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el sufentanilo, fentanilo y alfentanilo en una anestesia con N

2

O-O

2

es de 1:2:150, valores que muestran una relación distinta, proba-

blemente más real que la utilizada tradicionalmente, basada en la

dosis del fármaco. En enfermos sometidos a derivación coronaria,

el sufentanilo

>

1,25±0,21ng/ml reduce las necesidades de isoflu-

rano a menos del 0,5% durante la intervenció

n 344 .

Remifentanilo

La duración del efecto del remifentanilo es muy corta, lo que obliga

a que la infusión (0,1-1

m

g/kg/min) comience antes o poco después

del bolo inicial, con el fin de asegurar el efecto mantenido del

opioide. Durante la anestesia balanceada, la velocidad de manteni-

miento de la infusión de remifentanilo es de 0,1-1

m

g/kg/min. Este

fármaco suprime eficazmente las respuestas autonómicas, hemodi-

námicas y somáticas a los estímulos nocivos, y permite una recupe-

ración de la anestesia sin incidencias, más predecible y rápid

a 345

.

El uso de remifentanilo permite una recuperación rápida

(5-15 minutos), sin depresión respiratoria postoperatori

a 346 .

Una

velocidad de infusión 0,1±0,05

m

g/kg/min permitirá recuperar

la ventilación espontánea y la capacidad de respuesta, manteniendo

la analgesia. Un estudio aleatorizado, controlado con placebo, a

doble ciego, demostró que la combinación de una infusión de remi-

fentanilo de 0,05-0,1

m

g/kg/min y un bolo de midazolam de 2mg

lograba una sedación eficaz y analgesia en procedimientos quirúr-

gicos ambulatorios que se realizaban bajo anestesia loca

l 347 .

La

administración de remifentanilo, 1

m

g/kg seguido de 0,5

m

g/kg/

min con propofol y N

2

O al 66%, obtenía una anestesia adecuada

durante la craneotomía, manteniendo los parámetros hemodiná-

micos estables y consiguiendo una extubación traqueal rápid

a 348 .

Durante la recuperación de la anestesia con remifentanilo

hay que prever que pueda ser necesario utilizar tratamientos anal-

gésicos alternativos, y administrarlos en el momento oportuno,

antes o justo después de la recuperación de la anestesia. Se ha

observado que, en los procedimientos de cirugía abdominal mayor,

la administración perioperatoria de morfina (0,15-0,25mg/kg i.v.)

o de fentanilo (0,15mg) no logra un control adecuado del dolor en

el período postoperatorio inmediato después de la anestesia con

remifentanil

o 349,350 .

La administración de ketamina (0,15mg/kg,

seguida de 2

m

g/kg/min) reducía la necesidad de remifentanilo

intraoperatorio durante la cirugía abdominal y la necesidad de

morfina postoperatoria, sin aumentar la incidencia de efectos

secundario

s 351 .

En niños sometidos a cirugía de estrabismo, la com-

binación de sevoflurano (2,5%) y remifentanilo (1

m

g/kg seguido

de 0,1-0,2

m

g/kg/min) producía una menor incidencia de vómitos

postoperatorios, pero puntuaciones más altas en la escala del dolor

que el fentanilo (2

m

g/kg seguido de 1

m

g/kg cada 45 minutos

) 352 .

También se ha comunicado que se puede conseguir contro-

lar el dolor postoperatorio con una infusión de remifentanilo a

dosis bajas. Tras la anestesia general con propofol (75

m

g/kg/min)

y remifentanilo (0,5-1

m

g/kg/min) para cirugía torácica o abdomi-

nal, la infusión continua de remifentanilo (0,05-0,1

m

g/kg/min)

consigue una adecuada analgesia postoperatori

a 353 .

Neuroleptoanalgesia-neuroleptoanestesia

En 1949, Laborit y Huygenard introdujeron el concepto de una

técnica anestésica que bloqueaba no sólo las respuestas cerebrocor-

ticales, sino también algunos mecanismos celulares, endocrinos y

autonómicos que se suelen activar durante la estimulación quirúr-

gica. Dicho estado se denominó «ganglioplejía» o «neuroplejía»

(hibernación artificial), y se conseguía con el uso de un «cóctel

lítico» que contenía clorpromazina, prometazina y meperidina. A

partir de esta idea, De Castro y Mundeleer describieron, en 1959,

el concepto de la neuroleptoanalgesia, que combinaba un tranqui-

lizante mayor (en general la butirofenona droperidol) con un anal-

gésico opioide potente (fentanilo) para alcanzar un estado de

inmovilización, sin dolor, y de insensibilidad al dolor. La neuro-

leptoanalgesia se caracteriza por analgesia, supresión de la activi-

dad motora y de los reflejos autonómicos, mantenimiento de la

estabilidad cardiovascular y amnesia en la mayoría de los pacien-

tes. Si se añade un agente inhalatorio, normalmente N

2

O, se

produce una amnesia mayor, y se denomina neuroleptoanestesia.

