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Desde un punto de vista pragmático, determinar la causa de

la mortalidad relacionada con la anestesia es importante si se puede

utilizar la información derivada del análisis para mejorar la asis-

tencia posterior. Este concepto lo estableció mejor Sir Robert

MacIntosh en 194

8 30 .

Él estableció que muchas muertes relaciona-

das con la anestesia eran evitables y que la mejora de la educación

era el mejor medio de evitar muertes innecesarias. Fue más lejos al

indicar la detención de todo el desarrollo de fármacos nuevos

durante 5 años para dirigir más atención a la formación de los

anestesistas jóvenes. Intentó centrar la atención en la asistencia

postoperatoria al señalar que se producían más muertes cuando los

pacientes volvían a la sala que durante la intervención. Sus últimos

comentarios se relacionaban con la necesidad de establecer un

mecanismo de investigación formal para determinar la causa de

cualquier muerte, porque este tipo de análisis podría llegar a

mejorar la práctica. De muchas maneras, el CEPOD fue la culmi-

nación de esta filosofía.

Un avance importante en el análisis del riesgo relacionado

con la anestesia fue el artículo de 1954 de Beecher y Tod

d 10

sobre

muertes relacionadas con la anestesia en 10 instituciones. Su estudio

comprendió 599.548 procedimientos anestésicos. La probabilidad

global de muerte por cualquier causa fue de 1 por 75 casos. La anes­

tesia fue la principal causa de mortalidad en uno de cada 2.680 pro­

cedimientos, y fue una causa primaria o contribuyente a la

mortalidad en 1 de cada 1.560 procedimientos. La principal causa

de muerte en 1 de cada 420 casos fue un error quirúrgico en el

diagnóstico, el juicio o la técnica, y la enfermedad del paciente fue

la causa principal en 1 de cada 95 casos.

Dornette y Ort

h 31

comunicaron las muertes que se pro­

ducían en el quirófano de su institución durante un período de

12 años, desde 1943 a 1954. La mortalidad atribuible totalmente a

la anestesia fue de 1 cada 2.427 casos, y la mortalidad total o par-

cialmente atribuible a la anestesia fue de 1 cada 1.343 casos.

Dripps y cols

. 32

de la Universidad de Pensilvania, evaluaron

su experiencia durante el período de 10 años que va de 1947 a 1957.

Identificaron 1.285 muertes quirúrgicas (es decir, muertes en los

siguientes 30 días) en unos 120.000 procedimientos anestésicos,

con una mortalidad bruta del 1,1%. Esta definición comprende

muertes tardías, en contraste con muchos estudios que se han cen-

trado en el período intraoperatorio o en las primeras 48 horas del

postoperatorio. Tras revisar los registros hospitalarios, los investi-

gadores determinaron si la anestesia era definitivamente o posible-

mente un factor que contribuía a la muerte. Entre los pacientes

sometidos a anestesia espinal, la mortalidad se relacionó definitiva-

mente con anestesia en 1 de 1.560 procedimientos, y de forma

definitiva o posible en 1 de cada 780 procedimientos. Entre los

sometidos a anestesia general, la mortalidad estaba definitivamente

relacionada con la anestesia en 1 de 536 casos y definitiva o posi-

blemente relacionada en 1 de 259 casos. La mortalidad se correla-

cionó con el estado físico usando el sistema de puntuación Physical

Status Classification de la ASA. Las mayores cifras de mortalidad

comparadas con las de otros artículos pueden relacionarse en este

hospital con el carácter más agudo del problema. Es importante

señalar que no se produjeron muertes atribuibles a la anestesia en

los 16.000 pacientes con un estado físico de la clase I de la ASA.

Dripps y cols. compararon sus datos con los de Beecher y

Todd. Las principales complicaciones intraoperatorias fueron la

hipotensión y la hipoxia. Casi todos los pacientes sometidos a una

anestesia espinal sufrieron complicaciones intraoperatorias, pero

las complicaciones postoperatorias fueron raras en este grupo. Los

investigadores pensaron que la mortalidad relacionada con la anes-

tesia había mejorado desde el comienzo del estudio, sobre todo por

las mejoras en la reanimación cardíaca, un uso más racional de las

transfusiones, la utilización habitual de las salas de recuperación y

el uso eficiente de los respiradores mecánicos.

