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cia blanca es resistente a la isquemia en comparación con las células

del asta anterior metabólicamente más activas (sustancia gris). La

recuperación de esta respuesta del PEM generado en la sustancia

blanca puede producirse después de la reperfusión de la médula,

mientras que la de la sustancia gris puede no recuperarse. Las

respuestas que se han registrado desde el nervio periférico pueden

reflejar la función postsináptica de las células del asta anterior, pero

la isquemia de las extremidades inferiores que se produce después

del pinzamiento aórtico puede impedir que se registre esta res-

puesta o la respuesta de los músculos durante la cirugía.

Series clínicas más recientes han mostrado un éxito mucho

mayor con la monitorización de los PEM durante la cirugía vascu-

lar aórtica para detectar un flujo sanguíneo inadecuado de la

médula espinal y para mejorar el pronóstico posquirúrgico. La

técnica ha demostrado ser útil, en particular cuando se usan estra-

tegias quirúrgicas como la reimplantación de vasos intercostales

cruciales basados en los resultados de la monitorización de los

PEM, la alteración de la presión de perfusión de la médula espinal

(aumento de la presión sanguínea,drenaje de líquido cefalorraquídeo

o ambos), enfriamiento de la médula espinal, y otros método

s 144-153 .

Aunque esta técnica de monitorización parece prometedora en la

cirugía aórtica, se necesita mucha más investigación clínica antes

de que la monitorización de los PEM durante la cirugía aórtica sea

aceptada y utilizada de manera general.

Cirugía de nervio periférico (monitores:

EMG, potencial de acción nervioso)

La monitorización neurológica para cirugías que afecten a nervios

periféricos puede realizarse en dos contextos distintos. En el

primero, el nervio periférico está intacto, aunque amenazado por la

cirugía. Como ejemplos se pueden citar un tumor intrínseco del

nervio, como un neurinoma, o un tumor extenso de partes blandas,

particularmente si desplaza el curso anatómico normal de un

nervio. Para guiar la resección puede utilizarse la monitorización

de las respuestas musculares espontáneas y estimuladas desde los

grupos musculares inervados por el nervio en cuestión. Las descar-

gas EMG espontáneas pueden generarse por estiramiento o por

compresión del nervio, por calentamiento local debido a la caute-

rización eléctrica o por isquemia. Hay que hacer dos advertencias

a la monitorización del EMG espontáneo. En primer lugar, la unión

neuromuscular es parte de la vía monitorizada y la relajación mus-

cular disminuye/elimina la sensibilidad de la monitorización de

una forma dependiente de la dosis. En segundo lugar, la sección

aguda del nervio puede no dar lugar a una descarga apreciable. Para

descubrir el curso del nervio en el intraoperatorio, el cirujano puede

estimular el área quirúrgica con una sonda de estimulación manual

y escuchar el EMG estimulado o palpar la contracción muscular. El

concepto subyacente debería ser familiar a los anestesiólogos por el

uso de estimuladores nerviosos en la anestesia regional.

Una variación de esta técnica de monitorización que es cada vez

más popular es la monitorización de la colocación del tornillo pedicu-

lar durante la instrumentación espinal, con el fin de evitar dañar la raíz

nerviosa como consecuencia de una posición incorrecta de los torni-

llos pediculare

s 154,155

. Normalmente, el vástago de un tornillo implan-

tado en el pedículo se estimula de forma repetitiva con una corriente

cada vez mayor para determinar el umbral para la obtención de un

potencial muscular compuesto de una metámera. Puesto que los

umbrales varían entre las columnas cervical, torácica y lumbar, y entre

raíces sanas y enfermas, actualmente la utilidad de esta técnica no está

generalmente aceptada, aunque en cierta medida es prometedor

a 156 .