Los fármacos «neurolépticos» que antes solían emplearse

eran las fenotiazinas (p. ej., la clorpromazina) y las butirofenonas

(p. ej., el haloperidol y el droperidol). Las butirofenonas producen

sedación, tranquilidad, inmovilidad, antiemesis y síndrome extra-

piramidal con discinesia de la cara y el cuello, crisis oculogiras,

tortícolis, agitación y alucinaciones. La administración de drope-

ridol, sin analgésicos ni otros sedantes, produce sensaciones de

incomodidad o disforia. Los efectos cardiovasculares del droperi-

dol se limitan a una hipotensión leve que se cree que está mediada

por el bloqueo

a

-adrenérgico. El droperidol induce una escasa

depresión respiratoria, aunque existe una gran variabilidad, y de

manera ocasional puede observarse depresión respiratoria. Debido

a su efecto antidopaminérgico en el cuerpo carotídeo, el droperidol

y otras butirofenonas pueden potenciar el aumento en la ventila-

ción inducido por la hipoxia en los seres humanos. Se puede uti-

lizar como premedicación (0,025-0,075mg/kg i.m.), como un

fármaco antiemético (0,01-0,02mg/kg i.v.), como adyuvante en

intubaciones en el caso de enfermos despiertos (0,025-0,1mg/kg

i.v.) y como tratamiento de pacientes agitados, agresivos o psicóti-

cos (0,05-0,2mg/kg i.v. o i.m.).

La neuroleptoanalgesia o la neuroleptoanestesia está contra-

indicada en pacientes que reciben inhibidores de la monoamino-

oxidasa (IMAO), en los que abusan de las drogas o el alcohol y en

aquellos con enfermedad de Parkinson.

Anestesia intravenosa total

Existen muchos fármacos y múltiples combinaciones que se pueden

emplear para la anestesia intravenosa total (TIVA,

total intravenous

anesthesia

). Lo más frecuente es que se combine un opioide con otro

fármaco que cause hipnosis y amnesia con más facilidad. Por

ejemplo, con la combinación de alfentanilo y propofol se consigue

una excelente anestesia intravenosa total. El alfentanilo provoca

analgesia y estabilidad hemodinámica y amortigua la respuesta al

estímulo doloroso. Por otro lado, el propofol produce hipnosis y

amnesia y es antiemético. Asimismo, aparece un profundo siner-

gismo cuando se utilizan más de dos fármacos, como el propofol, el

alfentanilo y el midazola

m 354,355 .

Para un gran número de procedi-

mientos, la inducción de la anestesia con alfentanilo (25-50

m

g/kg)

y propofol (0,5-1,5mg/kg), seguida de una infusión de alfentanilo

de 0,5-1,5

m

g/kg/min y de propofol a 80-120

m

g/kg/min, conseguirá

una anestesia completa en pacientes ventilados con aire y O

2

con o

sin N

2

O. Se ha propuesto que el alfentanilo, en concentraciones de

tan sólo 85ng/ml, combinado con concentraciones de propofol en

sangre de 3,5

m

g/ml, puede lograr unas condiciones anestésicas

óptimas y una recuperación rápid

a 355 .

Stanski y Shafer sugirieron

que las dosis deberían ser las siguientes: para el alfentanilo, un bolo

inicial de 30

m

g/kg seguido de una infusión de 0,35

m

g/kg/min, y

para el propofol, un bolo de 0,7mg/kg seguido de una infusión de

180

m

g/kg/mi

n 356

. Estas dosis se calcularon en función de los datos

de la EC

50

en pacientes sometidos a procedimientos moderadamente

dolorosos, de ahí que los anestesiólogos tengan que ajustarlas al

contexto clínico. La premedicación antes de una anestesia con alfen-

tanilo y propofol puede hacer que la recuperación sea más lenta, por

lo que hay que evitarla si es posibl

e 357

. En pacientes que van a some-

terse a una cirugía otorrinolaringológica, la anestesia intravenosa

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Farmacología y anestesia

II