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una baricidad apreciable menor de 1,0000 o una densidad especí-

fica apreciable menor de 1,0069 (el valor medio de la densidad

específica del LCR).

En Estados Unidos, un método común para formular una

solución hipobárica consiste en mezclar tetracaína en una solución

que va de 0,1 a 0,33% con agua estéril. Esto hace que la baricidad

de la solución sea menor de 0,9977, y permite obtener una anestesia

útil desde el punto de vista clínico. En la posición de decúbito

prono para procedimientos anorrectales, o en decúbito lateral para

reparaciones de cadera, suele bastar con 4-6mg de la dilución

hipobárica elegida. Existen pruebas de que la velocidad de inyec-

ción (0,02ml/s frente a 0,5ml/s) de la tetracaína hipobárica (0,2%)

influye en la distribución del fármac

o 102 .

Otro método para formular una solución seudohipobárica

consiste en utilizar bupivacaína al 0,5% calentad

a 103 .

Las pruebas

demuestran que la bupivacaína al 0,5% calentada a 37 °C, compa-

rada con la bupivacaína a 4 °C, presenta características hipobáricas

cuando el bloqueo se realiza a pacientes en sedestación. Los inves-

tigadores sugieren que la bupivacaína calentada proporciona una

distribución cefálica del bloqueo sensitivo más previsible, a dife-

rencia del fármaco frío o a temperatura ambiente. Otro fármaco

investigado como anestésico local subaracnoideo «clínicamente»

hipobárico es la lidocaína al 2%. Sus características fisicoquímicas

la convierten en un fármaco más isobárico que hipobárico; sin

embargo, algunos anestesiólogos la han encontrado útil en situa-

ciones reservadas en general para técnicas hipobárica

s 104 .

Cuando se planifica una anestesia raquídea isobárica, los

fármacos más elegidos en todo el mundo son la bupivacaína, la

ropivacaína y la levobupivacaína (en concentraciones de 0,5-

0,75%). Otro fármaco que se puede usar es la tetracaína. Se formula

en una solución isobárica, diluyendo las ampollas (20mg) con

LCR, e inyectando a continuación la masa de fármaco seleccionada

de forma isobárica.

Factores que influyen en la altura

del bloqueo

Más de 20 factores pueden influir en la altura del bloqueo anesté-

sico subaracnoideo

( cuadro 41-1 ) 105,106 .

En el

cuadro 41-2

se enu-

meran los factores documentados de mayor relevancia con

influencia en la altura del bloqueo. La edad tiene un efecto estadís-

ticamente significativo sobre la altura alcanzada, pero la diferencia

es pequeña cuando la altura se compara utilizando bupivacaína

isobárica entre la tercera y la novena décadas de la vida (es decir,

T9 para aquellos de 20-28 años y T6 para los mayores de 80

años

) 107,108 .

A diferencia de los requisitos de las dosis epidurales, el

peso no está relacionado con la altura alcanzada durante la anes-

tesia raquídea. La talla del paciente influye, si bien la contribución

es menor comparada con factores más relevantes. Del mismo

modo, no se ha demostrado que la velocidad de inyección y el

barbotage

de las soluciones isobáricas e hiperbáricas influyan sobre

la altura del bloqueo, aunque las velocidades de inyección en tales

estudios han sido superiores a 0,1 y 0,2ml/

s 109 .

Cada vez está más

claro que la dirección de los orificios laterales de las agujas raquí-

deas repercute en la altura del bloqueo, incluso con soluciones

subaracnoideas isobárica

s 110,111 .

Otras maniobras que no parecen

afectar a la altura alcanzada son la tos y los esfuerzos tras la inyec-

ción subaracnoidea del anestésico local. Esto guarda relación con

la física de los fármacos inyectados dentro de una columna cerrada

de LCR, que transmite de forma instantánea los cambios de presión

a través de la columna de LCR, como los que se producen al toser

o al estirarse

( cuadro 41-3 ) 105 .

Cuando se examinan otros factores más globales con influen-

cia sobre la calidad del bloqueo, al menos en algunos programas

de formación, el índice de fracaso subaracnoideo puede llegar a ser

de uno de cada sei

s 112 .

Para entender a fondo el índice de fracasos

hay que examinar la definición. Los investigadore

s 113

consideraban

como fracaso la necesidad de complementar el bloqueo con cual-

quier anestésico inhalatorio. Éste es un aspecto clave, ya que com-

plementar un bloqueo para obtener una anestesia regional

satisfactoria debe considerarse lo correcto, en lugar de constituir

un fracas

o 113 .

Estos datos destacan un factor significativo de los

bloqueos insatisfactorios, como es la ausencia de flujo espontáneo

de LCR una vez colocada la aguja. Evidentemente, se necesita un

cierto grado de experiencia para realizar con éxito una anestesia

raquídea, pero incluso en los programas de formación, esto no

debería prohibir la aplicación satisfactoria de una anestesia raquí-

dea, ya que el índice de fallos puede ser sólo del 1

% 55,85

.

Anestesias raquídea, epidural y caudal

1391

41

Sección III

Control de la anestesia

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Cuadro 41-1

 Factores relacionados con la altura del bloqueo

anestésico subaracnoideo

Características del paciente

Edad

Talla

Peso

Sexo

Presión intraabdominal

Configuración anatómica de la columna vertebral

Posición

Técnica de inyección

Lugar de inyección

Dirección de la inyección (aguja)

Dirección del bisel

Bombeo de la inyección

(barbotage)

Ritmo de inyección

Características del líquido cefalorraquídeo

Volumen

Presión (tos, esfuerzos, maniobra de Valsalva)

Densidad

Características de la solución anestésica

Densidad

Cantidad (masa)

Concentración

Temperatura

Volumen

Vasoconstrictores

Cuadro 41-2

 Factores que influyen en la altura del bloqueo

Factores controlables

Dosis (volumen× concentración)

Punto de inyección a lo largo del neuroeje

Baricidad de la solución anestésica local

Postura del paciente

Factores no controlables

Volumen de líquido cefalorraquídeo

Densidad del líquido cefalorraquídeo

Adaptado de Stienstra R, Veering BT: Intrathecal drug spread: Is it

controllable?

Reg Anesth Pain Med

23:347, 1998.