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terciario docente. Se identificaron e incluyeron seis factores pro-

nósticos independientes de complicaciones en un Índice de riesgo

cardíaco revisado: el tipo de intervención quirúrgica de riesgo alto,

el antecedente de cardiopatía isquémica, el antecedente de insufi-

ciencia cardíaca congestiva, el antecedente de enfermedad cerebro-

vascular,eltratamientopreoperatorioconinsulinaylaconcentración

sérica de creatinina preoperatoria mayor de 2mg/dl. La frecuencia

de complicaciones cardíacas importantes aumentaba con el número

de factores de riesgo.

Se han obtenido numerosos índices de riesgo en la cirugía

cardíaca. El objetivo ha sido identificar pacientes con un mayor

riesgo de presentar resultados perioperatorios adversos no relacio-

nados específicamente con la anestesia. Muchos de estos índices se

centran en consideraciones anatómicas para el riesgo perioperato-

rio. Son sumamente útiles en el ajuste del riesgo para evaluar la

mortalidad. Por ejemplo, el estado de Nueva York publica anual-

mente datos sobre la mortalidad asociada al injerto de derivación

coronario por cirujano y por hospita

l 112-114 .

Para comparar las cifras

entre instituciones, las cifras del riesgo deben ajustarse de forma

que no se penalice a las instituciones que realizan sobre todo inter-

venciones de riesgo alto.

Vanzetto y cols

. 115

realizaron una evaluación prospectiva en la

que se identificó un número ampliado de variables clínicas en una

cohorte de pacientes sometidos a una intervención quirúrgica vascu-

lar importante. La morbilidad y mortalidad cardiovasculares se deter-

minaron de forma prospectiva en esta población. Un mayor número

de variables clínicas se asoció a un mayor riesgo perioperatorio. Las

imágenes de gammagrafía con talio con dipiridamol se utilizaron sólo

en el subgrupo de pacientes con dos o más variables clínicas, lo que

es importante, y los médicos que atendían a los pacientes no dispu-

sieron de los resultados de la prueba. En este estudio bien realizado,

la presencia de redistribución del talio identificó una cohorte con un

mayor riesgo perioperatorio que el de aquéllos con gammagrafías

negativas y un número similar de variables clínicas.

Como parte de su estudio de mortalidad relacionada con la

anestesia, Pedersen y cols

. 51

evaluaron la aparición de complicacio-

nes cardiovasculares y pulmonares. En un total de 7.306 procedi-

mientos anestésicos publicaron una incidencia del 6,3% de

complicaciones cardiovasculares intraoperatorias o postoperato-

rias y una incidencia del 4,8% de complicaciones pulmonares

intraoperatorias o postoperatorias. Se produjo un infarto de mio-

cardio agudo en el 0,16% de los pacientes. Los investigadores eva-

luaron varias características, como el sexo, la edad, la presencia de

cardiopatía isquémica, la duración de la anestesia y el tipo de inter-

vención quirúrgica, y evaluaron su relación con las complicaciones

cardiovasculares y pulmonares y la mortalidad global en el hospital

( tabla 23-13 )

. Las complicaciones cardiopulmonares se asociaron

a la edad avanzada (mayores de 70 años), los signos preoperatorios

de cardiopatía isquémica con infarto de miocardio reciente, la insu-

ficiencia cardíaca crónica, la enfermedad pulmonar crónica y la

cirugía abdominal, sobre todo la urgente. Observaron que la admi-

nistración de pancuronio se acompañaba de un peor resultado

perioperatorio, una observación que recuerda a las muertes rela-

cionadas con curare de las décadas de 1940 y 1950.

Numerosos estudios han evaluado la importancia de varia-

bles como la hipertensión sobre el riesgo perioperatorio. Goldman

y Calder

a 116

evaluaron una cohorte de pacientes sometidos a inter-

venciones extracardíacas con anestesia general. La hipertensión no

señaló a ningún grupo con un mayor riesgo perioperatorio, aunque

el número de pacientes con una presión arterial diastólica mayor

de 110 mmHg fue insuficiente para extraer ninguna conclusión.

