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Por tanto, se puede calcular la velocidad de infusión necesaria,

I(t), para una determinada concentración deseada, C

T

(t), y una deter-

minada farmacocinética, D(t), utilizando las mismas herramientas

que se usan para calcular la farmacocinética inicial. Por desgracia, esta

solución puede requerir velocidades de infusión negativas, lo que

obviamente es imposible.Dado que no podemos succionar el fármaco

del cuerpo (es decir, administrar infusiones negativas), tenemos que

limitarnos a concentraciones plasmáticas a lo largo del tiempo que se

puedan alcanzar con velocidades de infusión no negativas.

El modelo farmacocinético estándar tiene un gran defecto,

pues asume que tras la administración de un bolo, éste se mezcla por

completo en el compartimento central, de modo que la concentra-

ción pico se alcanza precisamente en el momento 0. En realidad, el

fármaco tarda 30-45 segundos en ir desde el sitio de la administra-

ción venosa hasta la circulación arterial. Este defecto puede parecer

insignificante, pero puede ocasionar problemas cuando se trata de

relacionar el efecto del fármaco después de la administración de un

bolo con la concentración del fármaco en el cuerp

o 10 .

Los investiga-

dores estánmodificando los modelos farmacocinéticos poliexponen-

ciales para ofrecer otros más exactos de la concentración plasmática

del fármaco en el primer minuto tras la inyección del bol

o 11 .

Consideraciones

farmacodinámicas

La biofase

Aunque la concentración plasmática después de la administración

intravenosa de un fármaco alcanza su máximo casi de forma ins-

tantánea, ningún anestesiólogo se atrevería a intubar a un paciente

justo tras administrarle el bolo de un hipnótico. La razón, por

supuesto, es que, aunque la concentración máxima plasmática se

alcanza casi de inmediato, es necesario más tiempo para que

aumente la concentración del fármaco en el cerebro y produzca la

pérdida de consciencia. Este retraso entre la concentración plas-

mática máxima y la concentración máxima en el cerebro se deno-

mina

histéresis

. Ésta es la traducción clínica de que el plasma no es

el lugar donde el fármaco ejerce su efecto, sino un medio de trans-

porte. Los medicamentos ejercen su efecto farmacológico en la

biofase

, que también se denomina «sitio de efecto». La biofase es

el medio en el que el fármaco ejerce directamente su efecto en el

cuerpo, e incluye las membranas, los receptores y las enzimas.

Hay dos razones por las que no se puede medir la concen-

tración del fármaco en la biofase. Primera, porque normalmente es

inaccesible, al menos en los seres humanos. Segunda, porque

aunque se pudieran tomar muestras de tejido, la concentración del

fármaco en el ambiente microscópico de las moléculas receptoras

no es la misma que la concentración medida, por ejemplo, en el

cerebro homogeneizado. Aunque en realidad no es posible medir

de forma exacta la concentración del fármaco en la biofase, se

puede caracterizar la evolución en el tiempo del efecto del fármaco

con medidas rápidas de la acción del mismo. Si se conoce la evolu-

ción en el tiempo del efecto del fármaco, podemos utilizar modelos

matemáticos para saber la velocidad del flujo de salida y de entrada

del fármaco en la biofase (o en el «sitio de efecto»

) 12,13

y su concen-

tración aparente en la biofase, usando la concentración plasmática

en el equilibrio estacionario que produciría ese mismo efecto.

Las medidas del efecto que se utilizan para predecir la evo-

lución en el tiempo del fármaco entre el plasma y la biofase variarán

en función del fármaco que se esté evaluando. Para los bloqueantes

neuromusculares, la contracción unitaria es una medida ideal del

efecto. Para los opioides y los hipnóticos, dicha medida resulta más

complicada. El efecto deseado de los opioides es la analgesia, una

medida subjetiva y difícil de monitorizar y cuantificar en cada

momento. De igual forma, hasta hace poco no existía para los

hipnóticos un método válido que evaluase el efecto del fármaco.

Por estos motivos los investigadores han convertido el EEG en la

medida objetiva del efecto de los opioides y los hipnóticos. Aunque

el EEG no mide el efecto deseado de estos fármacos, se asume que

los cambios en el mismo reflejarán al menos la evolución en

el tiempo del efecto clínico. Por tanto, se ha utilizado el EEG

para definir la evolución en el tiempo del equilibrio entre el

plasma y la biofase para los opioides y los hipnóticos. Numerosos

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Farmacología y anestesia

II

Figura 18-5

 Modelo tricompartimental (incluye la biofase) que esquematiza los procesos farmacocinéticos básicos que ocurren tras la administración

intravenosa de un fármaco. I, esquema de dosis en función del tiempo; k

10

, constante de velocidad que refleja todos los procesos que actúan para eliminar el

fármaco de manera irreversible del compartimento central; k

ij

constantes de velocidad intercompartimentales; V

1

, volumen del compartimento central, en

general expresado en litros o en litros por kilogramo.