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Farmacología y anestesia

II

entre los que se incluyen la carga del anestésico local, el carácter

hidrofóbico (que influye en la capacidad de atravesar y difundir a

través de las membranas biológicas) y las propiedades vasodilatado-

ras o vasoconstrictoras (que influyen en la tasa inicial de captación

vascular hacia la circulación central a partir del sitio de inyección).

Comienzo de la acción

El comienzo del bloqueo de la conducción en los nervios aislados

depende de las propiedades fisicoquímicas de cada fármaco. La

latencia, in vivo, también depende de la dosis o la concentración del

anestésico local empleado. Por ejemplo, el inicio del efecto anestésico

de la bupivacaína al 0,25% es bastante lento, pero se acelera de

manera importante si se emplea al 0,75

% 26 .

El comienzo de la acción

de la cloroprocaína en humanos es rápido a pesar de que su p

K

a

es

aproximadamente 9 y la proporción demoléculas cargadas es elevada

(97%), mientras que en preparaciones de nervio aisladas es relativa-

mente lento. Sin embargo, la baja toxicidad sistémica de este fármaco

permite emplearlo a elevadas concentraciones (p. ej., al 3%). Por

tanto, la rapidez del comienzo de la acción de la cloroprocaína in

vivo puede deberse simplemente a su difusión en masa como resul-

tado del elevado número de moléculas presentes en la proximidad

de los nervios periféricos. En el ser humano, el efecto de la anestesia

epidural con lidocaína al 1,5% se inicia más rápido que con la

cloroprocaína al 1,5

% 27 ;

mientras que el inicio del efecto de la cloro-

procaína al 3% es más veloz que el de la lidocaína al 2%.

Duración de la acción

La duración del efecto de los diversos anestésicos locales es muy

variable. El efecto de la procaína y de la cloroprocaína es bastante

corto. La lidocaína, la mepivacaína y la prilocaína producen una

anestesia de duración más moderada, mientras que la tetracaína, la

bupivacaína, la ropivacaína y la etidocaína son las que tienen una

mayor duración. Por ejemplo, la duración de la anestesia del plexo

braquial con procaína es de 30 a 60 minutos, mientras que con

la bupivacaína o la ropivacaína se logra un efecto anestésico (o al

menos analgésico) de hasta aproximadamente 10 hora

s 28 .

En el ser humano, los efectos vasculares periféricos del anes-

tésico local influyen de manera importante sobre la duración de la

anestesia. Muchos anestésicos locales poseen un efecto bifásico

sobre el músculo liso vascular: a concentraciones bajas causan

vasoconstricción, mientras que a concentraciones más elevadas

producen vasodilatació

n 29 .

Sin embargo, el efecto vasodilatador

difiere entre los diversos fármacos. Por ejemplo, la lidocaína es un

vasodilatador más potente que la mepivacaína o la prilocaína. Los

efectos de los anestésicos locales sobre el tono vascular y el flujo

sanguíneo regional son complejos y varían, entre otros factores, en

función de la concentración, el tiempo y el lecho vascular próximo

al punto de aplicación. A modo de ejemplo práctico, la aplicación

tópica del anestésico localMELP (mezcla eutéctica de los anestésicos

locales lidocaína y prilocaína) produce inicialmente una vasocons-

tricción de los vasos cutáneos que dura alrededor de una hora tras

su aplicación, pero después de dos horas se observa una reacción

de vasodilatación.