Este estudio subrayó los problemas relacionados con la generaliza-

ción de los resultados, porque muchos investigadores posteriores

han recomendado retrasar la intervención quirúrgica en pacientes

con una presión arterial diastólica mayor de 110 mmHg. En uno

de los pocos estudios que demuestran alguna relación, Hollenberg

y cols

. 117

identificaron la hipertensión y la presencia de hipertrofia

ventricular izquierda como predictivos de isquemia perioperatoria,

pero no valoraron su relación de forma independiente con la mor-

bilidad mayor perioperatoria.

Ejemplos de un estudio de cohortes prospectivo para iden-

tificar el riesgo de un factor clínico particular son los estudios de

la frecuencia de reinfarto perioperatorio en pacientes que han

sufrido un infarto de miocardio previo. La evaluación del riesgo en

las intervenciones no cardíacas se basaba tradicionalmente en el

intervalo transcurrido entre el infarto de miocardio y la interven-

ción quirúrgica. Múltiples estudios han demostrado una mayor

incidencia de reinfarto si el infarto de miocardio se producía en

los 6 meses siguientes a la intervención. Al mejorar la asistencia

preoperatoria, esta diferencia se ha reducido.

El ejemplo previo de evaluación del riesgo ilustra el tema de

los cambios del tratamiento con el tiempo. La importancia del

tiempo intermedio puede no ser ya válida en la era actual de los

trombolíticos, la angioplastia y la estratificación del riesgo tras un

infarto de miocardio agudo. Aunque muchos pacientes con infarto

de miocardio continúan teniendo miocardio en riesgo de isquemia

e infarto posteriores, en otros el área crítica de estenosis coronaria

está totalmente ocluida o ampliamente permeable. A los pacientes

se les debe evaluar desde la perspectiva de su riesgo de isquemia

activa. En sus directrices sobre evaluación preoperatoria en la

cirugía no cardíaca, la American Heart Association/American

College of Cardiology Task Force on Assessment of Diagnostic and

Therapeutic Cardiovascular Procedure

s 118

propuso considerar a los

pacientes que habían tenido un infarto de miocardio en los 30 días

previos como un grupo de riesgo más alto; tras este período, la

estratificación del riesgo se basa en la gravedad de la enfermedad

y la tolerancia al ejercicio.

Grupos especiales de pacientes

Obstétricos

La mortalidad materna es infrecuente, y el componente relacio-

nado con la anestesia representa sólo una pequeña fracción de

todas las muertes maternas, lo que dificulta o imposibilita el estudio

de este problema en una sola institución (v. cap. 59). Se realizaron

varios estudios entre 1974 y 1985 para determinar la frecuencia de

complicaciones en Estados Unidos e Inglaterra. Uno de los prime-

ros artículos incluyó el período 1974-1978. Kaunitz y cols

. 119

publi-

caron una frecuencia de muerte relacionada con la anestesia del 0,6

por 100.000 nacimientos utilizando datos de los 50 estados. Endler

y cols

. 120

estudiaron nacimientos en Michigan entre 1972 y 1984 y

refirieron 15 muertes maternas en la cuales la anestesia fue la causa

principal y 4 muertes en las que la anestesia fue el factor contribu-

yente. Esto originó una cifra de 0,82 muertes relacionadas con la

anestesia por 100.000 nacimientos vivos. Once de las 15 muertes

se asociaron a la cesárea. La obesidad y la cirugía urgente fueron

factores de riesgo en muchas pacientes. Las complicaciones rela-

cionadas con la anestesia regional constituyeron un problema

durante la primera parte del estudio, mientras que no conseguir

una vía respiratoria permeable fue la principal causa de mortalidad

en los años posteriores. No se produjeron muertes maternas rela-

cionadas con la anestesia en los últimos 2 años del estudio. La

incidencia de muertes relacionadas con la anestesia fue mucho

mayor entre las mujeres de raza negra, lo que podría estar relacio-

nado según los investigadores con la incapacidad para detectar la

cianosis. Rochat y cols

. 121

estudiaron 19 zonas de Estados Unidos

entre 1980 y 1985 y refirieron 0,98 muertes relacionadas con la

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Control de la anestesia

III