Se publicaron varios artículos procedentes de hospitales

individuales o de pequeños grupos de hospitales durante los si-

guientes 2 decenio

s 33 .

El Baltimore Anestesia Study Committe

e 34

revisó 1.024 muertes producidas el día de la intervención quirúr-

gica o el día después para determinar la posible contribución de la

anestesia. Este corto período de observación (48 horas) contrasta

con el período de 30 días utilizado por Dripps y cols. En cada caso

revisado, el comité determinó si la anestesia era la causa principal

o uno de los varios factores que contribuían a la muerte. En 196 ca­

sos (19,2%), el comité votó a favor de que el manejo anestésico

contribuyó a la muerte del paciente. La anestesia fue la principal

causa de muerte en alrededor de 1 de cada 3 casos (64 de 196), y

la mitad de éstos se relacionó con una administración inadecuada

de los anestésicos. Los investigadores estimaron una mortalidad

operatoria de 4 por cada 10.000 operaciones utilizando estos datos

y aplicando las cifras de cirugía del National Health Survery. En

más del 50% de los casos estudiados la muerte se produjo en la

habitación del paciente, lo que llevó a los investigadores a subrayar

la necesidad del uso sistemático de áreas de asistencia postanesté-

sicas. En un intento de educar a los profesionales sanitarios y evitar

la duplicación de causas evitables de muerte, se comentó cada una

de las muertes perioperatorias.

Schapira y cols

. 35

publicaron un artículo sobre mortalidad

producida en las 24 horas siguientes a la cirugía entre los años 1952

y 1956 en el Montefiore Hospital de Nueva York. Ellos adscribieron

27 muertes a la anestesia, incluidas 18 en las que la anestesia era la

causa principal y 9 en la que era un factor contribuyente. La pre-

valencia global de muerte atribuible parcialmente a la anestesia fue

de 1 cada 1.232 procedimientos.

Clifton y Hotto

n 36

informaron sobre 162 muertes relaciona-

das con la anestesia en 205.640 operaciones realizadas en el Royal

Prince Alfred Hospital de Sydney, Australia, entre 1952 y 1962.

Calcularon que la mortalidad totalmente atribuible a la anestesia

era de 1 cada 3.955, la atribuible a la cirugía de 1 cada 2.311 y la

atribuible a la enfermedad del paciente de 1 de cada 1.996 inter-

venciones. Una causa de mortalidad postoperatoria fue la insufi-

ciencia respiratoria. Los investigadores argumentaron que muchas

de estas complicaciones podrían haberse evitado utilizando una

unidad de recuperación. Las posibles ventajas en cuanto a la segu-

ridad de la unidad de cuidados postanestésicos (URPA) constituyó

un tema general de los artículos de la década de 1960.

Dinnic

k 37

comunicó 600 muertes asociadas a la anestesia

como parte de una serie de investigaciones patrocinadas por la

Association of Anaesthetists de Londres. Este constituye el segundo

artículo de este grupo desde que se estableció un comité para

recoger datos clínicos en 1.949. El primer artículo incluyó una

revisión de 1.000 muertes y concluyó que «en la mayoría de los

informes se habían producido desviaciones de la práctica acep-

tada». El informe inicial, publicado en 1956, encontró que la aspi-

ración pulmonar o el vómito eran el principal factor asociado a la

muerte, mientras que el segundo informe, publicado en 1964,

encontró que era más importante un volumen sanguíneo reducido.

La ventilación insuficiente fue la segunda observación más fre-

cuente, responsable del 25% de los casos.

Bodlande

r 38

publicó un artículo de seguimiento de la morta-

lidad relacionada con la anestesia en el Royal Prince Alfred Hospital

durante los años 1963-1972. La mortalidad totalmente atribuible a

la anestesia se redujo a 1 de cada 1.702 casos, mientras que la anes-

tesia contribuyó a la mortalidad en 1 de cada 502 casos, comparada

con 1 de cada 1.208 durante los años 1952 a 1962. La reducción de

muertes relacionadas con la anestesia se atribuyó a un aumento del

personal médico cualificado y al grado de supervisión.

Marx y cols

. 21

evaluaron la incidencia de muertes en los 7 días

siguientes a la intervención quirúrgica entre 34.145 pacientes

consecutivos del Bronx Municipal Hospital Center entre 1965 y

740

Control de la anestesia

III