármacos aceptables. En una evaluación basada en la evidencia no

se ha demostrado que la administración de lidocaína tenga algún

efecto favorable demostrable a corto o largo plazo en pacientes con

FV o TV sin pulso. La amiodarona es el fármaco antiarrítmico

de elección en presencia de FV persistente. La dosis inicial es de

300mg por vía intravenosa o intraósea, que puede ir seguida por

una dosis única de 150mg.

La amiodarona prolonga los potenciales de acción y el

período refractario de todos los tejidos cardíacos. Estos efectos

contribuyen a su uso en la FV resistente. En el estudio ARREST

(Amiodarone in Out-of-Hospital Resuscitation of Refractory Sus-

tained Ventricular Tachycardia), Kudenchuk y cols

. 224

publicaron

los resultados de un ensayo aleatorizado y prospectivo en el que

se administró amiodarona a dosis de 300mg por vía i.v. o placebo

a pacientes en parada cardíaca extrahospitalaria con FV persis-

tente después de tres intentos de desfibrilación y 1mg de epi­

nefrina por vía i.v. En el estudio se demostró un incremento

significativo de la supervivencia hasta el ingreso hospitalario en el

grupo tratado con amiodarona, pero sin preferencias en las tasas

de alta hospitalaria. En el estudio ALIVE (Amiodarone versus

Lidocaine in Pre-hospital Ventricular Fibrilation Evaluation),

Dorian y cols

. 225

describieron los resultados de un estudio clínico

doble ciego y controlado en el que se comparó la administración

de lidocaína en pacientes que sufrieron una parada cardíaca

extrahospitalaria en Toronto, Canadá. Sus resultados revelaron

que la amiodarona era mejor que la lidocaína para terminar con

la FV persistente en el entorno extrahospitalario. Al igual que en

el estudio ARREST, en el ALIVE se pudo demostrar la mejoría

inducida por amiodarona sólo en la supervivencia hasta el ingreso

hospitalario, no hasta el alta, cuando se comparó su uso con el

tratamiento de control o con lidocaína. Según estos estudios,

parece prudente prestar más atención a la utilización de amioda-

rona en lugar de lidocaína en el tratamiento de los pacientes afec-

tados por una FV persistente. No obstante, ante la ausencia de

datos que indiquen que la supervivencia al alta hospitalaria es

mejor con amiodarona que con lidocaína, en estos momentos

ninguno de ambos fármacos ofrece ventajas en la FV resistente.

En la parada cardíaca que no responde a las medidas inicia-

les (intubación, ventilación con oxígeno al 100%, desfibrilación,

epinefrina y antiarrítmicos), se valorará el uso de bicarbonato

sódico si se dan las condiciones necesarias, como una acidosis

metabólica preexistente, acidosis metabólica grave documentada

durante los intentos de reanimación, sobredosis de antidepresivos

tricíclicos e hiperpotasemia. El bicarbonato sódico debe adminis-

trare rápidamente si se demuestra o sospecha una hiperpotasemia

( fig. 87-14 )

. A pesar de su historia prolongada de administración

precoz y frecuente en la parada cardíaca, no hay aún datos convin-

centes que demuestren que aporta beneficios a la supervivencia tras

la F

V 226,227 .

Por el contrario, sus efectos adversos están bien docu-

mentados; entre ellos, la hiperosmolalidad plasmática intens

a 228,229 ,

la acidosis paradójica del líquido cefalorraquíde

o 230

y la generación

de CO

2 228,231

. Este último es el principal responsable de su escasa

participación en los algoritmos de tratamiento de la parada car­

díaca.

Durante la parada cardíaca con reducción importante del

flujo sanguíneo pulmonar y, por tanto, del transporte y eliminación

de CO

2

, este gas se retiene en la sangre venosa mixta y los tejidos

y se produce una discrepancia entre el pH y la Pco

2

en la sangre

arterial y venosa mixt

a 231 .

El bicarbonato sódico es un generador

rápido y potente de CO

2

que puede apreciarse en la sangre arterial

y también en el aire espirado después de su inyección intravenosa,

por lo que el hecho de administrar bicarbonato sódico sólo aumen-

taría la carga de CO

2

y podría empeorar la acidosis venosa mixta

(y, presumiblemente, la tisular). Se ha confirmado que durante la

parada cardíaca y la reanimación experimentales se produce una

acidosis hipercápnica miocárdic

a 232

y que no se corrige con bicar-

bonato sódico o con otros tampone

s 233 .

Al menos con respecto al

corazón, el aumento de la Pco

2

tisular provoca un descenso pro-

gresivo del rendimiento del miocardio isquémico. Clínicamente, se

puede deducir que una actividad eléctrica sin pulso (AESP) intra-

table podría ser una de sus consecuencias, aunque se elimine la FV.

La acidosis hipercápnica miocárdica impide que se restaure la

función circulatoria espontánea y disminuye la supervivenci

a 234 .

En vista de todas estas observaciones, no se debe emplear

sistemáticamente bicarbonato sódico en el tratamiento de la parada

cardíaca, aunque se puede valorar su uso una vez instauradas las

medidas eléctricas y farmacológicas mencionadas anteriormente

Reanimación cardiopulmonar: soporte vital básico y avanzado

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Sección VII

Cuidados críticos

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