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rutin

a 109

. La biopsia hepática confirmó el diagnóstico de esteatosis

en el 64% de estos pacientes, la mayoría de los cuales eran obesos o

diabéticos o presentaban una historia de consumo excesivo de

alcohol. En un estudio posterior, Hay y cols

. 108

demostraron una

incidencia de esteatohepatitis del 21% en una población de pacien-

tes similar. Ambos estudios llegaron a la conclusión de que la hepa-

titis crónica y la cirrosis no pueden distinguirse de la esteatosis,

basándose únicamente en criterios clínicos de laboratorio o en cri-

terios radiológicos incruentos, ni en criterios ecográficos. En un

análisis retrospectivo de 135 pacientes que fueron sometidos a

resección hepática, Behrn

s 110

describió un aumento de la mortalidad

y de la incidencia de insuficiencia hepática postoperatoria cuando

la histopatología revelaba la presencia de hepatocitos con más del

30% de infiltración grasa. Brolin y cols

. 111

describieron una inciden-

cia del 6% de esteatohepatitis no alcohólica y de cirrosis subclínica

documentadas mediante biopsia en pacientes que iban a someterse

a cirugía de derivación gástrica; la mortalidad postoperatoria fue

mayor en los pacientes afectados que en los que tenían una histolo-

gía hepática normal. A pesar de las recomendaciones en contr

a 112

,

probablemente la esteatosis y la esteatohepatitis deberían conside-

rarse factores de riesgo significativos para la aparición de complica-

ciones postoperatorias, especialmente después de procedimientos

abdominales. Por esta razón, los pacientes con elevaciones crónicas

(

>

6 meses) asintomáticas de los valores de enzimas hepáticas debe-

rían ser evaluados exhaustivamente antes de una cirugía electiva.

Hepatitis crónica

La magnitud del riesgo anestésico o quirúrgico impuesto por las

formas crónicas de hepatitis se relaciona sobre todo con la gravedad

de la disfunción sintetizadora hepática asociada. Runyo

n 113

estudió

retrospectivamente a 20 pacientes asintomáticos con hepatitis crónica

B o C y que iban a ser sometidos a anestesia general o raquídea para

un total de 34 procedimientos quirúrgicos, la mayoría de los cuales

en zonas quirúrgicas alejadas del hígado. Los resultados de las pruebas

enzimáticas hepáticas no empeoraron en el postoperatorio, ningún

paciente experimentó insuficiencia hepática postoperatoria ni hubo

fallecimientos. En fechas más recientes, Higashi y cols

. 114

valoraron

el resultado postoperatorio de 119 pacientes con hepatitis crónica que

iban a someterse a resección hepática por un carcinoma hepatocelu-

lar (CHC) primario. Los pacientes con un deterioro más notable de

los resultados de las pruebas enzimáticas hepáticas tuvieron una

incidencia más alta de fallo hepático, CHC recidivante y muert

e 115 .

Estas observaciones sugieren la necesidad de llevar a cabo

un cribado exhaustivo en los pacientes asintomáticos con cualquier

forma de hepatitis crónica en busca de signos de disfunción hepá-

tica antes de una cirugía electiva; el INR es el indicador más sen-

sible de la gravedad del daño hepatocelular. Cuando no pueda

evitarse la cirugía deberán tomarse precauciones perioperatorias

meticulosas para mantener la perfusión hepática y evitar factores

que puedan precipitar una insuficiencia hepática, una encefalopatía

hepática o ambas (v. más adelante).

Cirrosis como factor de riesgo perioperatorio

La cirrosis constituye un síndrome de hepatopatía terminal carac-

terizado anatomopatológicamente por una fibrosis grave y por la

regeneración nodular del parénquima hepático (

v. cap. 57)

. El abuso

de alcohol continúa siendo la causa más común de cirrosis. Otras

etiologías son hepatitis crónica, cirrosis biliar primaria, hemocro-

matosis, enfermedad deWilson y cirrosis idiopática. Antiguamente,

el sistema de puntuación de Child-Turcotte-Pugh (CTP) era el

instrumento más utilizado para predecir el riesgo perioperatorio

en pacientes cirróticos que iban a someterse a cirugía abdominal,

excluidos los procedimientos de derivación portosistémica

( ta­ bla 56-1 ) 116

. Este sistema de puntuación asigna puntos según los valores de albúmina y bilirrubina séricas, el INR, el grado de ascitis y la

presencia y el grado de encefalopatía, y estratifica el riesgo en orden

de gravedad como clases A, B o C. Diversos estudios han empleado

este sistema para predecir el pronóstico perioperatorio de pacientes

cirróticos que iban a someterse a diversos tipos de cirugías.

