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Sistemas de infusión

Infusión manual

Cuando se administra un anestésico en infusión intravenosa, el

régimen de la infusión se puede controlar por diferentes mecanismos,

que van desde una simple pinza Cair o un dosímetro de flujo (Dial-a-

Flo) hasta una compleja bomba de infusión mediante control de con-

centraciones finales. La simplicidad del diseño de los mecanismos no

se correlaciona obligatoriamente con la simplicidad de su uso, lo que

ha provocado avances en la tecnología en los sistemas de infusión.

Los sistemas de infusión se pueden clasificar como controla-

dores o como bombas de desplazamiento positivo. Como su nombre

indica, los controladores tienen mecanismos que controlan la veloci-

dad del flujo producido por la gravedad, mientras que las bombas de

desplazamiento positivo contienen mecanismos de bombeo activo.

Las bombas que más se utilizan para la administración intra-

venosa de anestésicos son las bombas jeringa de desplazamiento

positivo, que utilizan diversos mecanismos. Son muy precisas y

tienen unas características que las hacen apropiadas sobre todo para

la administración de anestésicos. Un importante avance ha sido la

introducción de sistemas en la bomba que permiten ajustar el peso

del paciente, la concentración del fármaco y la velocidad de infusión

en dosis/unidad de peso/unidad de tiempo, y la bomba calcula el

volumen de infusión/unidad de tiempo. Además, estas bombas per-

miten la aplicación de esquemas de infusión por fases (p. ej., el

esquema de dos fases de Wagner

) 63 ,

lo que permite programar en la

bomba una dosis de carga y una velocidad de mantenimiento.Nume-

rosas bombas jeringa permiten también el reconocimiento automá-

tico del tamaño de la jeringa. Otras mejoras adicionales son las

bibliotecas de diferentes tipos de fármacos, con sugerencias de esque-

mas de dosificación y alertas de dosis máximas. Con estos modestos

avances en la tecnología y en el diseño de las bombas, los anestésicos

intravenosos se pueden administrar de forma adecuada.

En la

tabla 18-6

se muestran las recomendaciones para la

administración de anestésicos intravenosos mediante las bombas

de infusión convencionales, basadas en modelos integrados far­

macocinéticos-farmacodinámicos. No obstante, debe ser la res­

puesta del paciente,mostrando si la anestesia es o no adecuada, la que

finalmente determine la velocidad de administración del fármaco. Las

personas responden de formas muy variadas a una dosis o concen-

tración determinada de un fármaco. Por tanto, es esencial ajustarlas

para conseguir un nivel adecuado de fármaco para cada paciente indi-

vidual. La concentración necesaria para proporcionar una anestesia

adecuada también varía según el tipo de cirugía (p. ej., cirugía super-

ficial frente a cirugía abdominal superior). Para el final de la cirugía se

necesitan menores niveles de fármaco, por lo que el ajuste requiere de

una juiciosa disminución progresiva de la velocidad de infusión hacia

el final de la cirugía para facilitar una recuperación rápida.

Si la velocidad de infusión se revela insuficiente para mantener

una anestesia adecuada, suele ser necesario administrar una dosis de

carga (bolo) y aumentar la velocidad de la infusión para conseguir

aumentar rápidamente la concentración del fármaco en el plasma

(y en la biofase). Algunas intervenciones también requieren concen-

traciones mayores del fármaco, en general durante períodos breves

(p. ej., la laringoscopia, la intubación endotraqueal o la incisión

cutánea) (v.

fig.18-3

).Por tanto,el esquema de infusión debe adaptarse

para alcanzar concentraciones mayores durante estos breves períodos

de estimulación intensa. Normalmente, con la dosis de carga inicial

se consigue una concentración de fármaco adecuada para la intuba-

ción endotraqueal, pero para otros procedimientos, como la incisión

de la piel, puede ser necesario administrar bolos adicionales.

Los esquemas de infusión, como los de la

tabla 18-6

, no se

aproximan a la conveniencia y la precisión de uso asociadas a la

administración de un anestésico inhalatorio mediante un vaporiza-

dor calibrado. Sin embargo, se puede conseguir este nivel de precisión

con el uso de los sistemas TCI (como el Diprifusor, que está dispo-

nible comercialmente). Estos dispositivos van más allá de las bombas

que permiten calcular, y constituyen verdaderas bombas «inteligen-

tes» que permiten la administración automática del fármaco.

Administración automática

La administración automática de fármacos supone que un instru-

mento electrónico o mecánico realiza el ajuste de la dosis, con inde-

pendencia de la intervención humana (a diferencia de los sistemas

manuales que ya se han explicado). El médico sólo elige el objetivo

deseado (p. ej., la concentración del fármaco y la respuesta clínica).

La forma más simple de administración automática de fármacos es

la programación de la dosis (ya sea en forma de bolo o de infusión),

y consiste en programar una infusión (normalmente calculada para

alcanzar una concentración única en la sangre o en el sitio de efecto),

que será ejecutada de forma automática por el microprocesador de

la bomb

a 71 .

Los dispositivos preprogramados tienen una utilidad

limitada para la anestesia intravenosa, porque no permiten que el

usuario varíe la concentración desead

a 72 .

En general, se pueden

emplear dos métodos para la administración automática de anesté-

sicos: los sistemas controlados por algoritmos (una forma de control

en asa abierta) y los sistemas en asa cerrada.

Términos y definiciones

Tanto los sistemas controlados por algoritmo como los sistemas en

asa cerrada necesitan un parámetro objetivo

( fig. 18-22 ) 73 ,

que se

define como un parámetro cuantificable (p. ej., la concentración plas-

mática, el porcentaje T1 del electromiograma, o el valor del índice

biespectral [BIS]) relacionado con el objetivo clínico (p. ej., el nivel

de anestesia, o el bloqueo neuromuscular). Así, el parámetro objetivo

es el valor (el objetivo) que el sistema automático tendrá que mante-

ner. La señal de retroalimentación es la medida (p. ej., el porcentaje

de T1 del electromiograma) o el valor predicho (p. ej., concentración

predicha en el sitio de efecto a partir de la simulación farmacociné-

tica) que resulta del proceso de administración automática.

La administración de fármacos mediante sistemas de infu-

sión de asa abierta resulta más útil cuando no se puede medir de

una forma fácil la señal de retroalimentación y es necesario el juicio

clínico para valorar el efecto del fármaco. El modelo es la relación

matemática (p. ej., farmacocinética) entre la dosis y la concentra-

ción predicha en el plasma y en el sitio del efecto del fármaco. Por

610

Farmacología y anestesia

II

Tabla 18-5

 Velocidad de infusión de los opioides para alcanzar

la concentración deseada

Fármaco

Concentración

plasmática

deseada (ng/ml)

Bolo

(

m

g/kg)

Velocidad

de infusión

(

m

g/kg/min)

Fentanilo (baja)

1

3

0,02

Fentanilo (alta)

4

10

0,07

Alfentanilo (baja)

40

20

0,25

Alfentanilo (alta)

160

8

0 *

1

Sufentanilo (baja)

0,15

0,15

0,003

Sufentanilo (alta)

0,5

0,5

0,01

Remifentanilo (baja)

2

0,5-

1 *

0,06-0,1

Remifentanilo (alta)

10

1-

2 *

0,3-0,5

*

Administrado como infusión rápida en 1-2 minutos.