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IV

tendencia a la obstrucción de la vía aérea superior (p. ej., síndrome

de apnea del sueño, obesidad mórbida). La ML es una opción

excelente para controlar la vía aérea cuando se plantean dificulta-

des para ajustar la mascarilla facia

l 534 .

Es raro realizar la intubación

traqueal (p. ej., finales del embarazo, diabéticos obesos). La dispo-

nibilidad de monitores cerebrales permite mejorar la capacidad del

anestesiólogo para ajustar los anestésicos y optimizar el momento

de emisión del estímulo convulsivo inducido mediante TEC en

casos refractario

s 535,536

.

Se debe ajustar con cuidado la dosis óptima de anestésico,

relajante muscular y simpaticolítico en función de las necesida-

des del paciente concreto, y los posteriores ajustes en la dosis

durante el ciclo de TEC debería basarse en las respuestas inicia-

les de los pacientes. Aunque Kellner defendió un abordaje

«modal» sencillo para la anestesia en el TE

C 537 ,

los pacientes

muestran amplias variaciones en su sensibilidad ante estos fár-

macos, según su edad, hábito corporal, fármacos tomados de

forma simultánea y trastornos médicos de base. Dado el elevado

número de ancianos con enfermedad cardiovascular de base

(p. ej., hipertensión, coronariopatía, enfermedad vascular perifé-

rica), es también importante un ajuste cuidadoso de los fármacos

simpaticolíticos más utilizados (p. ej., labetalol, esmolol, nicardi-

pina, clonidina) para mantener la estabilidad hemodinámica y

conseguir el mejor resultado posible del TEC. Los anestesiólogos

deben conocer los factores anestésicos que condicionan la dura-

ción de la actividad convulsiva porque la eficacia clínica de la

TEC radica en conseguir una convulsión adecuada en cada

sesión de tratamiento.

Criterios de alta

Alta tras la anestesia general y cuidados

anestésicos monitorizados

Los tres estadios de la recuperación tras la cirugía ambulatoria son

el precoz, el intermedio y el tardío (v.

cap. 75)

. Los estadios de

recuperación precoz e intermedia se producen en la unidad qui-

rúrgica ambulatoria o en consulta, mientras que la recuperación

tardía se corresponde con el reinicio de las actividades diarias

normales y suele suceder cuando el paciente está ya de alta en su

domicilio. La recuperación precoz es el intervalo durante el cual

los pacientes se despiertan de la anestesia, recuperan el control de

sus reflejos protectores y reinician una actividad motora inicial.

Durante esta fase de la recuperación, los pacientes son atendidos

en la URPA y el centro de día, donde se monitorizan con cuidado

las constantes vitales y la saturación de oxígeno y se administran

oxígeno suplementario, analgésicos o antieméticos en caso necesa-

rio. Las escalas de Aldrete modificada o de White se suelen emplear

para valorar si el paciente puede ser trasladado al área de recupe-

ración para la cirugía de dí

a 464,538 .

Sería ideal que la inmensa

mayoría de los pacientes ambulatorios cumplieran los criterios de

recuperación precoz en el propio quirófano y pudieran cumplir los

criterios de alta rápida de Whit

e 539 .

Durante el período de recuperación intermedia, los pacien-

tes suelen recibir cuidados en una silla reclinable y empiezan de

forma progresiva a deambular, beber líquidos, orinar y prepararse

para el alta (v.

fig. 68-1

). La elección de la técnica anestésica y el

uso adecuado de analgésicos y antieméticos postoperatorios influ-

yen en la duración de este período intermedio. Igual que sucedió

con el uso de la cafeína i.v. en el pasad

o 540 ,

un estudio preliminar

sugirió que el modafinilo, un fármaco que induce la vigilia, podría

reducir la fatiga postoperatoria y mejorar el estado de alerta en

pacientes que se recuperan de la anestesia general. Una recupera-

ción precoz (despertar) e intermedia prolongadas pueden aumen-

tar de forma significativa el coste global de la cirugía del paciente.