Garrison y cols

. 117

evaluaron retrospectivamente el pronós-

tico en 100 pacientes con cirrosis comprobada histológicamente que

iban a someterse a cirugías, en su mayoría para procedimientos

sobre la vía biliar (colecistectomía, coledocotomía), pero también

para reparación gastroduodenal, resecciones de colon y de intestino

delgado y biopsias hepáticas abiertas. Se observó una mortalidad

quirúrgica global del 30% y una morbilidad perioperatoria adicional

del 30%; la principal causa de muerte fue el fallo multiorgánico por

sepsis (87%). Cuando se estratificó la mortalidad en las clases A, B

o C de CTP, la mortalidad fue del 10, el 31 y el 76%, respectivamente.

Excluida la clasificación de CTP, los autores también realizaron un

análisis multivariante de otras variables perioperatorias y concluye-

ron que la prolongación preoperatoria del tiempo de protrombina,

el descenso de la albúmina sérica y un recuento leucocitario total

mayor de 10.000/c

m 3

predecían un incremento en la mortalidad.

Por último, la mortalidad quirúrgica fue considerablemente más alta

en los pacientes que requirieron cirugía urgente frente a electiva (del

57 frente al 10%). En torno a una década después, Mansour y cols

. 118

analizaron retrospectivamente a 92 pacientes cirróticos que iban a

someterse a procedimientos abdominales y describieron unos resul-

tados casi idénticos, con tasas de mortalidad del 10, el 30 y el 82%

en pacientes de las clases A, B y C de CTP, respectivamente. Otros

estudios retrospectivos han confirmado también que el riesgo perio-

peratorio es excesivamente elevado cuando se realiza un procedi-

miento quirúrgico abdominal mayor, sobre todo en circunstancias

urgentes y en pacientes cirróticos de la clase C de CT

P 119-122

.

Por el contrario, Rice y cols

. 123

describieron la falta de capa-

cidad de predicción de la clasificación de CTP en pacientes con

insuficiencia hepática crónica que iban a someterse, no sólo a

cirugía abdominal sino también a injertos de derivación coronaria,

procedimientos ortopédicos así como a otras cirugías periféricas.

En este análisis retrospectivo de 40 pacientes, la prolongación

perioperatoria del INR y los signos clínicos de encefalopatía fueron

Anestesia y el sistema hepatobiliar

1909

56

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Tabla 56-1

 Sistema de puntuación de Child-Turcotte-Pugh modificado

Parámetros

Puntuación de Child-Turcotte-Pugh

modificad

a *

1

2

3

Albúmina (g/dl)

>

3,5 1,8-3,5

<

2,8

Tiempo de protrombina

Prolongación en segundos

<

4

4-6

>

6

Índice normalizado

internacional

<

1,7

1,7-2,3

>

2,3

Bilirrubina (mg/dl

)

<

2

2-3

>

3

Ascitis

Ausente Leve-moderada A tensión

Encefalopatía

Ninguna Grados I-II

Grados III-IV

*Clase A=5-6 puntos, B=7-9 puntos y C=10-15 puntos.

Para enfermedades colestásicas (p. ej., cirrosis biliar primaria), el valor de

bilirrubina es desproporcionado con respecto al deterioro de la función hepática

y debería realizarse una salvedad. En estos procesos se asigna un punto para

valores de bilirrubina menores de 4mg/dl, 2 puntos para un valor de bilirrubina

entre 4 y 10mg/dl y 3 puntos para un valor de bilirrubina superior a 10mg/dl.

De Pugh RNH, Murria-Lyon IM, Dawson JL y cols.: Transection of oesophagus for

bleeding of oesophageal varices.

Br J Surg

60:646-649, 1973.