Un segundo contexto en el que se utiliza la monitorización

de nervios periféricos es en el caso de pacientes con una debilidad

y un déficit sensitivo prolongados después de una lesión nerviosa, y

que se someten a una exploración del nervi

o 157

. El objetivo es deter-

minar si la reconstrucción nerviosa puede mejorar la evolución. El

área de la lesión está determinada por los estudios de conducción

nerviosa preoperatoria.A nivel intraoperatorio, el nervio se estimula

primero proximal a la lesión y se hace un registro del potencial de

acción del nervio directamente desde el nervio distal a la lesión,

como ilustra la

figura 36-16

. Si hay conducción nerviosa a través de

la lesión, se realiza la lisis de la cicatriz y se cierra la incisión. La

recuperación natural por medio de una regeneración axonal produce

el mejor resultado. Si no hay conducción a través de la lesión, se

realiza una resección del nervio dañado y un injerto nervios

o 158-160 .

Cirugía no neurológica con riesgo de dañar

el sistema nervioso central (monitores:

EEG, DTC, oximetría cerebral, Syvo

2

)

Derivación cardiopulmonar

Electroencefalograma.

 En los seres humanos, los cambios

producidos tras la conexión de una derivación cardiopulmonar

(DCP) pueden alterar el EEG a través de múltiples mecanismos

diferentes. La DCP o los agentes anestésicos que se usan habitual-

mente cuando se realiza la derivación pueden alterar los niveles

plasmáticos y cerebrales de los agentes anestésicos; pueden produ-

cirse alteraciones en la presión de dióxido de carbono y en la

presión sanguínea, y casi siempre se produce hemodilución con la

solución de perfusión hipotérmica. Todos estos efectos, que pueden

generar cambios EEG similares a los cambios patológicos que se

observan con la isquemia, dificultan la interpretación de los

cambios que se producen en el momento de instaurar la DCP.

Levy y cols

. 161,162

intentaron distinguir los efectos normales

de la hipotermia de otros acontecimientos que ocurrían en el

momento del inicio y la finalización de la DCP. En un principio

Levy concluyó que sólo podía determinarse una relación cualita-

tiva, pero luego, con el uso de una técnica de análisis mucho más

sofisticada (la entropía aproximada), pudieron cuantificarse los

cambios electroencefalográficos asociados a variaciones térmicas.

Chabot y cols., en Bosto

n 163 ,

y Edmonds y cols., en Louisvill

e 164

,

intentaron utilizar el EEG cuantitativo (procesado, múltiples canales)

durante la DCP para detectar la hipoperfusión cerebral y relacionar

estos cambios con la función neurológica postoperatoria. Además, se

han realizado muy pocos trabajos con intervención después de la

detección de hipoperfusión cerebral utilizando el EEG cuantitativo.

Dichas técnicas de monitorización no se han generalizado porque,

aunque los datos parecen prometedores, sólo se ha estudiado un

número pequeño de pacientes, y existen muy pocos estudios que lo

corroboren. Este tipo de monitorización es extremadamente costosa

en tiempo, personal y equipamiento y, dada la falta de datos de evolu-

ción convincentes, la relación coste-beneficio no está clara, en el mejor

de los casos. Otras investigaciones realizadas tampoco han logrado

demostrar alguna relación precisa entre los parámetros EEG intrao-

peratorios y la función neurológica postoperatoria, especialmente en

lactantes y niño

s 165,166 .

Se necesitan hacer muchos estudios sobre el uso

del EEG procesado cuantitativo para proporcionar información para

el tratamiento clínico de los pacientes durante la DCP. Ninguno de los

estudios y de las recomendaciones actuales soportarían una justifica-

ción basada en la evidencia para su aplicación clínica rutinaria.

Doppler transcraneal.

 El DTC también se ha utilizado para

monitorizar la circulación cerebral durante la DCP. Comunicaciones

anecdóticas y series de casos documentan el uso del DTC para

determinar la suficiencia del FSC, la detección de émbolos y la detec-

ción de una colocación inadecuada de la cánul

a 167

. Los datos sobre

la evolución son muy limitados, y el empleo del DTC durante la DCP

Monitorización neurológica

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Sección III

Control de la anestesia

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