Los factores que predicen una estancia más prolongada en el hos-

pital de día son el sexo femenino, la edad avanzada, las interven-

ciones más largas, una pérdida de sangre importante, el uso de

opioides y relajantes musculares no despolarizantes, los episodios

de desaturación de oxígeno, el dolor postoperatorio, las NVPO y

la anestesia raquíde

a 25,541,542 .

El período de recuperación tardía empieza cuando el

paciente recibe el alta domiciliaria y persiste hasta que alcanza una

recuperación funcional completa y retoma las actividades norma-

les de la vida diaria. Aunque los anestésicos, los analgésicos y los

antieméticos pueden influir sobre la recuperación precoz e inter-

media, la propia intervención quirúrgica es la que más condiciona

la recuperación tardía (es decir, la capacidad del paciente de

retomar las actividades normales). Entre las recomendaciones

para un alta segura de la unidad de cirugía ambulatoria se inclu-

yen éstas: constantes vitales estables, recuperación del nivel de

orientación basal, deambulación sin mareo, dolor mínimo con

pocas NVPO y hemorragia mínima en el lecho quirúrgic

o 47 .

Los

principales cuerpos de acreditación de EE.UU. y Canadá exigen

que todos los pacientes quirúrgicos ambulatorios que reciben

sedantes y anestésicos tengan un acompañante que los lleve a su

casa y deben recibir instrucciones postoperatorias por escrito,

entre ellas indicaciones sobre con quién contactar si sufren algún

problema tras el alta.

Se ha desarrollado un sistema de puntuación para el alta más

objetivo que permite valorar y demostrar si el paciente está prepa-

rado para el alt

a 541,543 .

La denominada valoración de alta postanes-

tesia (PADS, por sus siglas en inglés) es un índice acumulativo

sencillo para medir si el paciente está preparado para ir a su domi-

cilio; se basa en cinco criterios fundamentales: 1) constantes vitales,

como presión arterial, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria

y temperatura; 2) deambulación y estado mental; 3) dolor y NVPO;

4) hemorragia quirúrgica, y 5) ingesta/eliminación de líquido

s 538

.

Los pacientes con puntuaciones de 9 o superiores y que cuenten

con un acompañante adulto se consideran aptos para recibir el alta.

Ya no se considera exigible que el paciente pueda beber y orinar

antes del alta. Se desarrolló un sistema de valoración para el alta

tras la anestesia en el que se eliminó el criterio ingesta/eliminación

y se consiguió un alta más precoz en un 20% de los pacientes estu-

diados

( tabla 68-15 ) 47

.

Los retrasos en el alta se relacionan de forma típica con sín-

tomas persistentes, como dolor, NVPO, hipotensión, mareo, marcha

inestable o falta de acompañant

e 543 .

El dolor excesivo y los vómitos

en el postoperatorio son las causas más frecuentes de retraso en el

alta de las unidades quirúrgicas ambulatorias y pueden provocar un

ingreso hospitalario inesperad

o 233

. La máxima incidencia de dolor

moderado a intenso se produjo en pacientes sometidos a interven-

ciones ortopédicas, generales o de cirugía plástic

a 373

.

Alta tras la anestesia regional

Los pacientes que se recuperan de la anestesia regional deben

cumplir los mismos criterios de alta que los pacientes que se

recuperan de la anestesia general. Sin embargo, estos pacientes

ambulatorios deben cumplir también criterios adicionales para

asegurar una deambulación segura si recibieron un bloqueo del

neuroeje o de un nervio principal de una extremidad inferior.

Cuando se realiza anestesia raquídea o epidural, se acepta en

general que la función motora y sensitiva se recupera antes que la

función simpática. El bloqueo residual de los nervios simpáticos

de la vejiga y la uretra puede ser causa de retención urinaria. Es

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Anestesia por subespecialidades en el adulto