Bloqueo diferencial motor/sensitivo

Otra consideración clínica importante es la capacidad de los anesté-

sicos locales de producir una inhibición diferencial de la actividad

motora y de la sensitiva. El uso de la bupivacaína en la anestesia

epidural se extendió en la década de 1980 porque era más efectiva

que el resto de los fármacos disponibles previamente, de duración

más prolongada (p. ej., etidocaína) para producir una antinocicep-

ción adecuada sin inhibir de manera profunda la actividad motora,

en particular cuando se empleaban soluciones diluidas. El empleo de

la bupivacaína como anestésico obstétrico epidural o como trata-

miento del dolor postoperatorio se encuentra ampliamente extendido,

ya que proporciona una analgesia aceptable acompañada de tan solo

una leve debilidad muscular, en particular cuando se emplea en infu-

siones a una concentración igual o inferior al 0,125% (v. también

caps. 41, 59 y 77). La administración de la bupivacaína en bolo epidural

a concentraciones del 0,25 al 0,75% produce un bloqueo sensitivo más

potente que el bloqueo motor, mientras que a la misma concentración,

la etidocaína provoca un bloqueo motor tan potente como el bloqueo

sensitivo. Más adelante, en la sección de anestésicos locales quirales, se

exponen más detalles acerca de la selectividad sensitiva de los anesté-

sicos locales más modernos.

Los textos tradicionales afirman a menudo que los axones de

pequeño diámetro, como las fibras C, son más susceptibles a la

acción de los anestésicos locales que las fibras de mayor diámetro.

Sin embargo, la medición cuidadosa de la supresión de los impulsos

aislados en las fibras nerviosas individuales revela que dicha diferen-

cia de susceptibilidades es realmente la contraria (v. más arriba

) 30,31

.

La estimulación repetitiva, como ocurre durante la propagación de

los trenes de impulsos, produce una mayor inhibición fásica de la

excitabilidad, pero se desconoce cómo dicha inhibición logra una

interrupción funcional selectiva de los impulsos. La longitud de

nervio expuesto al fármaco en el espacio intratecal, impuesta por las

restricciones anatómicas, puede quizás explicar el bloqueo diferen-

cial documentado en la clínica con la anestesia epidural o raquíde

a 32 ,

ya que cuando la longitud de nervio expuesta a la acción del fármaco

es mayor, se precisan concentraciones inferiores del anestésico para

lograr el bloque

o 33 .

Sin embargo, este razonamiento no explica el

carácter diferencial de la anestesia lograda mediante el bloqueo ner-

vioso periférico. Otros factores que pueden influir son la difusión del

fármaco a lo largo del nervio o su capacidad selectiva de bloquear

los canales de Na

+

sobre los de K

+

34 ,

lo que produciría un bloqueo

diferencial, ya que estos canales están presentes en muy distintas

proporciones en los diversos tipos de nervios. La confusión que

suscitan todos estos factores debería disuadir a la hora de establecer

conclusiones sobre la implicación de los distintos tipos de fibras en

los síndromes dolorosos crónicos basándose en la dosis o en las

concentraciones necesarias para lograr la analgesia por medio de

bloqueos nerviosos diagnóstico

s 35 .

Factores que influyen en la actividad

de los anestésicos en el ser humano

Dosis del anestésico local

Al incrementar la dosis del anestésico local, aumenta la probabili-

dad de lograr una anestesia efectiva y duradera y se reduce el

tiempo de comienzo. La dosis del anestésico local puede aumen-

tarse mediante la administración de un volumen mayor o de una

solución más concentrada. Por ejemplo, el incremento de la con-

centración de la bupivacaína administrada por vía epidural de un

0,125% a un 0,5% sin aumentar el volumen de inyección (10ml)

se acompaña de menor latencia, mayor probabilidad de lograr una

analgesia efectiva y una analgesia sensitiva de mayor duració

n 36 .

El

volumen de la solución anestésica per se influye probablemente en

la extensión de la anestesia. Por ejemplo, la administración de 30ml

de lidocaína al 1% en el espacio epidural produce un nivel de

anestesia 4,3 dermatomos por encima del que se logra con 10ml

de lidocaína al 3

% 37 .

A la hora de seleccionar el volumen y la concentración para

un bloqueo específico en un paciente concreto, los especialistas

deben sopesar el riesgo de efectos adversos debidos a una dosis

excesiva (toxicidad sistémica, bloqueo autonómico o motor exce-

sivo, etc.) frente al mayor riesgo de que el bloqueo sea insuficiente

si se elige una concentración o un volumen inadecuados. El grado

por el que el volumen adicional puede compensar la colocación

inadecuada de la aguja varía entre los diferentes bloqueos.